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Los Centros Especiales de Empleo (CEE) son empresas cuya finalidad es la integración laboral y social de personas con discapacidad
Artículo de opinión
El sector de la discapacidad es objeto en España de una regulación exhaustiva que ha dado como fruto un nuevo escenario para las personas con deficiencias o minusvalías. En este sentido cabe destacar la labor realizada en este sector por los Centros Especiales de Empleo (CEE) entendidos como estructuras productivas que permiten incorporar a las personas discapacitadas en el mercado laboral. Los CEE fueron creados por la Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social de Minusválidos como instituciones de integración laboral en base a su grado de minusvalía y desde entonces han jugado un papel fundamental en la normalización de la incorporación al mercado laboral de las personas con discapacidad.
1. Principales retos a los que debe hacer frente un Centro Especial de Empleo
El gran avance de los CEE ha sido el de funcionar como empresas normalizadas que actúan en el mercado siendo su objetivo principal proporcionar a los trabajadores minusválidos un puesto de trabajo remunerado y adecuado a sus características personales.
Los CEE apuestan por la profesionalización de su modelo de gestión basado en una fórmula que permita aunar la rentabilidad económica con la excelencia en el empleo para las personas con discapacidad. Esta conjunción hace necesaria la compatibilidad de la rentabilidad social y económica, es decir que la gestión de las personas no impida obtener beneficios económicos a través de la denominada sostenibilidad económica del sistema. Todo ello debe enmarcarse en un escenario de plena igualdad que sólo será posible alcanzar a través de un sistema normativo adecuado que contemple esta realidad y que permita normalizar el mercado de empleo protegido.
Es por ello fundamental que la sociedad sea consciente de que la discapacidad no significa exclusión social, y que un gran número de personas discapacitadas pueden incorporarse en el mercado de trabajo.
El reto por tanto es la profesionalización del sector y su implantación en empresas que creen riqueza y empleo mejorando los niveles de integración laboral de las personas discapacitadas mejorando sus niveles de empleabilidad e incrementando su autonomía.
2. Acciones que contribuyen a mejorar la integración laboral de las personas con enfermedad mental
Las acciones que contribuyen a mejorar la integración laboral de las personas con enfermedad mental parten del apoyo educativo integral a través de proyectos individualizados de atención que contemplen el desarrollo de las capacidades de cada participante. Así mismo estos programas deben estimular la participación social desde el ámbito profesional, formativo y relacional.
Para ello es importante olvidar el modelo asistencialista en el que son los promotores de los proyectos quienes consideran que es lo que los beneficiarios quieren y necesitan. Lo que debe buscarse en la actualidad es la implicación de los receptores que contribuirán de este modo a sacar adelante sus iniciativas.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el del acompañamiento educativo a estas personas, lo que significa establecer un programa que permita el seguimiento y apoyo del día a día, así como el asesoramiento y orientación en aspectos tanto cotidianos como específicos que tengan como horizonte la autonomía y el empoderamiento de cada sujeto.
Todo ello debe además incorporar el fomento de la participación comunitaria teniendo en cuenta las necesidades detectadas en el colectivo beneficiario, las necesidades de las empresas, así como las cifras de desempleo actuales y las perspectivas ocupacionales futuras. Esto supone la mejora de competencias y la intervención comunitaria que garantice la participación ciudadana y de los diferentes agentes comunitarios vinculados al territorio. Se trataría en definitiva de devolver el beneficio a la propia comunidad con servicios que den respuesta a necesidades sociales actuales y específicas que reviertan en la propia sociedad.
Los beneficiarios, ya no son únicamente receptores de servicios, sino que a la vez se convierten en agentes activos que participan también en la resolución de problemáticas sociales que afectan a la comunidad, siendo también, una vía más de empoderamiento, profesionalización y adquisición de aprendizajes que podrán ser transferibles al mercado laboral.
La metodología de trabajo a utilizar con las personas con discapacidad mental es la del desarrollo de competencias. Este método permite facilitar la valoración de los aprendizajes realizados por las personas en ámbitos no formales, es decir, mediante este sistema de competencias, los aprendizajes se pueden hacer visibles y, sobre todo, adquieren valor al conectar las capacidades adquiridas con las competencias necesarias para poder operar en el ámbito laboral.
En resumen, las acciones que se proponen buscan favorecer la inclusión y la inserción socio laboral de las personas con discapacidad mental mediante el apoyo y la generación de estrategias comunitarias y de empoderamiento de estos colectivos mediante el fomento de la autonomía de las personas a través de:
1. La adquisición y desarrollo de las habilidades básicas para la vida a través de la definición y el desarrollo de un proyecto de acción vital que contemple los diferentes ámbitos de la persona desde una óptica personal, socioeconómica y laboral.
2. Facilitando la mejora de la empleabilidad de las personas con discapacidad mental a través de itinerarios de acompañamiento en sus procesos de inserción socio laboral.
3. Movilizando los diferentes agentes (recursos sociales y comunitarios, asociaciones, tejido empresarial, etc.) para generar nuevas fórmulas de colaboración e implicación en los procesos de inserción socio laboral de estos colectivos.
4. Potenciando su participación ciudadana generando respuestas a las necesidades sociales que contribuyan a la vez al desarrollo de competencias y habilidades que faciliten los circuitos de acceso al mercado laboral.
Con todo ello será posible el desarrollo de estrategias y habilidades personales que permitan desarrollar aspectos a nivel personal, emocional y social, mejorando su integración en la comunidad así como su empleabilidad en el mercado de trabajo ordinario al tiempo que se generen nuevas dinámicas más efectivas de trabajo coordinado y complementario con los diferentes agentes sociales implicados en los procesos de inserción.
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