El próximo mes de mayo se celebrará en Barcelona el Congreso Barcelona Inclusiva 2014, que tiene como objetivo convertirse en un espacio de encuentro de los profesionales de la orientación que trabajan llevando a cabo prácticas de educación y orientación inclusivas. Las jornadas, organizadas por la ACO y la ACPO, cuentan con el patrocinio y la gestión de la secretaría técnica por parte de Educaweb.En este monográfico sobre Educación y Orientación inclusivas hemos entrevistado a los presidentes del congreso, Montserrat Núñez, de la ACO y Jaume Francesch, de la ACPO, para que nos expliquen los retos de los profesionales de la educación y la orientación en un contexto de inclusión. Además, contamos con interesantes experiencias que permiten hacerse una idea de las acciones llevadas a cabo en este ámbito.
La orientación inclusiva
Según la definición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad, haciendo especial énfasis en el alumnado con necesidades educativas especiales o en riesgo de exclusión social. Se trata de un enfoque educativo que valora la diversidad como elemento enriquecedor del proceso de enseñanza aprendizaje.
Los expertos reconocen que para realizar una educación inclusiva se necesitan ciertos requisitos: en primer lugar, una formación para todos los profesionales que interactúan con los jóvenes; recursos materiales adecuados según la evolución madurativa del alumnado; en el caso de necesidades educativas especiales, apoyo de los profesionales y las escuelas de Educación Especial o eliminar las barreras arquitectónicas, etc. En este contexto, el profesorado tiene un papel clave como catalizador capaz de facilitar la integración del alumnado y generador del diseño y la organización del aula y las diferentes metodologías didácticas.
En cuanto a la orientación inclusiva, tradicionalmente se ha dirigido a personas con necesidades educativas especiales y al riesgo de exclusión social en el entorno escolar, centrándose en objetivos como favorecer la autoaceptación y autoestima del alumnado, facilitando la planificación de los objetivos factibles de inserción sociolaboral y contribuyendo al principio de igualdad de oportunidades.
Pero, para Montserrat Núñez, presidenta de la ACO, la orientación inclusiva debe ser entendida como un proceso permanente y continuado a lo largo de la vida, cuyo objetivo es conseguir una educación y formación de calidad para todos, respetando las individualidades, las diferencias personales, tanto a nivel de necesidades como de aptitudes, haciendo especial incidencia en las competencias, tanto de aprendizajes básicos como profesionalizadores de los individuos y de las comunidades, erradicando toda forma de discriminación.
La orientación inclusiva es un proceso que va desde el mundo de la educación hasta el mundo de la ocupación; desde aquellos que trabajan con niños hasta aquellos que ayudan a dar continuidad a la promoción de las personas en las sucesivas etapas evolutivas.
Transversalidad: Escuela, Trabajo y Entorno
Una de los objetivos del congreso es tratar el tema de la transversalidad, es decir, la orientación inclusiva debe tener en cuenta la escuela, el trabajo y el entorno, entendiendo el proceso como un trayecto a largo plazo que abarca todas las etapas vitales.
De hecho, la crisis económica ha evidenciado la importancia de la orientación en aspectos clave como la búsqueda de empleo, la reorientación de una carrera profesional, la elección de unos estudios o formación continua, la acreditación de competencias laborales, la construcción del proyecto profesional, la continuidad de las trayectorias educativas, etc. La orientación laboral para las personas con necesidades educativas especiales o riesgo de exclusión social requiere una vinculación cohesionada de la educación/formación, el entorno familiar y social y el ámbito laboral.
Los expertos han observado que ante la situación económica actual y los cambios tecnológicos, la solución es ofrecer a los jóvenes los recursos necesarios para analizar, a lo largo de la vida, el problema de la elección de unos estudios o profesión y poder reorientar la situación cuantas veces sea necesario.
Los profesionales de la orientación tienen la difícil tarea de orientar a personas con un futuro incierto, desconocido e impredecible. Por eso, la orientación inclusiva no se limita a informar y asesorar entre las distintas opciones y transiciones, sino de ayudar a las personas a convertirse en ciudadanos autónomos, equilibrados y sanos, capaces de responder a las necesidades de un mundo profesional y social cambiante.
¿Cómo logramos trabajar la orientación inclusiva de forma transversal? Con el desarrollo de las competencias y centrando las acciones en el individuo y en sus propias necesidades diferenciadas. Para Jaume Francesch, presidente de la ACPO, estamos hablando de un proceso dinámico, multidireccional, multidimensional y multifuncional. Un proceso que presupone la creciente optimización del la capacidad adaptativa del sujeto a las demandas bio-tecnológicas, psicológicas, culturales y medioambientales que se le proponen.
En cuanto a las competencias, en otras ocasiones ya hemos hablado de la necesidad del desarrollo de competencias básicas y profesionales y en esta ocasión cobran especial importancia en el marco de una educación que lucha contra las desigualdades y la exclusión social. Según Elías Amor, presidente de AFEMCUAL, una escuela que no potencie las competencias más demandadas en el mercado laboral no estará en condiciones de promover una transición fácil al mundo del trabajo, con elevados componentes de fracaso escolar.
Pero, al tratarse de un proceso que abarca todas las etapas vitales, no podemos limitarnos a la orientación en el contexto escolar, entran en juego personas, instituciones, proyectos y redes de los ámbitos formativos formal, no formal e informal.
