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Nuevos retos en la dirección de los centros

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António Augusto Baptista Rodrigues, Doctorado en Dirección de Empresas y Gestión de Marketing. Docente e investigador en el Instituto Superior Autónomo de Estudos Politécnicos (IPA) y en el Instituto Superior de Educação e Ciências (ISEC). (Lisboa - Portugal)
El cultivo de la cohesión de la comunidad interna y externa de los centros es un requisito previo para el éxito de la dirección de los centros. No es fácil, porque la universidad es el hogar de intereses diversos a menudo conflictivos. Una fuerte cultura organizacional es identificada por varios autores como un poderoso factor que influye en el rendimiento y la eficacia de la institución.

De acuerdo con la visión de la Unesco (2005), "un buen liderazgo escolar  consiste  en  transformar los sentimientos, actitudes y opiniones, así como las prácticas, con objeto de mejorar la cultura de la escuela".

El director debe ser competente en la  gestión de personas, recursos, tecnología e información; y sus habilidades personales deben permitir liderar e implicarse en equipos de trabajo y proyectos, tomar decisiones y relacionarse con  la comunidad educativa; y deben permitirle también mediar en conflictos y proporcionar clima de convivencia. 

Estas dimensiones, gestionar, liderar y mediar  son los pilares de la dirección escolar de calidad, y  se  apoyan  y  retroalimentan en la formación permanente y la calidad, siendo esta última competencia la que permite a la dirección autoevaluar su organización, impulsar la mejora continua, la innovación y el cambio; aun  mas, la calidad percibida por los stakeholders -grupos de interés, profesorado, familias y alumnado-, es el indicador máximo de una gestión eficiente.

La evolución del perfil de los gestores de los centros segundo la perspectiva de Fernández (2002) y Álvarez (2003) ha sido causada por lo siguientes factores:

1. Necesidad de ralentización y control del gasto de educación
2. Universalidad de la educación
3. Movimientos migratorios
4. Nuevos conceptos de de trabajo y empleo
5. Aparecimiento de nuevas tecnologías y nuevos valores relacionados con el concepto de tiempo-distancia
6. Insatisfacción profesional

Cada uno de los factores está relacionado con papeles que los gestores tienen que asumir y desarrollar. Se exigen nuevas competencias para asumir roles al nivel de la gestión económica, del conflicto, de la diversidad,  de la análisis social y "coach" de los profesores.

El concepto de aprendizaje organizacional introducido en la literatura por Bennis (1984) presupone la capacidad de la organización para encontrar formas y medios por los que puede controlar su propio desempeño. Si pensamos en el concepto de calidad de la propia dinámica, este enfoque requiere la adopción de una actitud de aceptación del cambio como un requisito necesario y permanente dentro de la institución. Las estructuras organizativas de la naturaleza exhiben cierto grado de estabilidad sin dejar de garantizar la calidad en un entorno de reducción de los recursos requiere cambiar las creencias y valores y la adopción de otras.

Así, las exigencias que demandan la sociedad y los diversos stakeholders resultan en mirar novas formas organizacionales de los centros. De acuerdo con Fernández (2002) y (Lorenzo, 2004) son tres los factores a considerar para una nueva gestión:

1) Desarrollar una cultura de centro en la que converjan todos sus miembros compartiendo una misma misión y visión de la organización.

2) Gestionar de forma moderna, maximizar los recursos en sentido amplio de los centros. El director debe ser capaz de reconocer y potenciar las calidades de sus miembros, de implicar a sus alumnos y familias para que todos se conviertan en el motor de los cambios de un centro.

3) Promover un liderazgo educativo en que se orienta la comunidad educativa hacia la consecución de los objetivos propuestos más prójimos del campo educativo do que el objetivo de gestionar o administrar.

Estos factores forman el núcleo de una nueva gestión en que se busca una estructura compartida donde todo el grupo trabajen juntos porque de esto modo influyen más en lo que ocurre en las escuelas que un solo individuo (González, 2008).

En resumo, la evolución del papel directivo ha traído consigo un aumento de las competencias, cualidades y capacidades que tiene que poseer. No sólo se pretende que el director gestione un proyecto y lo saque todo el partido posible, sino que además se pretende que lidere, que sea capaz de implicar, colaborar, buscar la satisfacción de los miembros, innovar y mejorar continuamente (Lorenzo, 2004).

Referencias bibliográficas

Álvarez, Manuel (2003). "La dirección escolar en el contexto europeo", Dirección escolar: Selección y formación, Revista Organización y Gestión Educativa. Abril 2003, pp.15-19.

Bennis Warren (1984). "Transformative Power and Leadership" en Sergiovanni, T.S. & Corballi, J.E. (Eds.).Leadership and Organizational Culture. Urbana: University of Illinois Press.
Fernández Díaz, María José (2002). "La dirección escolar ante los retos del siglo XXI". Revista CEE Participación Educativa, 5, pp.23-38.

González González, María Teresa (2008). "Diversidad e Inclusión Educativa: Algunas Reflexiones sobre el Liderazgo en el Centro Escolar". Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad Eficacia y Cambio en Educación.Vol.6, nº2, 82-99.Red Iberoamericana de Investigación sobre Cambio y Eficacia Escolar, Madrid.

Lorenzo Delgado, Manuel (2004). "La función de liderazgo de la dirección escolar: una competencia transversal ". Enseñanza, Ediciones Universidad de Salamanca, 22, pp.193-211.
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