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Las competencias: punto de partida y norte del camino profesional

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Patricia Boquete, Técnica en Orientación Profesional del Servei de Pràctiques i Ocupació de la Universitat Abat Oliba CEU (Barcelona)
Toda enseñanza que sume experiencia al alumnado es importante, sobre todo cuando el contenido está enfocado a potenciar sus habilidades. Es evidente que la formación teórica es la base de toda enseñanza y carrera universitaria. Sin embargo, en los tiempos que corren, se están evaluando cada vez más las competencias y éstas forman parte de la formación informal.
 
¿Qué es lo que entendemos por competencia? La definición más consensuada a día de hoy es la capacidad de poner en práctica determinadas habilidades, conocimientos, valores y actitudes, relacionados entre sí, para desempeñar satisfactoriamente una labor de forma evaluable.
 
El informe Tuning elaborado en el año 2005, explica a la perfección de qué modo las competencias empezaron a ser de interés y a tomar importancia a partir de la aparición del plan Bolonia. Tal y como se extrae del informe,  las competencias permiten a las personas poner en práctica sus habilidades y potencialidades en relación a un ejercicio o actividad concreta. Ello se realiza de tal modo que se podrá evaluar la consecución del acto ejercido.
 
El análisis afirma que las competencias son claramente evaluables y valoradas y que no se dispone de ellas en su totalidad, sino por grados. Es por ello que su desarrollo debe ser continuo en su práctica y mediante la enseñanza y la educación. De hecho, a partir de la publicación del informe, se llegó a establecer un estándar de competencias para los diferentes grados universitarios.
 
Para que acabemos de situarnos, existen varios tipos de competencias (así como maneras de categorizarlas). Nosotros nos centramos en las competencias instrumentales, las sociales y las personales.
  • Instrumentales: competencias relacionadas con los conocimientos técnicos y lingüísticos, como son la informática y los idiomas.
  • Sociales: competencias centradas en las relaciones interpersonales. Las más comunes son el trabajo en equipo las habilidades y  la comunicación.
  • Personales: competencias basadas en las actitudes y las cualidades individuales. Entre ellas se encuentran un sinfín de habilidades. Si destacamos algunas, encontramos la responsabilidad, la orientación al logro, la creatividad, el autoaprendizaje, etc.
Cabe decir que el listado de competencias actual ha crecido y se valoran cantidad de aptitudes y actitudes. No sólo la enseñanza se está moviendo hacia un ámbito más práctico, sino que las empresas están valorando más las habilidades del candidato que el expediente académico. Además, tenemos y podemos aportar datos de  cuáles son las 10 habilidades que más demanda el mercado laboral este año 2015.
 
Al final, lo más importante, es que cuando uno recibe formación en competencias empieza a desenvolverse de manera más ágil. Saber que podemos identificar nuestras debilidades y fortalezas y el grado en que las manifestamos, nos hace ver cuáles son nuestras potencialidades y como mejorar nuestros puntos más débiles. Ello nos hará actuar de modo más confiado y es entonces cuando esta seguridad nos empujará a ponernos objetivos y conseguir consolidarlos.
 
La evidencia de estos métodos de aprendizaje se observa en la evolución personal y el desarrollo diario de la persona. Más allá de esto, en la carrera profesional, permite que su ejercicio sea coherente con sus actos y congruente con la empresa. Esto sucede cuando la persona reconoce sus valores y sus competencias y los relaciona con su fin profesional y/o personal. Es cierto que actualmente, incluso las instituciones también valoran los valores del futuro empleador y si son afines o no con el perfil de la empresa.
 
En los procesos de selección es cuando el beneficiario de este tipo de formación puede lucirse. Los reclutadores se han especializado en la selección por competencias. Por ello, durante la entrevista, lo más probable es que le pidan al candidato que enumere sus habilidades, las describa y las justifique con situaciones y hechos vividos. Este es el paso que da un alumno con formación informal. ¿Cómo justifico mis competencias?
 
Cabe decir que incluso con anterioridad al proceso de selección, por ejemplo, para un primer empleo, el estudiante ya es participe del valor de sus actos. La primera oportunidad que trasciende al alumnado es la demostración de sus habilidades durante el periodo de prácticas en una empresa. La puesta en escena de sus actitudes podrá incluso convertirse en un primer proceso de selección.
 
Sin embargo, no solo se trata de aprender o practicar las competencias. Acceder a su acreditación también es de ayuda tanto para el alumnado como para los empleadores. En el caso de las competencias informáticas y lingüísticas, el certificado es sencillo de conseguir a través de diferentes cursos y modalidades de aprendizaje y acreditación. A su vez, las competencias sociales y personales también se están evaluando mediante certificados de valoración. Estos normalmente son telemáticos y con ejercicios situacionales o de caso.
 
Cuando se han identificado las competencias base, las diferentes actividades formativas relacionadas con la orientación profesional, proporcionan al alumno las herramientas para danzar sobre las bases de su futuro. Tomar consciencia de dónde venimos, del momento en el que nos encontramos y de hacia dónde vamos es vital para salir exitosos de una entrevista de trabajo y sobretodo, para nuestro progreso personal.
 
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