En los países analizados, la jornada escolar termina en la franja horaria entre las 13.30 y 15.00, mientras que España e Italia la finalizan a las 17.00 y 16.30, respectivamente, en los casos de jornada partida. La flexibilidad de los horarios escolares ha generado debate en la comunidad educativa. Los centros públicos de algunas comunidades autónomas ya imparten sus clases en formato de jornada continua, mientras que en otras regiones mantienen la jornada partida. ¿Qué horario es mejor para los estudiantes?
En este primer monográfico sobre Flexibilidad de los horarios académicos hemos planteado a los expertos una serie de cuestiones: ¿Cómo se vincula la racionalización de los horarios escolares con la eficiencia académica?
¿Cuál es el horario escolar más adecuado? Los expertos opinan
Actualmente, el horario escolar continuo está implantado en los centros públicos de 14 comunidades autónomas, las únicas que no lo llevan a cabo y mantienen vivo el debate son Aragón, Catalunya, la Comunidad Valenciana y el País Vasco. El debate está servido, las familias, los centros educativos, las asociaciones sindicales y los gobiernos autonómicos tienen puntos de vista diferentes sobre el tema.
Este mes de octubre se publicaba la noticia que la Conselleria d'Educació valenciana evaluará los centros que aplican esta modalidad de horario para decidir si finalmente se aplica de forma generalizada. Cristina Álvarez, secretaria de Formación de FAPA-València (Federación Valenciana de Padres de Alumnos), afirma en un documento que con la concentración de las clases por la mañana pueden estar «en juego» el comedor o las actividades extraescolares.
Precisamente, la desigualdad que puede provocar en los niños en situación de dificultad social es uno de los principales motivos en contra de la jornada continua. El mismo documento de FAPA-València reconoce que «la jornada compactada sería perjudicial en entornos con pocos recursos sociales, económicos y culturales, porque reduce la oferta de actividades extraescolares de calidad y accesibles y limita la conciliación de vida laboral y familiar».
Luis Centeno, Director del Departamento Jurídico-Económico de Escuelas Católicas, afirma que «comprimir la jornada, no hace otra cosa que levantar un muro más entre "los que tienen" y "los que no tienen", entre jóvenes integrados y jóvenes en riesgo de exclusión social, por la sencilla razón de que "disminuye" el potencial del centro educativo al exagerar sólo uno de sus aspectos: el de ser un lugar donde "sólo" se va a clase».
La conciliación de la vida laboral de los padres y la familiar es otro aspecto destacado. Los actuales horarios laborales de los padres dificultan que los niños puedan estar a las 15h en casa. Para solucionarlo se proponen varias posibilidades:
- Flexibilidad en los centros educativos: Juan Antonio Planas, Presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y Orientador del IES Tiempos Modernos de Zaragoza afirma «es necesario flexibilizar muchísimo más la actual situación y ofertar a las familias diversas alternativas. Todas ellas deberían pasar por ampliar el horario de los centros educativos. Se facilita la conciliación de las familias cuando los centros educativos tienen el horario de apertura y de cierre mucho más amplio».
- Racionalizar los horarios laborales: Para José Luis Casero Gimón, presidente ARHOE, el primer paso sería racionalizar los horarios laborales, optando por la flexibilidad horaria y desterrando el presentismo en las oficinas. «Que en otros países exista este tipo de jornada es un hecho que está en relación directa con los horarios laborales de sus padres que al disponer en general de horarios más racionales (fin del trabajo a las 17 o 18 horas, medidas de flexibilidad horaria, etc.) pueden dedicar más tiempo a sus hijos».
Sin embargo, los expertos afirman que no hay estudios que evidencien estos resultados, ¿a qué estamos esperando?
Así pues, ¿existe el horario ideal? Sí, sería aquél que se adaptase a las necesidades educativas del alumnado, que favoreciese la conciliación familiar y que permitiese la igualdad de acceso a las actividades extraescolares. Por el momento, la mejor fórmula es seguir trabajando para lograrlo.