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Propuestas para prevenir el estrés y el burnout en centros educativos

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Joaquín Pardo. Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle (Madrid)
La situación de los docentes de todos los niveles educativos ha empeorado en el contexto de la crisis económica, pero ya previamente existía una crisis en el sistema educativo. La presión de los padres, que en ocasiones vuelcan toda su problemática en el centro, la desvaloración profesional del ejercicio docente, o el cambio constante de normativas y la progresiva burocratización de la profesión provocan no sólo tensión (estrés) sino también, cuando estos procesos se alargan en el tiempo, dan lugar a una pérdida del sentido vocacional, una pérdida de contacto humano con los estudiantes y un ánimo depresivo (es el burnout, también llamado síndrome del quemado).

Esta situación puede abordarse desde dos frentes. Podemos, y debemos, proporcionar recursos a los profesores para que inmediatamente puedan paliar sus síntomas, pero también hemos de abrir una reflexión sobre medidas de tipo organizacional. Hay algo que no funciona y como siempre el atasco de la máquina educativa recae en los docentes y, por ende, en los alumnos. Empecemos por las segundas.

Podrían proponerse medidas organizacionales, pues es en parte la estructura de los centros educativos la que sobrecarga a los profesionales. En esta línea acción se debería llevar a cabo un adecuado estudio de las cargas docentes, apoyarles en su labor de atención a las familias, o promover el reconocimiento social profesional de la docencia en los medios de comunicación desde fundaciones, asociaciones o colegios profesionales. Este último es particularmente importante y sólo una labor de abogacía/periodismo social decidido puede colocar en el centro de la educación, de nuevo, a las personas. Por último, es importante no olvidar la necesidad de medir cómo afectan estos problemas a un centro dado. Para ello existen instrumentos preparados para este fin como el CBP-R, por citar uno de los más rigurosos (Moreno-Jiménez, 2000).  Este cuestionario evalúa el estrés de rol, el burnout, el estilo de supervisión y otras condiciones organizacionales, las preocupaciones profesionales y la falta de reconocimiento profesional. De igual modo, puede resultar útil mejorar los modelos de gestión. En muchos centros predomina lo que según Minztberg sería una organización de burocracia mecánica que se centra en los procedimientos y normas, mientras que para un colegio o universidad la organización más eficaz sería una "organización de tipo profesional", según su terminología, en la que el control se centra en seleccionar eficazmente profesionales cualificados y luego dejarlos funcionar de manera autónoma, el éxito será fruto de la incorporación de los profesionales adecuados.

Respecto a las medidas inmediatas a tomar con respecto a los educadores.Podrían ofertarse diversas técnicas con amplio soporte empírico para regular esa tensión que soportan los docentes cada día. Son de especial interés las técnicas de mindfulness o atención plena. Con estas técnicas los profesores aprenden a detener el enorme flujo de preocupaciones diarias, y pueden tener un espacio para reencontrar su vocación. Así un psicólogo educativo entrenado en mindfulness puede dar soporte al claustro de forma grupal. (INFOCOPonline, junio 2011). Existen también otras técnicas psicológicas que pueden implementarse en caso de no disponer de psicólogos educativos entrenados en mindfulness, y han demostrado tener éxito también estrategias de relajación, reestructuración cognitiva o cursos breves de control del estrés.

Esperemos salir fortalecidos de esta crisis de lo educativo y en breve poder cambiar el estrés por sensación de competencia y el burnout por compromiso con la bella función de enseñar.
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