Según Christopher Clouder, director del equipo de trabajo del informe, «Los niños que viven la experiencia del aprendizaje para la vida como una experiencia enriquecedora e innovadora y como un reto son más capaces de afrontar las incertidumbres con comprensión, creatividad y sentido de la responsabilidad».
El informe ha analizado la situación de los diferentes países y ha constatado que existe una relación entre la convivencia en el aula y los resultados académicos. Por ejemplo, en Noruega, el estudio muestra que los resultados académicos son mediocres en comparación con otros países que invierten cantidades similares en educación, debido a que en las aulas "hay mucho ruido e interrupciones continuas a la clase". Eso provoca que el alumnado carezca de estrategias de aprendizaje y sus habilidades matemáticas y en resolución de problemas son muy inferiores a las de otros países equiparables.
Para evitar esta situación, además de impulsar la educación emocional y social, los expertos consideran imprescindible "superar" la brecha existente entre el aula y el mercado laboral. Para ello, Clouder ha subrayado que los países con una relación más estrecha entre educación y trabajo, como Alemania, tienen las tasas más bajas de desempleo juvenil. «Estas naciones podrían ofrecer ejemplos de buenas prácticas para que otros puedan emularlos», ha indicado.