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Una nueva generación de pizarras digitales en las aulas

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Eugeni Chafer, Consultor educativo y formador
Desde que en 1991 se comenzó a comercializar a producir la primera pizarra digital interactiva. hasta la actualidad han pasado más de veinte años. En este tiempo esta herramienta tecnológica ha pasado de ser una rareza a generalizarse en nuestros centros educativos, especialmente desde la puesta en marcha de los proyectos 1×1 (educación 2.0. o educat 1x1). A pesar de la normalización de su presencia en las aulas sigue existiendo un debate tanto en nuestro país como fuera de él —al igual que pasa con otras tecnologías aplicadas en el entorno educativo— sobre el impacto real y la utilidad que pueden tener sobre los procesos de aprendizaje.
 
Después de la multitud de investigaciones realizadas es difícil establecer una conclusión categórica. Se han detectado y detallado numerosos argumentos a favor de los beneficios que puede proporcionar en los procesos de aprendizaje y enseñanza, pero esto no ha hecho desaparecer algunos de los argumentos en contra de su uso. Aunque a simple vista puede parecer que es una tecnología estancada que ha llegado a su madurez, los lista de ámbitos de mejora que enumeran sus detractores han proporcionado un incentivo permanente para que la industria de la tecnología educativa no haya dejado de investigar y evolucionar tanto el hardware como el software para dar respuesta a estas necesidades.
 
Un aspecto ha sido superar los límites que imponía la tecnología en la que se basaban los primeros modelos de pizarras —número de usuarios simultáneos, tamaño, uso de proyectores… Otro ha sido la evolución del marco pedagógico y tecnológico en el que se deben integrar las PDI. Por un lado pedagogías más activas y más enfocadas en la construcción de conocimiento por parte de los alumnos, menos centradas en la entrega de contenidos por parte del profesor. Por otro, la expresión tecnológica de esta corriente se ha concretado, entre otros enfoques, en la expansión de entornos 1x1 (un alumno, un ordenador), sea en un modelo BYOD (Brig Your Own Device, dispositivos de los alumnos) o con dispositivos propiedad del centro. Nos proponemos en este artículo revisar algunas de las respuestas que la industria de la tecnología educativa está ofreciendo la actualidad y que han aparecido en los últimos meses.
 

Migración tecnológica
 
En los últimos años dos factores han sido los causantes de un cambio tecnológico profundo en el diseño de las pizarras digitales. Uno es la generalización entre la población de dispositivos multitáctiles. A pesar de que existía ya el tablet PC, la aparición en los últimos años de las tecnologías multitáctiles gracias a la irrupción de smartphones y tabletas ha modificado la manera en que los usuarios relacionan con con el contenido digital. Una consecuencia de este proceso es que los sistemas operativos han incorporado la posibilidad de ser gestionados desde dispositivos multitáctiles (pantallas o tabletas gráficas) en Windows desde la versión 7 y MacOsX desde la versión Lion).
 
El segundo ha sido motivado para dar respuesta a una de las criticas más utilizadas por los docentes en el momento de incorporar la pizarra digital en el aula: la imposibilidad de que diversos usuarios escriban simultáneamente. Esto ha obligado abandonar las primeras tecnologías usadas en la primera generación de PDI: resistiva, electromagnética o por infrarojos/ultrasonidos, para usar tecnologías ópticas que permiten la detección de múltiples puntos de interacción en la superficie activa de trabajo. Gracias al uso de cámaras situadas en las esquinas de las pizarras hemos pasado a dispositivos con 2 y 4 toques. Pero más allá, en la actualidad el uso de sensores led a lo largo de los bordes de la pizarra, permite disponer de pizarras digitales con 10 o más toques simultáneos. Este tipo de tecnologías ha permitido imaginar otros conceptos de herramientas interactivas y diseñar nuevas metodologías para la educación infantil donde el uso de las pizarras digitales se adapta menos a los alumnos por sus dimensiones. Sea como mesas de interactivas de trabajo colaborativo o dispositivos que utilizan sensores de movimiento para incorporar interactividad a una proyección sobre el suelo.
 
El tamaño sí que importa
 
Uno de los ámbitos en los que se necesitaba una solución era la limitación de tamaño de las pizarras digitales. La mayor parte las unidades instalados de nuestro país y en general en el resto del mundo son de 77 pulgadas. Ese tamaño es adecuado para aulas pequeñas y medianas, pero se queda corto para aulas con capacidad por encima de las de 20 o 30 personas. Por otro lado siempre nos hemos encontrado con profesores que sea por la naturaleza de su materia (especialmente matemáticas y ciencias) o por la metodología que usaban, que reclamaban una superficie mayor de trabajo.
 
Un primer paso fue la aparición hace unos pocos años de los proyectores interactivos. Adaptando la antigua tecnología de infrarrojos algunos fabricantes de proyectores hicieron posible trabajar con proyecciones interactivas que superaban el tamaño de una pizarra digital de 77" pero con el inconveniente de pérdida de fiabilidad en el trazo y la dependencia permanente del uso de un bolígrafo activo y frágil. La mejora de las tecnologías ópticas permitió la aparición hace unos tres años el primer proyector interactivo táctil que además amplió la superficie de trabajo hasta las 100" y dos toques. En 2015 esto ha sido superado con la presentación de soluciones que alcanzan las 135 pulgadas y 10 toques con tecnología de sensores led. Estos dispositivos ofrecen al fin, a los docentes que lo reclamaban, un entorno de trabajo suficientemente grande equiparable a las pizarras de aula tradicionales de 3 x 1,20 mt con una alta precisión y fiabilidad. Y esto no acabará aquí. Se anuncian sistemas de diversos proyectores interactivos combinados en una sola proyección lo cual posibilitará grandes paneles de proyección interactiva multitáctil que superaránlos 6 metros de ancho.
 
Capítulo a parte merecen las pantallas LCD interactivas. Las tecnologías capacitivas (tabletas y móviles) y ópticas ya hace tiempo que se usan con las pantallas LCD que se fabrican en tamaños de 100 o más pulgadas. Hasta ahora la falta de implantación de esta tecnología en el ámbito educativo se debe exclusivamente al alto coste de este tipo de unidades, pero en los últimos meses diferentes fabricantes están apostando decididamente por ofrecer una gama asequible de soluciones adaptadas a este entorno, donde las veremos cada vez com mas frecuencia.
 

Soluciones en el software
 
Junto con la evolución del hardware los fabricantes líderes del mercado han adaptado su software a las nuevas necesidades que se dan en las aulas. Si hasta hace poco el software de pizarra digital era poco más que un rotafolios digital con una galería de recursos (imágenes, videos, audios…) en la actualidad ofrece a los docentes multitud de recursos y herramientas pensadas para poder satisfacer cualquier necesidad de la gestión digital de los contenidos y los procesos educativos.
 
La estrategia de uso de complementos instalables de forma autónoma, siguiendo el modelo que últimamente han popularizado los navegadores web, permite ampliar y personalizar la experiencia de uso del software. Se puede adaptar a diferentes entornos con gran facilidad a la vez que permite incorporar herramientas no diseñadas inicialmente para la pizarra digital.
 
Otra mejora considerable ha sido la Integración de HTML5 como substituto de Flash en objetos interactivos lo que abre de nuevo una ventana enorme de integrar herramientas de la web 2.0 dentro de las actividades creadas en el software de pizarra digital.
 
Otra linea de mejora es la integración de herramientas colaborativas que permiten la participación de los alumnos a través de sus dispositivos —móviles, tabletas o ordenadores— sea generando contenido nuevo, interactuando con el existente o respondiendo a preguntas del profesor que ya están disponibles en la mayor parte de las opciones
 
Finalmente está llegando una nueva generación de software web online que por su naturaleza facilita enormemente la gestión de los centros. No hay actualizaciones, instalaciones, versiones diferentes según los sistemas operativos, gestión de múltiples licencias… Son independientes del dispositivo y además combinan herramientas de pizarra digital con las plataformas colaborativas y la gestión compartida de archivos.
 
En resumen, las pizarras digitales son una tecnología que está entrando en una nueva fase de desarrollo donde se busca, gracias a nuevas tecnologías interactivas y nuevas metodologías de aplicación, dar respuesta a la diversidad de escenarios que se dan en las diferentes etapas y ámbitos del sistema educativo: desde la educación infantil a la universidad.
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