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¿Qué papel pueden desempeñar los profesionales de la orientación para mejorar la situación socioeconómica?

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David Pérez Ruiz. Área de Investigación y Proyectos. Secretaría de Formación de UGT-CEC
El papel del orientador profesional no puede ser ajeno a la situación socioeconómica que estamos viviendo. Este tiene que adaptarse a los cambios del entorno para dar una respuesta  flexible, personalizada, adecuada y adaptada a las necesidades de los trabajadores y del mercado laboral.  Pero, los profesionales de la orientación, por sí solos, no pueden lograr esta tarea. Para ello, es necesario un Sistema Integrado de Información y Orientación Profesional que cuente con los recursos necesarios para que los profesionales de la orientación puedan desempeñar su actividad de una manera eficaz, eficiente y en términos de calidad.

¿Cuál es la situación socioeconómica y los retos que se nos plantean a corto y medio plazo?

En la actualidad, el mercado laboral español presenta una coyuntura económica negativa que presenta una tasa de desempleo por encima del 24%1. Pero, especialmente preocupante es la tasa de desempleo juvenil que supera el 50%1, por los efectos devastadores que esto provoca en nuestra sociedad presente y futura.

En este contexto socioeconómico, España se enfrenta a corto y medio plazo a una serie de retos:
  • Llevar a cabo una transición hacia un modelo productivo más eficiente y generador de un mayor valor añadido que nos haga más competitivos como país.
  • Lograr una mayor adecuación entre las competencias profesionales de las personas trabajadoras y los perfiles demandados por las empresas.
  • Necesidad de mejorar la cualificación de los profesionales, debido a que la demanda de empleos que requieren de una mayor cualificación aumentará considerablemente en los próximos años.
  • Aumentar la tasa de creación de empresas para generar actividad económica y empleo.
  • Fomentar la movilidad geográfica para ajustar oferta y demanda de empleo.
  • Disminuir la brecha digital que conlleva la aparición y desarrollo de nuevos recursos digitales aplicados al desarrollo profesional y la búsqueda de empleo.
En este contexto, ¿Cuál es la utilidad y que papel puede desempeñar la orientación profesional?

Primero, la orientación profesional como política activa de empleo que es, puede contribuir al desarrollo económico, a la creación de empleo y a la cohesión social. Segundo, puede fomentar una mayor colaboración entre el mundo laboral, educativo y formativo tomando como referente y eje vertebrador las competencias profesionales. Y, por último, puede contribuir a dotar de una mayor transparencia al funcionamiento del mercado laboral, fomentar la movilidad geográfica y la cultura emprendedora. Pero, ¿cómo puede hacerlo?:
  • Estimulando a los trabajadores para que planifiquen su desarrollo profesional, integrando sus metas y aspiraciones en un proyecto profesional y vital viable.
  • Facilitando a las personas trabajadoras la realización de un balance de sus competencias profesionales e informándoles sobre cuales son las requeridas por las empresas.
  • Asegurando una adecuada información que ponga en concordancia las necesidades y cualificación de los trabajadores con las demandas del mercado de trabajo.
  • Ofreciendo información y asesoramiento sobre las oportunidades de desarrollo profesional disponibles.
  • Facilitando recursos e información que integren orientación, formación, cualificaciones y empleo.
  • Informando y asesorando sobre los procedimientos de reconocimiento y acreditación de las competencias profesionales.
  • Promoviendo la cultura emprendedora, facilitando información y asesoramiento a los emprendedores en los procesos de creación de empresas.
¿Qué entendemos por orientación profesional y cuál es el perfil de orientador que necesitamos?

En primer lugar, para delimitar qué entendemos por orientación profesional, es importante distinguir ésta de la orientación académica, la cual tiene destinatarios diferentes y cumple funciones diferentes. De igual manera, conviene separar la intermediación e inserción laboral del concepto de orientación profesional, ya que en ocasiones estos ámbitos se confunden entre sí.

Si nos centramos exclusivamente en la orientación profesional, cuyos destinatarios son las personas trabajadoras en activo (ocupadas y desempleadas), podemos identificar unas necesidades específicas. Como respuesta a esas necesidades específicas, la orientación cumple una doble función: por un lado, informar y asesorar a las personas para planificar y desarrollar su carrera profesional y formativa; por otro lado, acompañar y asesorar en los procesos de transición laboral. Ambas funciones, tienen la finalidad última de facilitar la inserción y reinserción laborales.

Desde 2005,  la Unión General de Trabajadores, a través de diferentes proyectos de investigación desarrollados en el marco de las sucesivas convocatorias de acciones de apoyo y acompañamiento a la formación, ha venido desarrollando diferentes actuaciones en el ámbito de la  Información y Orientación Profesional. Estas actuaciones se concretan y consolidan en el  Servicio Integrado de Información y Orientación Profesional para Trabajadores (OPTA), dirigido a trabajadores en activo (ocupados y desempleados). www.ugt.es/opta 

Fruto de la experiencia acumulada en los sucesivos proyectos de investigación realizados entendemos que:

La Orientación Profesional es un proceso destinado a acompañar al trabajador (ocupado o desempleado) en la toma de decisiones en el ámbito laboral y su puesta en práctica. Incluye un conjunto de actividades de información y asesoramiento al trabajador sobre gestiones, herramientas y recursos, que permitan mantener actualizadas y/o mejorar sus competencias profesionales, contribuyendo a su proyecto personal y profesional. En este sentido, entendemos que los procesos de orientación deben ser personalizados, y que deben de caracterizarse por su adaptabilidad y flexibilidad a las necesidades que tengan cada una de las personas, tomando como referente su perfil profesional, demandas, necesidades y situación sociolaboral.

En segundo lugar, tanto en la normativa laboral como en la educativa, no existe una definición del perfil del orientador. Los profesionales que desempeñan funciones en actividades de información y orientación profesional las realizan bajo una multiplicidad de denominaciones según el contexto en el que actúen. En consecuencia existe la necesidad de identificar cuales son las funciones que han de desempeñar estos profesionales, así como la formación y competencias que son necesarias para el desempeño de su labor con la debida calidad. Del mismo modo deberían identificarse y analizarse las denominaciones de puesto  existentes para estas actividades y delimitarse para clarificar y dotar de mayor seguridad y calidad al ejercicio de la profesión de orientador.

Una vez delimitado el ámbito de actuación de la orientación profesional y sus funciones podemos identificar qué perfil de orientador necesitamos.

En cuanto al perfil académico, es aconsejable la titulación universitaria. Los perfiles académicos más comunes suelen ser en ciencias sociales, jurídicas o económicas con titulaciones como Relaciones Laborales, Ciencias del Trabajo, Derecho, Sociología, Políticas, Pedagogía, Psicopedagogía, Psicología, Administración y Dirección de Empresas, etc. También es aconsejable tener formación complementaria en áreas de conocimiento específicas, según el ámbito de especialización en el que se trabaje. Un ejemplo es el Autoempleo, cuando se cumplen funciones de apoyo y asesoramiento a emprendedores.

El orientador tiene que conocer y manejar mucha información, para ello necesita de una formación que le ayude a reciclarse y a adquirir nuevas competencias que le son de utilidad para poder desempeñar su labor en el día a día. Podemos clasificar las funciones que desempeña un orientador en cuatro grupos: Información, Asesoramiento, Gestión de Información y Acompañamiento.

Entendemos que, para el buen desarrollo de estas funciones, es  necesario un profesional que tenga una visión global en diversas disciplinas y que reúna las competencias básicas necesarias, de tal manera que deberá ser un profesional polivalente. Podemos identificar las competencias más destacadas clasificándolas en cuatro áreas:

Competencias Técnicas (Saber): Conocimientos en mercado de trabajo, formación profesional, autoempleo, legislación, relacionales laborales, evaluación y diagnóstico, recursos, TIC, etc.

Competencias Profesionales (Saber hacer): Planificación y organización, gestión de la información, investigación y prospección, diseño e implementación de contenido y estrategias para el desarrollo profesional y la búsqueda de empleo, etc.

Competencias Sociales (Saber estar): Comunicación, trabajo en equipo, negociación, etc.

Competencias Personales (Saber ser): Habilidades sociales, solución de problemas, aprendizaje permanente, toma de decisiones, creatividad, resistencia, a la tensión, capacidad de síntesis, etc. 

En definitiva, es recomendable que el equipo de orientadores que forme parte de cada unidad de información y orientación  sea multidisciplinar, y ofrecer así un servicio que pueda cubrir todas las necesidades de aquellos usuarios que pasen por el mismo, cumpliendo con criterios de calidad.

¿Cuál es la situación de la orientación profesional en España?

A pesar de la grave situación socioeconómica que estamos viviendo en nuestro país, e ignorando el papel positivo que la Orientación Profesional puede desempeñar en este entorno, no existe ninguna acción coordinada en este ámbito. Tanto en el ámbito laboral como en el educativo, existe una multiplicidad de actuaciones no coordinadas entre si que atienden en función de distintas variables (ámbito geográfico, agentes, destinatarios, financiación, programas, objetivos, etc.).

La información y Orientación Profesional carece de un desarrollo normativo específico  a pesar de que la  normativa básica reguladora del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales y Formación Profesional determina la necesidad de desarrollar un Sistema Integrado de Información y Orientación Profesional que actualmente sigue sin estar desarrollado.

En este contexto, hay que lamentar que en los Presupuestos Generales del Estado para 2012, las cifras de gasto en políticas activas de empleo y formación disminuyan en un 21% y 34% respectivamente. Está por ver qué consecuencias tendrá éste recorte y cómo afectará a un Modelo de Orientación Profesional que ni si quiera está desarrollado.

Notas al pie:

1.- *Según datos EPA 1er Trimestre de 2012.
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