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Barreras que dificultan la inserción de los jóvenes ¿Cómo podemos superarlas?

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Marisa García Maíz, Pablo Chust Hernández, Francisco Javier Tortajada Blanca y Ángela Gómez Seguí; Servicio de Orientación de la Universidad Católica de Valencia
El paro entre los jóvenes es uno de los temas más preocupantes de nuestra sociedad. No sólo los jóvenes sin estudios sufren esta lacra sino también los graduados universitarios, jóvenes con Formación Profesional o sobrecualificados ocupan las listas de parados de nuestro país. Los empleos seguros y estables, antaño habituales, se han convertido en puestos impensables para la juventud actual.
 
Existen varios factores que han ido contribuyendo a dicha situación. Un estudio reciente de la consultora McKinsey refleja que la principal problemática de nuestro país con respecto al desempleo juvenil es la carencia de puestos de trabajo. Y es que nuestros jóvenes se encuentran con ciertas dificultades a la hora de buscar empleo. A continuación, se exponen algunas de estas dificultades, bien conocidas por todos, y se plantean actitudes y estrategias para poder superarlas.
 
Es cierto que actualmente hay menos oportunidades de trabajo que hace unos años, y es que la crisis económica ha provocado una reducción de demanda laboral por parte de las empresas.
 
Según el informe anteriormente nombrado, en España la Formación Profesional está considerada como inferior a la universitaria, por lo que son muchos los que actualmente realizan estudios superiores intentando acceder a mismos puestos de trabajo.
 
Estos dos motivos generan sin poder evitarlo una mayor competitividad a la hora de buscar empleo.
 
Ante estas dificultades, se han ido creando varias medidas de ayuda: fomentando contrataciones temporales, favoreciendo el autoempleo, etc. No obstante, resulta labor del joven hacerse destacar sobre el resto de candidatos a la hora de buscar trabajo. Una buena recomendación es realizar lo que en empresa se conoce como un análisis DAFO propio (Debilidades-Amenazas-Fortalezas-Oportunidades), teniendo en cuenta a nosotros mismos como producto de estudio y analizando así nuestras ventajas e inconvenientes internos y externos frente al mercado laboral y la búsqueda de empleo.
 
Los recién graduados, en primera instancia, suelen carecer de experiencia profesional, así como de ciertos conocimientos y habilidades que pueden caracterizar a aquellos profesionales con mayor práctica laboral.
 
Para ello, es importante que las universidades favorezcan provechosos periodos de prácticas durante el grado. Cuantas más experiencias de prácticas realicen mejorará el desarrollo de habilidades demandadas en futuros, además de ser una buenísima estrategia de marketing para el currículo profesional.
 
La crisis también ha afectado al poder adquisitivo de las familias de tal forma que les resulta muy difícil subvencionar los estudios superiores universitarios, ya no sólo por el coste propio de dichos estudios sino por lo que conlleva la manutención durante esos años, el coste de la vida, etc.
Existen muchas becas que ayudan a los estudiantes a sufragar todos o gran parte de los estudios, así como ayudas a premios que favorecen a los estudiantes con excelentes resultados. Informarse de todas ellas, así como no alargar el periodo de estudio más de lo necesario, evitará que ese coste sea superior.
 
Normalmente, a la mayoría de estudiantes recién graduados les invade una falsa sensación de incapacidad para ejercer las funciones propias de su profesión. Muchos sienten no haber desarrollado todas las habilidades necesarias para la práctica profesional, pero la realidad es que los grados actuales facilitan a los alumnos el acceso a experiencias que les dotan de estas competencias. Competencias que les permiten mejorar su empleabilidad, además de proporcionarles las estrategias necesarias para realizar una búsqueda de empleo eficaz. Estaríamos hablando de:
 
-Varias experiencias de prácticas profesionales a lo largo de su formación académica.
 
- Visitas a instituciones y actividades extra-académicas que fomenten nuevos contactos y relaciones interprofesionales, de modo que los alumnos puedan conocer varios sectores de su ámbito laboral así como profesionales que el día de mañana le puedan servir de contacto.
 
-Enseñarles y fomentar el uso de nuevas tecnologías para darse a conocer profesionalmente: linked-in, blogs… Esto resulta muy ventajoso para esta población juvenil ya que tienen por lo general una capacidad muy desarrollada para adaptarse a los cambios tecnológicos.
 
- Realizando una especialización dentro de su formación profesional. No se trata de conseguir titulaciones académicas, sino de que mantengan una actitud de aprendizaje continuo que posibilite ir adaptándose a la demanda del entorno laboral actual. Para este factor, es muy importante la automotivación.  Según estudios recientes, se exige una formación técnica general pero con una base en informática, idiomas, habilidades, etc, siendo luego la empresa la encargada de adecuar dicha especialización según su interés. Cada vez más se demanda un perfil de trabajador que esté más capacitado profesionalmente, que sea polivalente en sus funciones y con una mayor flexibilidad contractual.
 
- Experiencias en el extranjero, voluntariados, también están bien valorados
 
-Cabe recordar la importancia de haber desarrollado durante la formación académica, formación en idiomas que se estén exigiendo en el sector laboral (inglés e idioma autonómico en educación; chino, inglés y/o alemán, en el sector empresarial, etc.)
 
-También es importante, que en todas las disciplinas se trabaje desde las instituciones académicas, aquellas herramientas y formación necesaria que capacite a los estudiantes a ser buenos emprendedores innovadores que les empodere para ir modificando el mercado laboral. Una de las herramientas para los emprendedores es mediante el crowdfunding; es decir, la financiación por parte de terceras personas para conseguir dinero y/o recursos y así lanzar productos, realizar ideas, etc. que promuevan y vayan cambiando ciertas características del actual mercado.
 
Por tanto, tras comentar estos aspectos que dificultan la inserción laboral de nuestros jóvenes e intentar promover alternativas que los superen, concluimos valorando como fundamental que los jóvenes sean capaces de ver las oportunidades que cada sector puede llegar a ofrecernos. Deberíamos poder responder a esta pregunta: "¿qué sectores o ámbitos, dentro de mi profesión, van a tener demanda en un futuro próximo?". Por ejemplo, en la rama de sanidad, podríamos pensar en enfermería y observar cómo la geriatría es un sector que está creciendo. Cada vez hay más ancianos, mayor esperanza de vida y, por ende, mayor número de enfermedades relacionadas con la edad. Si, por otro lado, nos centramos en el sector empresarial, podemos observar cómo idiomas como el chino o el indio pueden ser, a corto-medio plazo, idiomas necesarios dados la expansión de estos países.
 
No olvidemos que la emigración también tiene sus oportunidades. No únicamente como consecuencia de la crisis podemos emigrar, sino también por motivos profesionales y personales, y esto está bien valorado por las empresas. Del mismo modo, la movilidad nacional también puede darnos grandes oportunidades de empleo. El paro no está igualmente distribuido en todos los pueblos y ciudades, si bien en unos la tasa de paro es muy elevada, en otros puede estar incluso por debajo de la media. Esto dependerá del sector profesional.
 
En definitiva, a pesar de estar inmersos en un proceso de cambio de modelo económico donde los últimos años los jóvenes han sufrido ciertas dificultades existen posibilidades alcanzables para adaptarse y mejorar la situación actual.
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