El Observatorio de la Vulnerabilidad de la Cruz Roja en Cataluña publicó el pasado mes de febrero un estudio sobre el impacto de la crisis en las personas mayores de 45 años. Según este informe, más del 83% de la gente que atienden en esta franja de edad está en paro y el escaso 16% de usuarios ocupados en el colectivo tiene empleos muy precarios. A esta situación se añaden cargas familiares así como deudas derivadas del pago de la hipoteca lo cual genera un nivel de estrés que acaba conllevando problemas de salud tanto a nivel físico como psicológico.Cuando se analiza el nivel de formación de los demandantes de ocupación en esta franja de edad nos encontramos con dos colectivos bien diferenciados, uno con una inexistente o baja formación y otro con un alto nivel de cualificación y amplia experiencia profesional. En cuanto al primer colectivo, los datos de la EPA para 2013 indican que un 72% de los parados en la franja de edad comprendida entre los 45 y los 54 años tienen un nivel de estudios de enseñanza obligatoria o menos. El principal reto para mejorar la empleabilidad de este colectivo consiste en incorporarlos a programas formativos que por una parte tengan un nivel asumible para ellos y por otra respondan a las necesidades actuales del mercado de trabajo. En cuanto al segundo colectivo está formado por personas con un alto nivel tanto de conocimientos como de experiencia y contactos profesionales, en este caso la dificultad de contratación muchas veces se centra en la diferencia de coste salarial entre la contratación de una persona con experiencia o un joven sin experiencia.
Aunque están previstos beneficios fiscales en las contrataciones indefinidas de mayores de 45 años, lo cierto es que es el colectivo que tiene un porcentaje mayor de parados de larga duración. En el Informe de Infojobs-Esade de 2013 se ponía de relieve que el 73% de las empresas encuestadas admitían que no habían contratado a mayores de 45 años en el último año. Los hándicaps más importantes indicados por las empresas para justificar la no contratación de este colectivo son los hábitos adquiridos, las carencias en idiomas y en conocimientos tecnológicos.
Llegados a este punto y con respecto a las dificultades en el ámbito de los conocimientos tecnológicos, en junio de 2013 se aprobó el Plan de inclusión digital y empleabilidad. Este plan contiene medidas concretas con dotación presupuestaria hasta 2015 y prevé tanto el despliegue de acciones formativas en competencias TIC, para colectivos desfavorecidos como el de mayores de 45 años como el desarrollo de programas de formación TIC para el empleo. Además también se presupuestan 80 millones de euros para el apoyo financiero a emprendedores y empresas TIC.
En consecuencia, es importante difundir y dar a conocer esta apuesta de financiación de formación en tecnología, dado que es una oportunidad para este colectivo de superar la brecha digital y de obtener la cualificación que en este ámbito se solicita en las empresas. Es importante que se realicen formaciones certificadas por los fabricantes de tecnología puesto que son los que avalan el dominio de los programas de software que luego se utilizan en las empresas. Indudablemente el sector tecnológico es un sector de futuro y con un alto nivel de demanda y ello constituye una oportunidad para los demandantes de empleo de todas las edades.
