Por tanto debemos ser conscientes de que nos encontramos en un entorno de competencia que requiere establecer estrategias de marketing y comunicación tendentes a, entre otros, los siguientes objetivos:
- Obtener notoriedad
- Dar a conocer nuestra oferta educativa
- Posicionarnos en el mercado con una oferta diferencial, tanto institucional como educativa
- Fidelizar al alumno actual para conseguir retenerle para futuros estudios
Como instituciones, debemos tener en cuenta en todo momento cómo se nos percibe por parte de nuestros públicos, tanto en nuestro comportamiento como en el nivel de calidad de nuestra oferta académica, de forma consistente en el tiempo. Ello implica que todas nuestras acciones de marketing deben ser coherentes. Así las cosas, los planes de marketing no solo deben tener en cuenta el producto, precio, etc. sino que deben integrar otras variables que aporten solidez a la oferta completa, como pueden ser la imagen y culturas corporativas, comunicación y RRPP, publicidad, elementos de apoyo a venta como catálogos y folletos, presencia en ferias y muchas más cosas.
En el caso de la universidad, de todo lo anteriormente apuntado, la comunicación es quizá uno de los temas críticos a la hora de presentar la institución al mercado. De nada sirve invertir grandes sumas en publicidad o promoción si no llegamos a ser visibles mostrando nuestra capacidad generar conocimiento, cercanía al mundo de la empresa, innovación e investigación, cuestiones que casi se exigen a la universidad en la actualidad. Es fundamental que la comunicación institucional sea coherente con el ideario del centro, que esté de acuerdo con la cultura corporativa y que transmita de una forma clara y atractiva los rasgos diferenciales de la institución. Para ello, el tono de nuestra comunicación debe ser determinante, así como la elección de los temas y el tratamiento de los mismos. No se trata simplemente de salir en los medios sino de promover unos contenidos, ya sean sobre eventos, colaboraciones, investigación o responsabilidad social, que transmitan perfectamente nuestra propuesta de valor y la hagan llegar a la sociedad.
Asimismo, los canales escogidos deben tener en cuenta nuestros públicos para maximizar nuestra comunicación. Una máxima del marketing es estar presente donde nuestros públicos estén, y esto es totalmente aplicable a la comunicación. Nuestra presencia y contenidos deben ser relevantes para nuestros públicos, y para ello debemos utilizar los canales que accedan a los mismos de forma más eficiente, lo que, por supuesto, implica una utilización intensa y coherente de los medios online y por supuesto las redes sociales.
En definitiva, no se puede comprender una estrategia de marketing educativo en la actualidad sin contar dentro de ella con una estrategia de comunicación eficiente, que sea capaz de poner en el mapa a nuestra institución transmitiendo su oferta diferencial a nuestro público objetivo y utilizando los canales adecuados para ello. Y una estrategia de comunicación eficiente no se concibe separada de los objetivos de marketing institucionales, pues debe apuntalar estos objetivos generando sinergias con el resto de las acciones y maximizando el mensaje global.