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"PISA es un excelente paso adelante para "concretar" elementos comparables, pero falta mucho camino por recorrer si lo que se intenta es evaluar la calidad real de un sistema educativo"

Entrevista


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Entrevista a José Luis García Garrido, catedrático emérito y profesor de Educación Comparada en la UNED. Director de la Revista Española de Educación Comparada
¿Cuál es el principal desafío al que tiene que hacer frente el sistema educativo español en comparación con los países mejor posicionados según la OCDE?

Es difícil señalar uno solo, pues son bastantes los que deberíamos vencer para situarnos en cotas parecidas. Si debo atenerme a la pregunta, daría preferencia a un doblete: pacto educativo entre todas las fuerzas políticas y sociales para acometer una profunda reforma de la educación secundaria, corrigiendo de modo eficaz las indudables deficiencias a que nos llevó la LOGSE y nos remachó la LOE.

¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades?

Fortalezas, pocas. Quizá pudiéramos convenir que contamos con una infraestructura bastante aceptable (superior a la de no pocos países de nuestro entorno) en materia de edificios escolares y de dotaciones físicas, con una financiación nada desdeñable (aunque nos parezca siempre escasa), con un profesorado suficiente en número y bien dispuesto y con una sociedad que, en general, valora adecuadamente la importancia de la escolarización.

Debilidades, muchas. La primera y principal, la incapacidad de la clase política para ponerse de acuerdo a causa de sus prejuicios ideológicos, incapacidad especialmente visible (aunque no sólo) entre los partidos de izquierda y más concretamente dentro del partido socialista, aferrado a la idea de que la única política educativa válida es la que de ellos dimana. Este es el tapón que impide reconocer y manejar el abundante flujo de las restantes y numerosas debilidades: falta de autoridad y de prestigio social del profesorado, ausencia de liderazgo y de autonomía en las instituciones educativas, incapacidad creciente de esfuerzo por parte de niños y adolescentes, deterioro de la capacidad y del poder educativo de las familias, deficiencias de libertad a la hora de elegir centro escolar, falta de datos y de transparencia sobre la eficacia real de las instituciones y de los propios docentes, y un largo etcétera que incluye altas cifras de abandono escolar y de mediocridad de resultados y, por el contrario, de bajísimas cifras de excelencia educativa.

¿Considera que los criterios para medir los índices de fracaso escolar y compararlos son adecuados?

No lo son en la medida en que deberían serlo, pese al esfuerzo de evaluación que efectúan algunas instituciones y un buen número de docentes.

¿Qué deberíamos tener en cuenta cuando se comparan dos sistemas educativos de diferentes países?

Lo primero a tener en cuenta es el contexto de uno y otro. En materia educativa, importa más la maceta que la planta. Es estúpido intentar copiar aquí a Finlandia, a Alemania o a cualquier otro país. La comparación de sistemas educativos es valiosísima y utilísima para hacernos ver no lo que funciona mejor en otros países, sino aquello que hace que funcione mejor.

¿Cuáles son los retos metodológicos de la educación comparada?

La educación comparada exige el recurso a muchos saberes, desde la reflexión filosófica y axiólogica hasta las técnicas estadísticas, pasando por la historia, la economía, la geografía, la sociología, la psicología social, la administración pública, la legislación, la teoría política, la organización institucional, etc. Si a ese panorama le añadimos el fenómeno de la globalización que hoy estamos viviendo y dificultades derivadas de un buen conocimiento de idiomas y de culturas diversas, se comprende que los retos metodológicos sean de gran envergadura. Los buenos comparatistas sienten la necesidad apremiante de procurarse una formación plural y profunda en estos saberes, pero todavía hoy abundan los que se conforman con enfocar la comparación desde aspectos parciales, tales como los económicos, los sociológicos, los organizativos, etc., pretendiendo a la vez llegar a conclusiones generales  desde enfoques reduccionistas.

¿Considera que los datos que tenemos actualmente sobre los índices de fracaso escolar y abandono prematuro de los estudios se corresponden con la realidad? ¿Es necesaria una estadística más detallada para poder enfrentarse a los problemas?

Mi planteamiento personal es que, para resolver los problemas, esos datos de los que habla son necesarios, pero no suficientes. Entiendo que, en general, contamos hoy con datos bastante precisos y bien fundamentados. Aunque siempre pueden mejorarse, cumplen bien con su función. Per no solucionaremos los problemas si  ponemos todo nuestro énfasis en la correcta obtención y manipulación de los datos; hay que trascenderlos, ir a las causas que los provocan, estudiar su probable desarrollo en el futuro, interpretarlos a la luz de reflexiones profundas sobre objetivos y medios, etc.

El sistema educativo finlandés y el coreano son los que acaparan más elogios y mejores puntuaciones en los informes de la OCDE. ¿Su fama es merecida? ¿Cuál es la clave de su éxito?

Con arreglo a los criterios evaluadores establecidos por la OCDE, claro que su fama es merecida. Tampoco pongo en duda de que las dos respectivas sociedades han apostado muy fuerte, desde hace mucho tiempo, por convertir la educación en una absoluta prioridad. Pero, a partir de ahí, habría que profundizar mucho más sobre si los aprendizajes concretos (competencias) que examinan las evaluaciones del PISA son las que realmente garantizan que un sistema educativo sea "bueno" o "mejor", procure a los respectivos países un mayor o menor grado de felicidad o incluso de prosperidad a largo plazo. PISA ha supuesto un excelente paso adelante a la hora de "concretar" elementos comparables de indudable interés, pero falta mucho camino por recorrer si lo que se intenta es evaluar la calidad real de un sistema educativo.

¿Podemos llevar a cabo sus proyectos e iniciativas en nuestro contexto?

Siempre hay cosas interesantes que podemos hacer en ese sentido, aunque es preciso adoptar las cautelas que señalé en el punto 4.

¿Qué otros países ofrecen buenas prácticas transferibles?

De casi todos los países pueden aprenderse cosas útiles, incluyendo a muchos de los del considerado tercer mundo; precisamente la ausencia en ellos de estructuras excesivamente poderosas o agobiantes deja paso, muchas veces, a prácticas espontáneas y a iniciativas de enorme interés. Ese es otro de los mayores atractivos que ofrece la educación comparada.

¿Qué importancia tiene la orientación en la prevención del fracaso escolar?

Bajo un punto de vista comparativo o internacional, queda claro que todos aquellos sistemas educativos que dan una fuerte importancia, de una forma u otra, a las tareas de orientación consiguen cotas mayores de éxito escolar.

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