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"Las ventajas de dotar de más autonomía a los centros parecen claras. Para que los centros puedan mejorar, tienen que tener la posibilidad de cambiar, por ellos mismos, aspectos curriculares, organizativos y de gestión"
Entrevista
Desde el Fórum Europeo de Administradores de la Educación (FEAE) entendemos que todo aquello que vaya en la línea de reforzar la figura de la dirección y su profesionalidad es positivo. Hay algunos aspectos del anteproyecto de la LOMCE que van en la buena línea, como la agilización de los procedimientos para la resolución de conflictos en el centro, aunque, tal como contempla el propio anteproyecto, hay que garantizar medidas como la mediación. No hay que olvidar que "la imposición de medidas disciplinarias"(como establece el actual redactado de la LOMCE) tiene que tener, fundamentalmente, un carácter educativo para el alumno.
En relación al papel del Consejo Escolar, la redacción del punto l) del artículo 132 puede resultar problemática, puesto que correspondería a la dirección del centro la aprobación del Proyecto Educativo de Centro (PEC) y eso, a mi entender, no es adecuado. El PEC tiene que ser el documento de referencia del Centro y su aprobación conlleva aglutinar el máximo consenso posible en la comunidad educativa. Por ello resulta necesario que esta función continúe en el Consejo Escolar, junto con la aprobación de las Normas de Organización y Funcionamiento (NOF). En este sentido, la Ley no debería traspasar los límites del artículo 27 de la Constitución, en la que dispone que los profesores, los padres y, en su caso, a los alumnos, intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos con fondos públicos. El poder ejecutivo, efectivamente, tiene que radicar en la dirección del centro, pero los proyectos y las normas establecidos en el capítulo II del título V de la LOCE necesitan el máximo consenso en su aprobación y, con ello, parece más adecuado que sea el Consejo Escolar que los apruebe.
Las ventajas de dotar de más autonomía a los centros parecen claras. Para que los centros puedan mejorar, tienen que tener la posibilidad de cambiar, por ellos mismos, aspectos curriculares, organizativos y de gestión. La cultura del cambio debe ser instalada en la manera de proceder de los centros y los centros han de tener la posibilidad de obtener éxito en el desarrollo de su proyecto educativo. ¿Autonomía para qué? Para desarrollar un proyecto educativo propio que conduzca a la mejora y al éxito escolar.
¿Considera que a más autonomía en la gestión, más calidad educativa?
La autonomía de centro es un elemento necesario,aunque no suficiente, para la calidad educativa. Los centros con autonomía y con poder de decisión necesitan mecanismos de información y de regulación. El mecanismo fundamental es la evaluación de centro. Esta evaluación puede ser externa al centro, llevada a cabo por la Inspección educativa, pero también interna. Para ello el centro debe desarrollar un sistema de indicadores propio, que le ayude a saber si las decisiones tomadas en aplicación de su autonomía van en la buena dirección, si las actuaciones implementadas producen mejora del aprendizaje. Un centro autónomo debe ser capaz, al mismo tiempo, de responsabilizarse y rendir cuentas de su actuación hacia la comunidad educativa y hacia la Administración. En esas condiciones, la autonomía puede favorecer la calidad. La autonomía también debe tener sus límites, que son los establecidos por las leyes. Un centro autónomo no debe olvidar la equidad cuando intente mejorar los resultados de los alumnos. La mejora de resultados no se debe obtener a cualquier precio. El éxito debe ser para todos los alumnos.
En estos últimos años de crisis económica, ¿ha cambiado el modelo de dirección de centros educativos?
El modelo de dirección de los centros educativos ha cambiado en los últimos años, pero la causa de ese cambio no hay que buscarla en la crisis económica sino en los profundos cambios que ha experimentado nuestra sociedad. Las necesidades educativas de los alumnos actuales son muy diferentes de los alumnos, pongamos por caso, de hace veinte años. La escuela inclusiva, la incorporación de las tecnologías de la información, la evaluación de centros o la evaluación de la docencia son ejemplos de nuevas exigencias de la sociedad y de las Administraciones educativas hacia la escuela.
Por todo ello, el modelo de dirección de los centros debe evolucionaren la misma línea de las exigencias sociales, incorporando nuevos roles, nuevas habilidades y nuevas competencias, entre las que podemos considerar el liderazgo pedagógico, la evaluación del centro y de la docencia, entre otros. La crisis económica exigirá a los centros educativos nuevas adaptaciones.
Una profesora colombiana que visitaba centros españoles recomendaba a los claustros que aprovechasen la crisis económica para prescindir de lo superfluo. En ese camino hacia lo esencial de la escuela, debemos ser más eficientes en la gestión de los recursos, que serán cada vez más escasos. El concepto de sostenibilidad debe integrarse en la gestión de los centros. En estos momentos de dificultades económicas no podemos pretender que el sistema educativo se soslaye de los ajustes presupuestarios. Para que los poderes públicos y la sociedad perciban la educación no como un gasto, sino como una inversión, el sistema educativo debe ser capaz de rendir cuentas, de explicar a la sociedad que hace con los recursos que dispone. Hay que explicar que el dinero invertido en formación es una apuesta de futuro, que ayudará a salir de la crisis. Los países emergentes obtienen el despegue económico porque llevan décadas invirtiendo en educación. Sin esa inversión el crecimiento económico no hubiera sido posible. En resumen, en un contexto de recursos escasos la dirección de los centros educativos debe continuar cambiando hacia un modelo de gestión más eficiente.
Desde su punto de vista, ¿cuáles son las principales preocupaciones de los gestores de centros educativos?
Mirado desde el punto de vista estrictamente de la gestión de la gestión, las principales preocupaciones de la dirección de los centros educativos son la resolución de los problemas del día a día. Por ejemplo, la falta de medios para las substituciones de corto plazo del profesorado, ha complicado la gestión de dichas substituciones. Se está notando, sin embargo,una reacción positiva de responsabilidad de los profesionales de la educación. En general la respuesta del profesorado ha sido muy positiva, en la línea de facilitar la tarea de dicha gestión. Pero para la dirección de centros, la ocupación en la gestión diaria, no debería retraer la planificación a medio y a largo plazo, la construcción de una visión que aquello que el centro educativo quiere llegar a ser.
¿Es necesaria una mayor profesionalización del perfil del director/a de centro educativo? ¿Qué importancia tiene la formación continua en este contexto?
En el contexto antes descrito, resulta cada vez más necesaria la profesionalización del perfil de la dirección del centro educativo. Profesionalizar significa proporcionar herramientas para crecer profesionalmente. Una herramienta es la formación inicial de los directivos, que debe tener el nivel de un máster y debe involucrar a las universidades, pero también a la propia Administración. Otra es aprovechar la experiencia acumulada por los directores. Los buenos directores tienen que tener la posibilidad de continuar en el cargo mientras continúen teniendo ilusión en el proyecto de centro. Y, por supuesto, la formación permanente tiene una importancia de primer orden. Las Administraciones deben procurar una formación adecuada a las necesidades de los directivos. Esto quiere decir ofrecer módulos formativos de corta duración, que desarrollen competencias profesionales de dirección de centros.
En una entrevista para Educaweb, Victòria Fernández Puig, psicóloga y psicoterapeuta, experta en prevención del estrés docente y a Francesc Padró, licenciado en educación física y profesor de enseñanza secundaria, comentaban que "muchos docentes nos dicen que para ellos el estrés empieza cuando salen del aula, y esto sucede porque una mala gestión organizativa y del equipo docente es un factor importante en la generación de estrés docente". ¿Qué opina sobre estas declaraciones?
Victòria Fernández y Francesc Padró tienen razón cuando afirman eso. Una buena organización del centro facilita en mucho el trabajo de los docentes en el aula y fuera de ella. El trabajo del aula tiene sentido positivo cuando existe una línea de centro, cuando los esfuerzos de los profesores persiguen un proyecto común y compartido, un proyecto abierto a las aportaciones del profesorado, que convierte al centro en una organización que aprende. Para que ello sea posible, la organización del centro no debe atender sólo a la estructura, sino que se debe poner atención en todo aquello que constituye la cultura del centro, es decir, la parte "blanda" de la organización, que tiene que ver con las expectativas, con las dinámicas, con la fluidez de los sistemas de comunicación interna, con el ambiente de trabajo, con el liderazgo compartido, con el "empowerment" de los miembros de la organización.
¿Qué aspectos de la gestión y organización de los centros deberían mejorarse en este sentido?
La gestión y organización del centro debe enfocarse desde la doble perspectiva de un organigrama que satisfaga las necesidades del proyecto educativo, pero también que tenga en cuenta la cultura del centro. La visión cultural o interpretativa de la organización escolar presta una especial atención a mundo de los símbolos, valores y creencias que se desarrollan en una organización y que constituyen su cultura, como un medio excelente de cohesión social entre sus miembros. Analizarla, comprender la e interpretarla, en el conjunto de todos sus elementos y factores, puede ayudar a encontrar formas de responder a la confusión o los conflictos que en ella se generan. Cultivar un buen ambiente de trabajo, que las reuniones sean útiles al propósito común, establecer líneas de actuación compartidas, un proyecto claro e informar de los logros que se vayan obteniendo mediante indicadores, son elementos a tener en cuenta en la gestión y la organización. Y la cultura evaluativa tiene todavía un camino que recorrer en los centros educativos.
Por último, ¿considera oportuno aplicar estrategias empresariales de innovación en la gestión del contexto educativo?
Los que trabajamos en educación debemos ser los primeros en tener una disposición positiva para aprender. Las estrategias empresariales pueden enseñarnos cosas interesantes en el campo de la gestión y de la innovación. Pero no hay que olvidar que el centro educativo no funciona como una empresa de producción de bienes y además de conocimientos (que pueden ser medibles), el centro proporciona formación en relación a valores sociales, proporciona socialización de los individuos, cohesión social, en definitiva, y eso es muy difícil medirlo. Por lo tanto, no se pueden adoptar en la gestión del contexto educativo técnicas empresariales si más.De todas formas, modernamente se vienen aplicando técnicas de gestión del cambio, planificación estratégica y técnicas de valoración de la calidad, que proceden del mundo empresarial y que nos ayudan a mejorar la gestión de los centros educativos.
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