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Tiempo de oportunidades para la inserción de personas mayores de 45 años

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Jesús Delgado Almendros, Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés de la Universitat Ramon Llull (Barcelona)
Digitalización, datawarehouse, Apps, skype, cloud, gps, wiki, sharing files,... en los últimos años hemos ido incorporando en nuestro vocabulario, o al menos escuchando, un conjunto de conceptos nuevos. Estos términos son sólo un reflejo más de los  cambios que se han producido en nuestro entorno. Acompañando estos cambios han surgido nuevas profesiones, nuevas demandas sociales que se han ido cubriendo por nuevos perfiles, con características y formación específica.
 
En paralelo a este proceso, y en algunos casos de manera irremediable, determinadas profesiones han quedado obsoletas y algunos profesionales han tenido la sensación de estar fuera de lo que demanda el actual mercado laboral.
 
En el imaginario de los que nacieron antes de los años ochenta estaba grabada la frase "estudia y busca un buen lugar de trabajo". Primero una etapa y después otra. Estudiar y posteriormente buscar trabajo. Cómo si esa formación inicial recibida fuera única y para siempre. No se tenía presente algo que hoy resulta evidente para los que estudian: la formación permanente. No podemos olvidarla: es necesaria la formación a lo largo de toda la vida.
 
Además desde aquellos años ochenta en nuestro país, que siempre se ha situado un paso atrás en el conocimiento y sobre todo el uso de idiomas, se ha incorporado plenamente en los circuitos internacionales del comercio, los movimientos laborales, la política. Nuestras ciudades han cambiado para ser más cosmopolitas, más visitadas, abiertas a un turismo que valora nuestro entorno.
 
Importancia de la formación a lo largo de la vida
 
La inserción laboral se define como "un proceso de autonomía personal que tiene como objetivo la incorporación de la persona, con su determinado perfil, al mercado laboral ordinario mediante el acompañamiento de un profesional". Visto el cambio que se ha producido en nuestro entorno sobre los conocimientos tecnológicos y el inglés parece justificada la impresión que tienen algunos profesionales que la contratación de personas mayores de 45 años se ha complicado especialmente para aquel colectivo que no haya tenido la oportunidad de formarse en aspectos que han innovado nuestro entorno.
 
¿Cómo pueden aumentar los adultos las opciones de encontrar empleo? ¿No hay más solución que incorporar el perfil técnico demandado con las tecnologías y el inglés? Realmente es una opción a tener presente. Es conveniente actualizar el perfil con las características que solicita el mercado laboral y que los más jóvenes dominan. Otra orientación complementaria, no excluyente, pasaría por potenciar aquellas habilidades conseguidas durante la experiencia de los años trabajados, haciendo de ellas un valor diferenciador en el mercado laboral. 
 
Los perfiles laborales de cada persona se van formando también con años de trabajo y la experiencia acumulada, tratando con usuarios, clientes, proveedores,… personas en definitiva. También puede haber generado habilidades el trabajo colaborativo o la atención a las necesidades del compañero. Incluso los duros momentos de ruptura laboral vivida durante la larga crisis han generado capacidades y actitudes que son diferenciadores respecto a los candidatos que acceden por primera vez al mercado laboral. Poner en valor estas actitudes y perfiles, puede ser útil en la reinserción laboral. Una formación complementaria puede ayudar a consolidar, poner en relieve habilidades existentes en la persona, y hacer que el perfil se adapte más a las necesidades actuales.
 
A menudo nos encontramos profesionales que llegados a una cierta edad pretenden re-orientar su perfil hacia una línea más social, más humanista. La experiencia laboral y el rodaje adquirido hacen variar la perspectiva personal.
 
Estos años de cambios tal vez han dejado obsoletas algunas profesiones, pero también han generado nuevas necesidades en la sociedad, cada vez más concienciada con el trato profesional a las personas. En los últimos tiempos, con la prolongación de la esperanza de vida y la mayor presencia de la mujer en todos los ámbitos, la sociedad ha ido demandando profesionales para cubrir nuevos perfiles con alto componente humano y social. Abriéndose así oportunidades a colectivos con experiencia en trato personal.
 
En un entorno como el actual, además de los idiomas y las tecnologías, es el momento de las oportunidades, de buscar cómo potenciar los valores personales acumulados, formarse para reforzarlos y convertirlos en un factor diferenciador dentro del mercado laboral.
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