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Certezas para orientar en la incertidumbre

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Lourdes Villardón. Catedrática de Didáctica y Desarrollo Curricular de la Facultad de Psicología y Educación Universidad de Deusto (Bilbao)
La sociedad de la incertidumbre

La sociedad está cambiando a un ritmo tan rápido que es imposible prever cómo va a ser dentro de 20 años, cuál va a ser la situación económica, la demanda laboral, los valores imperantes. Hemos hablado de la sociedad de la información y del conocimiento y ahora debemos hablar de la sociedad de la incertidumbre (Villardón, 2012).

El impacto de las nuevas tecnologías ha cambiado la naturaleza del trabajo y la globalización ha favorecido la competitividad, lo cual ha dado como resultado una necesidad innegable de innovar y de adaptarse.

En consecuencia, desde la Orientación, hay que promover el desarrollo de una persona estratégica y flexible, abierta siempre a nuevos aprendizajes, que se desenvuelva en contextos diferentes y distintas realidades.

La función principal de los orientadores es, por tanto, la difícil tarea de orientar a las personas para un futuro incierto, desconocido e impredecible. No se trata solo de orientarles para que se adapten a la sociedad que les toque vivir y se conformen con ella, sino también para que "con-formen" dicha sociedad, para que formen parte de ella  y para que contribuyan de forma proactiva a dicha sociedad.

¿Cómo orientar en la incertidumbre?

Lo más frecuente en los últimos tiempos es que la mayoría de las personas tenga que cambiar de ocupación a lo largo de su vida, lo que hace que la transición laboral se prolongue de manera indefinida. Esto obliga a cambiar la perspectiva formativa hacia la empleabilidad (B. Echeverría, 2003), la cual está ligada a las competencias profesionales.

Tomando las palabras de Sánchez, Álvarez, Manzano, Pérez-González (2009: 285) podemos afirmar que "los profundos cambios en el mercado laboral (precariedad, flexibilización, globalización) y sociales (demográficos, movimientos migratorios, etc.), han generado nuevas demandas de Orientación. La persona necesita este tipo de apoyo, no sólo durante su etapa escolar, sino también en los procesos de transición y adaptación (profesionales, formativos, personales y vitales) que se suceden a lo largo de toda la vida; para gestionar su carrera vital y profesional y desarrollar una serie de competencias que le permitan desenvolverse y desarrollarse en su ámbito profesional y vital".

Para atender a las nuevas necesidades, la Orientación debe cambiar el enfoque y hacer una transición. Ya no se trata de informar y asesorar entre las distintas opciones, sino de ayudar a las personas a convertirse en ciudadanos autónomos, equilibrados y sanos, capaces de responder a las necesidades de un mundo profesional  y social cambiante (Veskov, 2012).

Certezas para orientar en la incertidumbre

Frente a la incertidumbre, las personas necesitan confianza en sí mismas y en los demás. Esta confianza se consigue a través de la adquisición de tres competencias fundamentales:

- La Competencia para Aprender, "madre de las demás competencias" (R. Echeverría, 2003:210) y fundamento del Aprendizaje a lo largo de la vida.

- La Competencia Interpersonal, que permite el cambio y mejora de las personas a través de unas relaciones eficaces.

- La Autonomía, la cual se vincula a la asunción de la responsabilidad  respecto a las decisiones sobre la propia vida y el futuro.

Algunas orientaciones para la orientación

La necesidad de orientación a lo largo de la vida, que implica ampliar el ámbito de actuación, lleva a considerar lo que se está haciendo en otros contextos no estrictamente educativos, por ejemplo, en el organizativo. En este ámbito, el coaching puede ofrecer algunas ideas para la Orientación.

Tanto el coach como el profesional de la orientadoción deben cumplir las mismas funciones: incitar a la reflexión, favorecer el aprendizaje para el cambio y asumir un papel investigador más que valorativo, así como favorecer que la otra persona tome sus decisiones, más que aconsejarle lo que debe hacer y cómo.

La brújula y la hoja de ruta, instrumentos para la orientación

El verdadero aprendizaje, cambio y desarrollo de la persona no se logra a través de indicaciones de lo que tiene que hacer, como haría un GPS, sino favoreciendo que decida por sí misma a partir de un análisis crítico de su situación y de su pasado. Con este fin, la Orientación a lo largo de la vida puede servirse de dos instrumentos fundamentales: la narración, que funciona como una brújula y nos ayuda a saber dónde estamos, y el proyecto de vida, la hoja de ruta que nos indica hacia dónde vamos y cómo lo vamos a lograr.

La potencialidad de ambos instrumentos se aumenta a través de la conversación entre el orientador y el orientado.

La dirección de la orientación

La alta velocidad de los cambios en la sociedad a la que hemos denominado "de la incertidumbre" y los profundos cambios en el mercado laboral han generado nuevas demandas de Orientación. Se debe plantear una Orientación basada en los siguientes principios:

- A lo largo y ancho de la vida. No se trata de orientar solo en la etapa escolar y como paso previo a la edad adulta, sino a lo largo de la vida y no sólo en un ámbito, sino en varios, lo que hace que se diluyan las diferencias entre la orientación escolar, profesional y personal.

- Dirigida a la empleabilidad. Dado que la movilidad y el cambio son inherentes al mercado de trabajo, se trata de que las personas potencien su atractivo como personas empleables en diferentes ámbitos y salidas profesionales.

- El aumento de la empleabilidad en las personas va asociado a la adquisición de competencias que permitan un aprendizaje permanente y un desarrollo continuo, tales como la competencia para aprender, la competencia o competencias para relacionarse con los demás y la autonomía e iniciativa personal.

- El profesional o la profesional de la Orientación debe favorecer en las personas el desarrollo de estas competencias. El coaching, como proceso que favorece el cambio y la mejora de las personas y de las organizaciones, por sus similitudes con las finalidades de la orientación, puede ofrecer algunas ideas para el desempeño de estos nuevos roles de la Orientación.

- En este sentido, es importante entender que cada persona interpreta la realidad desde su experiencia y que esa interpretación provoca determinadas emociones. La función del orientador no es juzgar, ni aconsejar, sino ayudar a la persona a reinterpretar la realidad basándose en esta premisa.

- Con este fin, el profesional de la Orientación, debe desarrollar él mismo competencias de investigación e indagación y de relación interpersonal tales como la empatía, la escucha y la pregunta.

- El manejo por parte del orientador de técnicas como la narración biográfica y el balance de competencias y el proyecto profesional y vital y su potenciación a través de la conversación, son importantes para el desempeño de la Orientación a lo largo de la vida.

Referencias:

Echevarría, B. (2003). Saber y sabor de la profesionalidad. Revista de Formación y Empleo, 74, 6-11.

Echeverría, R. (2003). Colofón al arte de soplar las brasas. En I. Wolks. Coaching. El arte de soplar brasas. Buenos Aires: Gran Aldea Editores (203-222).

Sánchez García, M.F., Álvarez González, B., Manzano Soto, N., Pérez-González, J. C. (2009). Análisis de las competencias del orientador profesional: implicaciones para su formación. REOP, 20, 3, 284-299.

Veskov, I. (2012). The Paradigm Shift in Career Guidance: Implications in the Context of Serbia. Essay for credits in European Masters in Lifelong Learning: Policy and Management. University of Deusto. No publicado.

Villardón, L. (2012). Orientar en la incertidumbre ¿Quién orienta al orientador? Ponencia presentada en el VI Encuentro Estatal de Orientadores. Bilbao. 11-13 Mayo.
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