Un elemento que favorece la implicación de las familias es las Escuelas de Padres y Madres, que consisten en cursos, talleres, charlas y coloquios que ofrecen conocimientos aplicados, ponen en común las dudas y cuestiones que tienen las familias y favorecen la interacción entre todos los agentes implicados en la formación de los niños y adolescentes.
En este nuevo Monográfico sobre Escuela de Padres y Madres, hemos preguntado a los expertos qué tipo de actividades demandan las familias y analizamos de qué forma mejora la implicación en la comunidad educativa.
Las Escuelas de Padres y Madres, un elemento para la mejora continua
En general, las Escuelas de Padres y Madres tienen como objetivo facilitar información y apoyo psicosocial y pedagógico para que las familias mejoren sus recursos relacionados con la educación de sus hijos. Pero no sólo eso, también son un punto de encuentro de personas con las mismas inquietudes y de profesionales de la educación, que pueden poner en común sus estrategias para garantizar el bienestar de niños y adolescentes.
Para Carme Thió de Pol. Psicóloga y asesora escolar y familiar, el objetivo principal de cualquier actividad formativa para padres y madres es reforzar y aumentar sus competencias educativas: de observación, de análisis, de reflexión y de intervención, para que adquieran o recuperen confianza en su capacidad para llevar a cabo su tarea de padres y madres.
Los expertos destacan que la necesidad de estas Escuelas recae en el hecho que las familias son los primeros responsables de la educación de los hijos y los conocimientos educativos no son innatos. Existen muchas formas de adquirir estos conocimientos (conferencias, libros y revistas, videos y películas, etc.), pero las Escuelas de Padres y Madres ofrecen la posibilidad de compartir la propia experiencia con otras familias y participar en actividades dirigidas exclusivamente a la franja de edad de los hijos.
¿Qué tipo de actividades demandan las familias?
La implicación de las familias en el entorno educativo de sus hijos es diferente según la familia y la etapa educativa. Los expertos coinciden en destacar que, salvo excepciones, la participación de los padres y madres en el contexto escolar disminuye a medida que los hijos crecen. Como hemos dicho anteriormente, las actividades formativas dirigidas a familias contribuyen a mejorar la implicación, pero para lograr la participación activa es necesario ofrecer actividades adecuadas y adaptadas a las necesidades de las familias.
A partir de los artículos recopilados en el monográfico hemos elaborado un listado de recomendaciones para mejorar las Escuelas de Padres y Madres:
- Actividades que respondan a demandas reales. Eulàlia Formiguera, técnica del Servei d'Educació de l'Ajuntament de Sant Cugat (Barcelona) reconoce que existe mucha oferta formativa dirigida a familias, por eso, lo necesario no es aumentar la cantidad sino acertar en la organización de las actividades, desde el punto de vista de los contenidos y del formato, para que respondan a demandas reales.
- Diferentes modelos de familia. El modelo de familia ha cambiado y la diversidad de alumnado genera nuevas situaciones entre escuela y familia. Eulàlia Formiguera afirma que las Escuelas de Padres y Madres deben dar respuesta los modelos diversos: teniéndolos en cuenta en el momento de exponer casos, programando actividades específicas y reflejando los cambios que ha experimentado la sociedad.
- Nuevas metodologías, dinámicas activas. Los expertos reconocen que las familias valoran más positivamente las actividades más participativas. Si en el aula se busca romper con la dinámica de un docente exponiendo los contenidos ante el alumnado que solo escucha, con las familias se debe hacer lo mismo. Es recomendable utilizar nuevas metodologías didácticas, actividades que requieran las TIC, dinamismo y programa abierto a las sugerencias y preocupaciones de los padres y madres.
- Predisposición de las familias. En su artículo, Alba García, Profesora adjunta en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), explica que para que la fórmula de la Escuela de Padres funcione siempre tiene que existir una predisposición por parte de los padres a aprender, a aceptar críticas y a reconocer posibles fallos o errores, así como aciertos. Por supuesto, para mejorar la predisposición de las familias también es necesario que la comunidad educativa ponga de su parte: horarios flexibles, actividades adecuadas y actitud colaborativa.
- Líneas de acción compartidas. Las Escuelas de Padres y Madres fomentan y refuerzan la relación entre las familias y los centros educativos. Los expertos se encuentran a menudo con una descoordinación entre la acción pedagógica familiar y la escolar. Las Escuelas de Padres y Madres son una buena estrategia para aproximar el contexto educativo y familiar y encontrar puntos en común para establecer una línea de acción compartida. La clave para lograrlo es la corresponsabilidad, entendida como el esfuerzo conjunto y la participación en el proceso educativo de todos los agentes implicados (familias, docentes, gestores, administración…)
- Mejorar la comunicación. Una de las principales quejas de las AMPAS es la dificultad en la comunicación entre el centro y las familias. Jesús Salido Navarro, Presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) afirma que necesitamos tener una mayor y mejor comunicación con los equipos directivos y con el profesorado de los centros educativos para ejercer de canal de comunicación, fijando objetivos comunes basados en las necesidades de toda la comunidad educativa. La comunicación debe ser bidireccional, familias y profesorado deben escucharse mutuamente e intercambian información y puntos de vista.
- Recursos para ayudar a tomar decisiones. La orientación académica y profesional debe ser uno de los objetivos de las Escuelas de Padres y Madres, ofreciendo información y recursos a las familias para que acompañen a sus hijos en el proceso de toma de decisiones.