Los MOOC han sido una de las grandes revoluciones en el mundo educativo en los últimos años. Universidades y escuelas de negocio de todo el mundo, se han lanzado a probar este modelo formativo. Un modelo cargado de controversia sobre sus bondades y defectos, pero que, sin lugar a dudas, ha venido para demostrar que la formación tradicional adolece de una lenta adaptación a las nuevas necesidades del siglo XXI.Los MOOC han puesto en evidencia el formato de la formación en lata, igual para todos. Tradicionalmente, la única movilidad que nos han permitido los estudios universitarios ha sido completamente vertical, en una única rama. Si estudias marketing, puedes escoger un área y, a partir de ahí, especializarte; pero olvídate de aprender a operar en el mundo financiero. Y de chapotear con la física o la anatomía, mejor no hablamos. Las barreras horizontales que ficticiamente hemos creado, desaparecen y se flexibilizan. Si bien, una especialización hasta un grado siempre es necesaria, en el mundo en el que nos movemos las competencias transversales son cada vez más necesarias. Existe un gap formativo que debe ser ocupado y, hasta el momento, este sistema formativo ha sido el más flexible y el que mejor se ha adaptado a las necesidades de los alumnos.
Más aún, lo que aprendimos hace cinco años ha quedado anticuado y necesitamos constantemente actualizarnos. Un formato como el de los MOOC nos permitirá aprender lo que necesitemos y cuando lo necesitemos. Las innovaciones formativas pueden ser desarrolladas en cualquier momento, por cualquier experto y ser distribuidas a aquellos que lo necesitan de forma ágil. Los profesionales de nuestra época deben de estar en constante evolución, aprendiendo y reaprendiendo las verdades sobre su sector. Pero las universidades y centros formativos, raramente están dando respuesta a estas necesidades y mucho menos de una forma flexible que se adapte a los ritmos de vida de su público.
La personalización formativa, guiada por expertos, es una de las posibles aplicaciones de esta flexibilidad. ¿Por qué tengo que estudiar lo mismo que todos? Cada uno tenemos unos conocimientos, unas habilidades, unas capacidades y, sobre todo, unos objetivos profesionales diferentes. Un modelo de titulación única, donde la personalización apenas se limita a unos pocos créditos de libre elección, no puede amoldarse a estas diferencias tan sustanciales. Y, de esta forma, es imposible garantizar que el aprendizaje sea adaptado a las necesidades profesionales del alumno y por tanto, pierda parte de su utilidad.
Estamos ante el nacimiento de un nuevo modelo educativo que tiene que desarrollarse y madurar. Como todos grandes proyectos en su nacimiento, tiene por delante importantes retos para garantizar la viabilidad y la calidad de la formación. No obstante, es un modelo con gran potencialidad para responder a las nuevas necesidades. Los MOOC han marcado el inicio hacia un mundo de formación continua y adaptada al usuario. Aún queda mucho camino por delante, pero las bases ya están aquí. Los profesionales polivalentes y en continua adaptación son los que prevalecerán el día de mañana, y debemos empezar a formarlos con un modelo que se adapte a ellos.
