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"Formar parte de un ranking elaborado con rigor permite a las universidades ofrecer una imagen de transparencia de sus actividades"
Entrevista
Un ranking es una lista ordenada que se construye a partir un de indicador sintético. Este indicador sintético, en el caso de U-Ranking, se calcula agregando la información disponible sobre los resultados de las distintas dimensiones de una universidad: la docencia, la investigación y la transferencia de conocimiento. Así, el ranking ofrece una comparación entre universidades que intenta ser objetiva y basada en datos, superando las limitaciones de las comparaciones subjetivas basadas en el prestigio.
¿Qué es la excelencia universitaria? ¿Puede medirse a través de un ranking?
Ser excelente implica ser capaces de producir resultados de la mayor calidad posible. Por tanto, se trata de un concepto relativo. Lo que pretende todo ranking es medir dichos resultados y su calidad para construir un indicador que agregue dicha información y que permita comparar a las universidades a partir de sus resultados efectivos, de manera relativamente simple. Evidentemente, caben múltiples aproximaciones a la excelencia –y no todas cuantitativas- pero los rankings son más interesantes cuanto mejor fundadas y más explícitas sean las medidas que utilizan.
¿Por qué las universidades estatales nunca se encuentran entre las mejores del mundo según los rankings internacionales?
En primer lugar, es necesario aclarar que los rankings internacionales suelen centrarse en el papel de la investigación, ignorando en gran medida el resto de funciones de la universidad. España partía, en este sentido, con un considerable atraso en la política investigadora. Durante estas últimas décadas se han recuperado muchas posiciones gracias a los cambios en los incentivos para la contratación y la investigación. En estos momentos, existen varias universidades españolas que sí se encuentran entre las 200 primeras del mundo al considerar por separado áreas del conocimiento como Ciencias de la Vida, Ciencias Naturales y Matemáticas o Ciencias Sociales. Queda camino por recorrer, pero no debemos desdeñar el que ya se ha recorrido.
Habitualmente, las universidades norteamericanas e inglesas acaparan los 10 primeros puestos de las clasificaciones internacionales. ¿Cómo lo han logrado?
Como antes explicábamos, los rankings internacionales están muy centrados en evaluar la actividad investigadora, y las universidades que suelen liderar dichos rankings son lo que se denomina "Research Universities", es decir, universidades dedicadas casi completamente a dicha actividad, con un peso enorme de la educación de postgrado. Además, debido a una serie de motivos históricos, sus presupuestos se encuentran en un orden de magnitud muy superior y pueden permitirse atraer a los mejores investigadores gracias tanto a sus ofertas salariales como al propio prestigio que acumulan. Además de ser excelentes, se benefician de una especie de círculo virtuoso que les facilita seguir siéndolo.
¿Cree que los indicadores de medición que se utilizan en las clasificaciones internacionales perjudican al posicionamiento de los centros estatales?
No hay nada en los indicadores que perjudique particularmente a España y en particular a sus universidades públicas. Pero sí que es necesario aclarar que se tratan de indicadores dirigidos a evaluar la calidad de universidades de élite y con bastante historia a sus espaldas y, por lo general, con muchos recursos. Por ejemplo, el Ranking de Shanghai mide los premios Nobel que han obtenido tanto ex alumnos como actuales profesores, lo cual puede servir para comparar a Oxford frente a Harvard pero impide la comparación entre universidades que, de momento, no pueden aspirar a tener un Premio Nobel. En este sentido, este tipo de rankings son de poca utilidad para quien busque elegir universidad en España.
¿Qué ventajas supone para una institución universitaria formar parte de un ranking? ¿Y para el alumnado estudiar en una universidad bien posicionada?
En la actualidad, cualquier institución se compara con sus homólogas y se preocupa por su posición. Los gestores públicos y los alumnos también pueden tener interés en comparar las universidades y no es fácil conocer desde fuera la calidad de la docencia o la investigación que se realiza en una universidad. Formar parte de un ranking elaborado con rigor permite a las universidades ofrecer una imagen de transparencia de sus actividades y le permite además conocer en qué aspectos destacan y en cuales podrían mejorar en comparación con las universidades de su entorno.
Respecto al alumno, si el ranking está bien construido la primera ventaja es evidente: el alumno decidirá con mayor información sobre donde puede recibir una mejor formación, lo cual redundará probablemente en unas mejores oportunidades. Esto se produce, además, por un efecto secundario de la reputación: las empresas valoran el prestigio de las universidades y discriminan a menudo a favor de los estudiantes de universidades de prestigio mundial. Los rankings pueden aportar una visión más objetiva y basada en datos de dicho prestigio, permitiendo a las universidades que se esfuercen en progresar y ver reflejado dicho esfuerzo en su evaluación.
¿Cree que los rankings son una buena herramienta para orientar a los jóvenes que deben elegir su formación?
Los rankings no deben ser evidentemente la única herramienta de decisión de los estudiantes, aunque tampoco hay que olvidar que, a menudo, la información que recibe el estudiante de la calidad de una universidad es escasa y sesgada. Es cierto que el ranking reduce la complejidad de la realidad de una universidad a unos pocos o incluso a un único indicador, pero a menudo la alternativa no es mejor. Ello añade, por supuesto, un plus de responsabilidad a toda institución que elabore un ranking de universidades, ya que los resultados pueden condicionar una decisión de vital importancia para los estudiantes.
¿Es necesario un ranking para centros no universitarios?
En diversos países se llevan a cabo exámenes estandarizados a los alumnos de la educación obligatoria. Conocer los resultados de los alumnos y su mejoría año a año mediante un sistema objetivo puede ser desde luego beneficioso para los responsables de los centros y de las políticas educativas. En cambio, la publicación de los resultados es debatible, ya que también es posible hacer un uso sesgado o parcial de dicha información.
Por último, ¿en qué consiste el proyecto U-Ranking?
El proyecto U-Ranking pretende convertirse en una plataforma de información universitaria de referencia para toda la comunidad universitaria. En el corazón de la misma se encuentra un sistema de rankings personalizados, es decir, que considera las preferencias de los usuarios a la hora de hacer el ranking y no solo la opinión de los expertos. Si el usuario es un estudiante de grado o de postgrado de una rama u otra, o se trata de una persona con interés en la situación de las universidades de su comunidad, puede querer comparar a las universidades de forma diferente.Las herramientas de U-Ranking facilitan esa tarea con criterios muy meditados. Así, el ranking considera y evalúa las tres principales dimensiones de la universidad que antes mencionábamos: la docencia, la investigación y la transferencia de conocimiento. El ranking tiene además en cuenta el tamaño de las universidades, definiendo por separado rankings de productividad -en los que se ponderan los resultados por el tamaño de las instituciones- y rankings de resultados -en los que se considera el impacto total de las universidades independientemente de su tamaño-.
¿Qué características tienen las universidades que encabezan la clasificación del proyecto U-Ranking?
Es difícil definir un solo rasgo particular que diferencie a las universidades mejor situadas pero, dado como se ha construido el ranking, el elemento común a las que destacan es que ofrecen más resultados y son más productivas. Y, aunque existen matices, son universidades que sobresalen además tanto en docencia como en investigación.
Dicho, esto, no hay un patrón único de excelencia. El ranking de resultados totales está liderado lógicamente por universidades de gran tamaño, pero también se comprueba que el tamaño no es condición suficiente para destacar. Liderando el ranking de productividad, en el que el tamaño no es importante, se encuentran universidades pequeñas y de reciente creación (como la Pompeu Fabra), otras creadas hace menos de cincuenta años(como las Autónomas de Madrid o Barcelona y la Politécnica de Valencia) y universidades grandes y con una larga tradición (como la Complutense, la Universitat de València o la Universitat de Barcelona). Ello muestra que la excelencia está al alcance de universidades con características diversas y también que existe margen de mejora en las instituciones españolas.
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