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"Aprender a saber movernos por nuestra vida no es tarea fácil, pero tras la jubilación aún resulta más complicado"
Entrevista
Sintetizando podríamos considerar que impera la necesidad de la autoconstrucción de una brújula interna que permita a uno moverse por el tiempo y el espacio tras la jubilación con la máxima capacidad de encontrar y encontrarse equilibrios, sabiendo optimizar los recursos al alcance. Dicha brújula es necesaria en todas las etapas de nuestra vida, pero resulta especialmente imprescindible ahora, cuando las rutinas, esquemas y patrones socio-laborales y demás luchas vitales de crecimiento y posicionamiento comunitarios se diluyen y los patrones propios, mucho más independientes, pueden ejecutarse con relativa frecuencia, ahora, cuando ya no es necesario a esperar a zonas de ocio y vacaciones para movernos con menos límites y fronteras como si ocurría en nuestra vida activa laboral.
La experiencia en este campo nos cuenta una vez y otra que, sean cuales sean los recursos disponibles, no siempre se llega a saber usarlos de forma satisfactoria. La experiencia también nos alerta que son muy pocos los precavidos en elaborar esa brújula durante la madurez, mucho antes de tener que precisarla.
Aprender a saber movernos por nuestra vida no es tarea fácil, pero tras la jubilación, cuando las reglas del juego se diluyen, aún resulta más complicado. Saber escucharnos para elaborar en el día a día un periplo cuantitativa y cualitativamente satisfactorio precisa de esa orientación interna y creemos que es básico insistir en ello preventivamente y hacer de las zonas de ocio a lo largo de la vida de algo realmente importante y significativo, dado que eso que antaño fue ocio puede ser que algún día se convierta en nuestra primera ocupación.
No todo sirve para todo el mundo y la cuestión que nos debe preocupar no es la de ocupar, sea como sea, el tiempo. Se trata de que uno sepa aprender a filtrar toda la información de posibles actividades y ocupaciones que centros, instituciones y otras organizaciones nos hacen llegar a la mínima que nos acercamos a ellas. Sabernos mover en medio de todas ellas va a dar calidad y profundidad a nuestras decisiones. Gestionar esta experiencia de libertad precisa también de dedicación y esfuerzo.
¿Qué retos de orientación hay en esta etapa vital?
Es imprescindible una orientación psicológica que nos de pautas, pues, de cómo saber movernos por una etapa que sin nuestro especial empeño en que se resuelva satisfactoriamente, puede que se dé sin momentos de plenitud y de realización personal. Saber encontrar y profundizar en uno o varios discursos de los que cada uno de nosotros somos portadores es el objetivo final de esta orientación, para así saber canalizar, a partir de uno mismo, todas las posibilidades que se abren ahí fuera. Inventar discursos partiendo de cero es posible pero éste tendría que ser el último recurso tras agotar los intentos por encontrar las trazas de gustos, sensibilidades y preferencias que a lo largo de un gran tramo de vida y a través de una personalidad determinados han ido vertebrándose en cada uno de nosotros. La huella de esos discursos a menudo es débil y tal vez se rompa, como decíamos no son muchos los que tienen claro lo que van a hacer una vez se jubilen y cuando llega el momento lo llevan a cabo y les llena, pero saber prestar atención a un discurso propio antiguo es casi siempre de tener una llave de esa brújula ansiada.
¿Existen unas competencias específicas que se deban desarrollar durante la tercera edad?
Creemos que ahondar en las competencias de saber, hacer, estar y crear sigue siendo imprescindible. No debe tomarse esta etapa como una rotura generalizada, un antes y un después. En lo que sea posible, la continuidad será bienvenida para preservar y abonar los territorios del equilibrio personal. Así, aquellas competencias aprendidas deben seguir presentes con una u otra intensidad y probablemente sin ser fuente de estrés como tal vez en época laboral se habían convertido. Entonces, profundizar y adquirir nuevos conocimientos, saber contextualizar y aplicarlos, hacerlo con actitudes positivas y distendidas buscando, tal vez, puntos de improvisación y de innovación, es un reto competencial que en esta etapa debe seguir siendo prioritario. Trabajar solo la competencia del estar, el saber posicionarse en esta etapa de cambios y adaptarse a ella como si no hubiera lucha posible y trabajo por hacer es una manera de enfocar la tercera edad reduccionista y, lamentablemente, aún muy común y extendida.
¿Qué decisiones deben tomar las personas en esta etapa? ¿Cómo se gestiona el proceso de toma de decisiones?
Tomar la decisión de continuidad a pesar del cambio de escenario es la primera de todas ellas. Luego ya vendrá la recuperación de discursos y huellas de otras épocas a las que apelamos. Desarrollar el pensamiento crítico, al que nos han inducido en épocas laborales, sigue siendo vital para cualquier proceso de toma de decisiones como, por ejemplo, decidir a qué cursillo apuntarse, a qué excursión ir o a qué conferencia asistir. Seguir siendo exquisitos en nuestras decisiones, o aprender a serlo ahora más que nunca, es muy importante para mantener saludable el día a día.
En la orientación dirigida a la tercera edad es muy importante un planteamiento holístico, ¿cómo se incluye este planteamiento en un proyecto de orientación?
Evidentemente prescindiendo de una orientación basada en la fragmentación, en la recopilación de actividades gratuita y sin tener en cuenta al protagonista en cuestión. Es necesario trabajar en la brújula de cada interlocutor, saber escucharla, recuperar esos discursos cuya huella es más o menos intensa y, como ya apuntábamos antes, desde dentro propiciar un mundo coherente con todo ello.
Durante su entrevista de 2013 en motivo del Premio Educaweb, apuntaban a que la orientación en la tercera edad estaba poco profesionalizada, ¿cuál es la situación un año después?
Pocos cambios significativos se han dado a nivel institucional, pero cada vez hay más equipos que, a base de experiencia, van acumulando recursos para dar una atención personalizada mucho más satisfactoria.
En este sentido, ¿qué mejoras reclamarían a las instituciones públicas, privadas y centros que imparten formación para orientadores?
Recursos, recursos y recursos, a nivel humano y a nivel instalaciones. Evitar los recortes, hoy, ya es un gran triunfo.
¿Qué opinión les merecen iniciativas como las universidades para personas mayores de 55 años?
Muy buena. Excelente. A nivel autónomo, cuando uno decide ir por sí mismo, funciona. Y por otro lado, en el campo que nos ocupa, a toda la gente a la que hemos invitado a que asistiera a sus conferencias introduciéndolas, en un grado u otro, en sus respectivas programaciones personalizadas, lo han valorado muy positivamente. En cualquier caso, siempre participando de una forma crítica y activa, intentando profundizar en el saber obtenido en esas actividades y vinculando, a esos conocimientos adquiridos o refrescados o enriquecidos, actividades varias en talleres u otras salidas relacionadas.
Por último, ¿cómo ha evolucionado el proyecto Programa de Orientación Ocupacional para la Gente mayor (POOGG), después de ganar el 2º Premio Educaweb de Orientación Académica y Profesional en la categoría individual 2013?
El programa sigue aplicándose y evolucionando en los centros en los que ya lo hacía y nos consta que ha habido mucha gente interesada en adaptarlo a sus respectivas plazas. Ha sido bastante la gente que se ha puesto en contacto con nosotros interesada en el POOGG queriendo, normalmente, obtener más información sobre una u otra parte específica de la aplicación del Programa. En cualquier caso, gracias a la plataforma de Educaweb, programas como el nuestro hallan espacios específicos de difusión de una necesidad sociocomunitaria cada vez más evidente a la que entre todos vamos dando respuestas, poquito a poco, más inteligibles.
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