Con todo, si hay un grupo poblacional en el que esta situación impacta de manera más dramática es en el de los jóvenes de 20 a 34 años, tal y como nos indican los datos actuales sobre población activa y desempleo del INE.
Varios son los condicionantes que afectan a este problema, aspectos que deben considerarse como retos de desarrollo antes que valorarlos como barreras a la inserción. Todos tienen la particularidad de que se reconocen tanto desde el punto de vista del tejido empresarial, como desde el punto de vista de la persona, pero en la mayoría de casos de manera distinta según el prisma desde el que se valoren. Algunos de los más importantes son:
- Equilibrio entre las necesidades del tejido empresarial y las motivaciones/preparación de los perfiles profesionales. Es decir, por un lado hay mucha demanda de ciertos perfiles como los tecnológicos, y pocos profesionales disponibles para suplir esas oportunidades, y por el contrario, existen muy pocas demandas de mercado de otros perfiles en los que hay muchos candidatos preparados.
- Adaptación entre las necesidades del mercado y el tipo de formación y conocimientos requeridos. No todos los puestos de trabajo requieren del mismo nivel de titulación universitaria o conocimientos específicos, y otros empleos, por el contrario, requieren de una preparación académica y técnica muy profunda. En este tipo de retos, por ejemplo, se engloban aquellas ocasiones en las que se demanda una formación universitaria por defecto aunque las tareas no lo requieran. Por otro lado, existen las famosas sobre cualificaciones en las que candidatos con más de una titulación universitaria no acaban de encajar en ciertas oportunidades por su elevado perfil.
- Velocidad de adaptación de la oferta formativa a los requisitos de conocimiento del mercado. Prácticamente cada día surgen nuevas profesiones, muchas de ellas directamente relacionadas o influenciadas con el desarrollo técnico-tecnológico o con la evolución de las necesidades de la sociedad.
- Concentración geográfica de las oportunidades de empleo. Hay algunas pocas zonas del territorio donde se localiza la mayor parte de las oportunidades de empleo, y otras por el contrario, donde prácticamente no existen.
- Dificultad de apostar por el potencial de las candidaturas antes que por los conocimientos. Habitualmente se suele sobreponer la experiencia funcional o sectorial de la persona a su potencial competencial o actitudinal de la persona. Aunque lo segundo también se valora, normalmente se hace una vez validado lo anterior.
- Cambio de paradigma hacia el trabajo por proyectos y su impacto en los modelos de relación empresa-trabajador. La sociedad cambia y la manera de hacer negocios también. Este hecho aplica directamente en el tipo de vinculación entre las empresas y sus empleados, y se ha visto reflejado, por ejemplo, en el tipo de herramientas de contratación, temporalidades, outsourcing, etc. Sin entrar a valorar los cambios en las políticas laborales, lo que está claro es el cambio de concepción de entender un trabajo como fijo a entenderlo como una gestión por proyectos, y la necesidad de crear una transformación, tanto de la manera de pensar de la persona como de las exigencias de la empresa.
- Gestión de expectativas y prioridades profesionales. Cada vez más, los profesionales tienen más claro el tipo de trabajo que quieren y cómo quieren realizarlo, y eso, en muchas ocasiones, no ha cambiado a la misma velocidad que los modelos de vinculación profesional exigidos por la empresa
- Gestión del esfuerzo vs. Retorno de la Inversión. Relacionado con el reto anterior, muchas veces el nivel de exigencia que las compañías piden a sus empleados por lo que están dispuestas a dar, no encaja con lo que los trabajadores consideran que aportan por lo que reciben, aspecto en lo que se incluye las condiciones salariales o los beneficios, entre ellos, la flexibilidad de horarios o el teletrabajo, por ejemplo.
Este proceso mejorará su empleabilidad, y se basa en algunos ejercicios básicos en los que debería profundizar, como por ejemplo:
- Dedicar tiempo a realizar un autoanálisis de su perfil, que le permita conocer los pormenores de sus conocimientos y habilidades, sus puntos fuertes y débiles, además de identificar sus motivaciones y expectativas.
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Informarse sobre las características y posibilidades del mercado laboral, tanto a nivel funcional como sectorial, y que implicaciones tienen:
- Sectores de Referencia
- Perfiles más demandados, de nueva creación y futuros
- Previsiones de crecimiento y tendencias de mercado
- Marcarse objetivos asequibles pero progresivos y constantes, que le permitan crecer de manera continua sin frustrar sus expectativas, en base al autoanálisis y al estudio de mercado elaborado previamente.
- Flexibilizar sus parámetros y expectativas iniciales a cambio de obtener beneficios que a priori podría no haber valorado, por ejemplo en aspectos como la movilidad geográfica, las formas de retribuir, las posibilidades de desarrollo profesional futuro, etc.
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Conocer los canales a través de los cuales se mueven las oportunidades laborales y participar en actividades:
- Servicios de Carreras Profesionales y Bolsas de Empleo de sus centros de formación
- Eventos de networking (ferias de empleo, hackathon, breakfast, etc.)
- Canales de difusión de ofertas, tanto generalistas como específicos
- Asociaciones de Empresas, etc.
- Formarse continuamente, tanto en conocimientos específicos, actualizaciones y aspectos técnicos, como en habilidades transversales, como la gestión de proyectos o los idiomas.
- Crear una atractiva marca personal, tanto en entorno offline, como sobre todo, online, participando tanto en redes de conocimiento y contenido, como en actividades y eventos.
Paralelamente a estas prácticas, existen ya actualmente muchas iniciativas y modelos liderados en la mayoría de los casos por jóvenes innovadores que están impactando directamente en la transformación del mercado, como por ejemplo:
- Desarrollo de nuevas profesiones. La gran mayoría de los que actualmente conocemos como nuevos perfiles profesionales, se han creado por necesidades generadas en negocios incipientes liderados por jóvenes, que posteriormente se han transformado en necesidades universales de mercado.
- Potenciación del Entrepreneurship. Cada vez más existe una cultura del emprendedor/a, y el volumen de actividades, servicios, propuestas, líneas de conocimiento y negocio vinculados con este modelo de desarrollo profesional han crecido exponencialmente. El impacto de este crecimiento ha hecho cambiar en muchos sectores el tipo de vinculación profesional, el tipo de colaboración entre empresas y profesionales, o la apuesta por el potencial más que por los conocimientos técnicos. Una buena alternativa de crecimiento y generación de marca personal.
- Incremento en el desarrollo de proyectos colaborativos. Esta metodología de desarrollo de proyectos está cambiando incluso el modo en el que entendemos actualmente una empresa (y la que la entenderemos en el futuro), y en muchas ocasiones tiene su origen en eventos de desarrollo de actividades o ferias.
Lo que está claro, es que hay tantos retos entre la coyuntura del mercado laboral y las motivaciones de los jóvenes, como alternativas disponibles y por conocer en el futuro para superarlos, por lo que más allá de valorarlos como un impedimento, deben considerarse una oportunidad para crecer individual y socialmente.