Para empezar hay que partir de la idea de que la prueba de acceso a la universidad (PAU) es la última puerta a abrir para acceder a la universidad y que, a la vez, sirve para confirmar que durante el Bachillerato se ha conseguido los objetivos necesarios para después poder llevar a cabo unos estudios universitarios. ¿Esto qué significa? Pues que un buen Bachillerato implica tener posibilidades de aprobar la selectividad con más o menos nota.
La mayoría de los jóvenes ven la selectividad como una tarea difícil de superar, pero los datos demuestran que más del 80% de los estudiantes la aprueban cada año.
Por lo tanto, la mayor problemática de estas pruebas no reside en su superación, sino en la tensión y la inseguridad que provoca en los jóvenes. Este estado de nerviosismo está causado muchas veces por un trabajo poco consistente durante todo el Bachillerato. Y es que es necesario, desde un primer momento, hacer balance y priorizar aquello que realmente es importante y que afectará la nota de corte. Es en este punto cuando es necesario insistir que el peso de la nota final de la selectividad reside, principalmente, en el Bachillerato, puesto que supone un 60% del total, así, cuanta mejor nota se saque en el instituto, con más tranquilidad se podrá presentarse a la selectividad. Pero, el éxito del Bachillerato, no sólo recae en el esfuerzo, sino también en su correcta elección.
La orientación académica y profesional es una herramienta esencial para guiar tanto a los jóvenes como a los adultos en su proceso de elección. La orientación ayuda a la persona a ir construyendo su propio camino de manera autónoma y segura y, por lo tanto, también a escoger con el apoyo del orientador aquellas asignaturas más adecuadas para examinarse a la fase específica y acceder con más facilidad y más conocimientos a la titulación que se desea.
En este sentido, la orientación tiene que empezar mucho antes de la elección de las materias para la fase específica de la selectividad, para no encontrarse después con jóvenes que han escogido erróneamente la modalidad de Bachillerato y que cuando se dan cuenta ya tienen tiempo de reaccionar. Basándonos en nuestra experiencia como orientadoras académicas y profesionales, podemos afirmar que hay muchos chicos y chicas que no hacen un buen proceso de toma de decisiones y que en el momento de la selectividad no saben qué escoger, se sienten desanimados y estresados y ven que quizás no podrán acceder a los estudios que desean.
La elección de Bachillerato viene condicionada por el objetivo final: los estudios superiores a los que se quiere optar, y dependiendo de ello hay que escoger una modalidad de Bachillerato u otra. Es muy importante conocer también las materias que se realizan a cada modalidad y, si hace falta, hacer un cambio de centro con el objetivo de encontrar aquel donde se cursen las asignaturas con las que subir la nota de la fase específica. Todo ello nos lleva a hacer un ejercicio de búsqueda de información empezando a mirar las tablas de ponderaciones del año en que nos tocará hacer la selectividad.
Antes, sin embargo, para saber qué Bachillerato elegir se debe definir qué estudios se quieren cursar después. Para poder decidirlo hace falta, por un lado, reflexionar sobre todos los aspectos personales como son los intereses, las habilidades y competencias, la personalidad y los valores. Y por otro lado, también hay que informarse ampliamente sobre la oferta académica existente y sobre el mercado de trabajo. Conocer las diferentes profesiones, el trabajo que hace cada uno de estos profesionales y también el perfil que encaja con cada profesión.
Realizar esta reflexión antes de iniciar la formación ayudará a hacer un buen Bachillerato, puesto que se tiene un objetivo claro y, se sabe dónde se quiere llegar y la dificultad que puede suponer lograrlo. Esto también ayuda a conseguir una buena nota media del Bachiller, poderse presentar a las asignaturas que mejor ponderan en la selectividad para subir nota y entrar a la carrera que se quiere y a la universidad deseada. Esta es la mejor forma de evitar sorpresas en la PAU. La selectividad no es nada más que el reflejo de lo que se ha trabajado en el Bachillerato. Un buen Bachillerato quiere decir una buena selectividad.
Por último, como hemos visto anteriormente, a pesar de que la base para tener éxito durante la selectividad es haber hecho un buen Bachillerato, también es importante preparar bien la prueba para conseguir la mejor nota posible. A continuación puedes encontrar una serie de consejos que ya puedes empezar a poner en práctica:
- Confecciona un horario donde puedas ver el tiempo que dedicarás a cada asignatura y los días que lo harás y ¡cúmplelo!
- Haz resúmenes, esquemas, mapas conceptuales,... utiliza la estrategia que a ti te sea más útil para estudiar.
- Intenta hacer ejercicios como los que te encontrarás en el examen para ir practicando.
- Realiza algún examen de selectividad de años anteriores con los tiempos preestablecidos para poner en práctica esta prueba y para enseñarte a organizar el tiempo para responder cada apartado.
- Estudia en un espacio bien iluminado, que te permita concentrarte, y sin ruidos u otras cosas que te puedan distraer.
- Intenta estudiar en aquel momento del día que tu cuerpo está más activo y que, por lo tanto, podrás asimilar mejor todos los conocimientos (dependiente de cómo seas será durante la mañana, la tarde o incluso la noche).
- Duerme cada día como mínimo 8h para poder estar bien para estudiar, descansado y despierto, ya que el sueño limpia la memoria a corto plazo y deja espacio libre para más información.
- Cuida tu alimentación, debe ser equilibrada y sana para garantizar un estado óptimo de trabajo. Algunos alimentos te pueden ayudar a relajarte, estar más atento, ayudar a tu memoria,...
- Estate tranquilo a la hora de estudiar, la tranquilidad ayuda en la concentración y ésta a los buenos resultados.