Sin ningún lugar a duda, basándome en la experiencia de estos últimos cuatro años, el sistema de integración de la Formación Profesional en las empresas debe basarse en dos ejes principales: la retroalimentación entre escuelas de FP y empresas y la transmisión por parte de las empresas de competencias y valores además de conocimientos.En nuestro propio centro de aprendizaje, hemos podido comprobar cómo el grado de éxito en la contratación de los alumnos que nos envían las escuelas de FP, ha aumentado significativamente a medida que estas han incorporado en sus contenidos curriculares, herramientas y metodologías que sus alumnos han utilizado en nuestra compañía. Es fundamental establecer reuniones de seguimiento entre los tutores dela escuela y los tutores del centro de aprendizaje para que el intercambio de información sea bidireccional y los más fluido posible.
En mi opinión, si el centro educativo simplemente se limita a enviar al alumno a una determinada empresa para que realice sus prácticas sin preocuparse de conocer el contenido de lo que está aprendiendo, perderá la oportunidad de actualizar sus contenidos académicos y en consecuencia estará formando a futuros profesionales alejados de la realidad empresarial.
Finalizando esta cuestión, creo que es de relevante importancia definir claramente la figura del tutor del centro de FP a la vez que la del tutor del centro de aprendizaje empresarial, sin olvidar por ser de igual importancia, el establecimiento de reuniones periódicas que permitan la retroalimentación entre centro educativo y empresa.
Al respecto del segundo eje de integración, me gustaría destacar que es de vital importancia que las empresas además de transmitir a los alumnos todos los conocimientos necesarios para desarrollar su puesto de trabajo de manera eficiente, deben también saber dotarlos de competencias y valores que les permitan desarrollar sus labores de manera correcta.
En varias ocasiones, en nuestro Learning Center, hemos visto pasar alumnos brillantes con conocimientos técnicos excelentes pero que no han sabido absorber los valores que la compañía buscaba en ellos. En cambio, otros alumnos menos brillantes, finalmente han recibido la merecida beca y algunos de ellos un puesto de trabajo, porque han sabido captar las competencias y valores personales que de ellos se esperaba tales como el trabajo en equipo, la calidad personal, la comunicación, etc.
Para finalizar mi exposición, me permito responder también a la pregunta al respecto de las diferencias con el resto de Europa. De todos es sabido que en el ámbito de la educación, tanto superior como de otros niveles, las diferencias entre los estados europeos son notables y queda lejos todavía la bien deseada educación europea unificada. A mi modo de entender, tampoco es una excepción en el ámbito de la aplicación de la Formación Profesional Dual.
Permitidme que exponga como ejemplo la información de la que dispongo entre el modelo de FP Dual alemán y el que se pretende implantar en España. Sin ánimo de alargarme excesivamente y resumiendo todo lo posible, explicaré que en la mayoría de implantaciones de FP Dual en Alemania los alumnos de Formación Profesional eligen la empresa donde desean realizar sus prácticas de empresa y es ésta última, la que le indica los centros educativos donde puede obtener los conocimientos teóricos que requerirá para el desarrollo de su aprendizaje. Este modelo permite a las empresas alemanas que apuestan por la incorporación de alumnos en prácticas, realizar una selección de aquellos perfiles que creen que se adecuaran mejor a las necesidades que su compañía requiere. Este hecho forzosamente no implica que se escoja a los mejores y los menos cualificados deban buscar empresas de menos relevancia, sino que la empresa dispone desde el primer momento de la posibilidad de escoger los perfiles más adecuados independientemente de su cualificación.
Cierto es que el modelo de implantación sobre FP Dual en España difiere del modelo alemán, aún teniendo en cuenta que está en sus primeros años de implantación y posiblemente sufrirá numerosas adaptaciones, pero basándome en los resultados de nuestro propio proyecto, creo trascendental permitir a la empresa que participe lo más pronto posible en el proceso de admisión de los alumnos en el centro educativo. Estoy plenamente convencido que este hecho minimizaría el número de abandonos y frustración profesional de muchos alumnos que desgraciadamente, descubren que su elección inicial no fue la más acertada.
