Para analizar este hecho deberemos tener en cuenta los factores que influyen en la decisión de cursar unos u otros estudios de formación profesional, en mi opinión estos factores son los siguientes:
- Intereses profesionales del estudiante. Este es, en mi opinión el factor más importante a la hora de elegir los estudios ya que difícilmente elegiremos unos que nos aburran, y será todavía menos probable que los terminemos con éxito. Influye además que el momento en que hay que tomar la decisión coincide con la época de de la vida en la que se es más idealista y no nos visualizaremos haciendo un trabajo que no nos interese lo más mínimo.
- Posibles salidas profesionales. Las salidas profesionales también pueden influenciarnos a escoger unos determinados estudios u otros en función de la demanda de esas profesiones.
- Nivel salarial del sector profesional. El nivel salarial es importante, pero no será determinante para elegir la formación. Tiene que existir un mínimo de motivación para realizar el esfuerzo que requiere la preparación para una profesión.
- Grado de dificultad de los estudios. El grado de dificultad de los estudios es relativo en función de las habilidades de cada persona, que generalmente marcaran nuestra tendencia a elegir una familia profesional acorde con ellas.
- Oferta de estudios y grado de movilidad. La disponibilidad de oferta formativa de determinadas familias profesionales próximas al domicilio o la capacidad económica de asumir los costes de los desplazamientos puede influir en la elección de los estudios. Normalmente la formación profesional requiere que los estudiantes se desplacen para realizar los estudios que eligen. A éste factor hay que añadir los efectos de la actual crisis económica que reduce el número de personas que pueden costear los desplazamientos y que optaran por elegir estudios que no están en su primera opción.
- Expectativas de encontrar trabajo. La relación de este factor está clara, a mayores expectativas más demanda de la familia profesional, pero lo que también está claro es que este no es el factor con más peso en el momento de decidir los estudios a cursar según se deduce del estudio del Anuario de la formación profesional en Barcelona.
- Motivación para cursar los estudios. Hay que tener en cuenta que una parte importante de estudiantes de formación profesional son personas que están trabajando en un determinado sector y que están interesados en mejorar su cualificación profesional, bien para mantener el puesto de trabajo bien para promocionar, o que a causa de la entrada en vigor de nuevas normativas deben obtener un título homologado para poder seguir en su puesto de trabajo.
- Actos promocionales relacionados con un determinado sector profesional. Está demostrado que cuando se celebran eventos relacionados con determinados sectores en los cuales los medios de comunicación proyectan una imagen positiva de los participantes surge la intención de querer pertenecer a este círculo en concreto.
Analizadas las causas, algunas propuestas para minimizar el desajuste podrían ser:
- Orientación profesional. Los servicios de orientación profesional y académica en los institutos no debería ser un recurso a disposición de los alumnos cuando finalizan el ciclo obligatorio si no que debería estar integrado en todo el currículum formativo y tratarse de forma transversal con el resto de materias curriculares, así pues cada alumno debería salir del ciclo obligatorio con un proyecto profesional definido y con un plan de trabajo a desarrollar para alcanzar su objetivo profesional, de esta forma se contribuiría a enlazar la formación con las salidas laborales.
- Actos promocionales de las familias con déficit de trabajadores. Los actos promocionales, series televisivas, etc. relacionadas con determinados ámbitos profesionales pueden ayudar a prescribir estas profesiones.
- Aumentar la oferta de formación profesional de las familias con déficit de trabajadores. La oferta crea una parte de la demanda, creando más oferta de los títulos que demandan más trabajadores podremos aumentar el número de personas con esta cualificación. Esta acción puede minimizar la poca disponibilidad a desplazarse, ya sea por falta de interés o por falta de medios económicos, y el hecho de implantar determinadas formaciones también puede ayudar a crear sector profesional en el territorio, hecho que crearía sinergias para desarrollar aún más el sector profesional.
- Flexibilizar el modelo formativo: Hasta ahora el modelo formativo se ha caracterizado por ser muy rígido en cuanto a la introducción de cambios en los planes de estudios, mientras que la empresa es una organización viva en continua evolución que debe adaptarse a los cambios constantemente, y de forma mucho más acentuada en estos momentos de crisis. Estos cambios en las empresas hacen que el personal que se demanda tenga que poseer básicamente dos cualidades (o competencias transversales), adaptabilidad y disposición a aprender, este es uno de los motivos del constante divorcio entre la empresa y el sistema educativo ya que estas competencias no forman parte de ningún proyecto curricular.
Una posible vía de solución sería apostar por un currículum educativo que incorpore las competencias técnicas de cada persona a partir de la experiencia y la formación práctica en empresas en colaboración con centros docentes que permitan la homologación de las competencias técnicas como títulos habilitantes para desarrollar determinados trabajos. Para que ello sea factible será necesario establecer procesos de homologación de las empresas que puedan acreditar la adquisición de los conocimientos por parte del trabajador en cualquier otra empresa, facilitar la formación profesional teórica a distancia, incrementar los medios de orientación para que los alumnos puedan definir sus itinerarios formativos, establecer un procedimiento de aprobación de los itinerarios mucho más ágil y con mayor participación de las empresas tanto en la fase de diseño como de ejecución, y una evaluación continua del sistema. Esta propuesta significa superar el modelo actual de formación profesional, pero podría reducir la brecha entre el sistema educativo y la empresa.