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Los diagnósticos tecnopedagógicos de centro como solución a la imperiosa necesidad de disponer en la escuela de hojas de ruta y planes estratégicos TIC/TAC

Artículo de opinión


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Miquel Àngel Prats, Director del Grado de Educación Infantil de la Facultat de Ciències de l'Educació Blanquerna; Elena Sofía Ojando Pons, profesora de la Facultat de Ciències de l'Educació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull (Barcelona)
En la sociedad de los comienzos del siglo XXI, caracterizada como sociedad del conocimiento, la institución escolar no puede permanecer ajena a los ritmos del cambio actual, por lo que la innovación constituye una de sus principales y prioritarias tareas. Esta innovación está estrechamente ligada a la introducción de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo y es en este momento donde aparece la necesidad de los centros educativos de recibir orientación y asesoramiento para diseñar sus planes estratégicos TIC a partir de un diagnóstico tecnopedagógico personalizado de los mismos.

La apuesta por la incorporación masiva de las tecnologías en las aulas puede suponer uno de los cambios metodológicos más disruptivos en toda la historia de la educación. La relevancia de este proceso de digitalización debe enmarcarse en la trascendencia educativa que supone introducir en la escuela las herramientas propias del siglo XXI. Estas herramientas posibilitan procesos de aprendizaje innovadores que, a su vez, también favorecen el cambio del rol del profesor y consecuentemente un nuevo modelo de aula, de escuela y del diseño de las propias actividades didácticas. Sin duda, estamos en los albores de una nueva era en la que se abre paso una nueva cultura consecuencia de avances tecnológicos que facilitan la transmisión de la información y su distribución, así como, nuevas formas de relación social y generación del conocimiento a las que un sistema educativo moderno no puede ser ajeno.

Se trata de una decisión estratégica que debe conducir, entre otras cosas, a cambios para lograr mejoras significativas de los resultados de los alumnos y detener el aumento descontrolado del abandono escolar. Pero sólo el hecho de poner un portátil por alumno en el aula (modelos 1:1) no quiere decir que el éxito educativo esté garantizado. Esta evidencia ha quedado demostrada por la desproporción que ha habido entre la inversión en hardware tecnológico, acompañada de un tipo de formación aislada de su aplicación en el aula que se ha hecho en los últimos diez años, y los resultados académicos en los alumnos. Se trata de un cambio sistémicoque exige numerosos esfuerzos de entrada y un estrecho acompañamiento del profesorado, a la vez que una verdadera investigación aplicada de la evolución y resultados del proceso de implementación.

En este sentido, el sistema debe ayudar y facilitar estas transformaciones que permitan al profesorado en general y en la escuela en particular a educar en un entorno que potencie la inteligencia social y la interconectividad. Es por ello que a las puertas de la conversión digital en un mundo educativo aún muy analógico, básicamente producida por la iniciativa del proyecto Escuela 2.0 y por la acogida extraordinario que está teniendo en los centros educativos españoles, hay que observar, analizar y acompañar para que el sistema en general y el profesorado en particular pueda aprovechar todo el conocimiento de las mejores experiencias, prácticas y resultados. Es por ello que las escuelas necesitan de instrumentos evaluativos multidimensionales para la incorporación estratégica de las TIC en los centros: los diagnósticos tecnopedagógicos de centro. Pueden consultar el artículo completo en http://www.revistaaloma.net/index.php/aloma/article/view/185
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