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"Hay que recuperar la corresponsabilidad complementaria de la familia y de la escuela en la tarea educativa. Ambos son imprescindibles, con competencias específicas pero que se refuerzan recíprocamente"

Entrevista


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Entrevista a Ana Mª Vega. Profesora y titular de la Cátedra UNESCO de Ciudadanía Democrática y Libertad Cultural de la Universidad de La Rioja. Investigadora del Observatorio de Participación de los Padres en la Educación
Mª Jesús Comellas, profesora del Departament de Pedagogia Aplicada de la Universitat Autònoma de Barcelona afirma que actualmente existe una tendencia a "fragilizar" el papel de las familias en el proceso educativo y a que se considere que "no educan". ¿Cree que el papel de los padres ha perdido fuerza en la educación? ¿Se ponen en duda las competencias familiares en la educación de los hijos?

En absoluto, el papel de los padres en la educación no ha perdido fuerza, pero hoy es mucho más complejo. Los desafíos son mayores, en primer lugar, porque tienen nuevos y poderosos "competidores" en la educación informal y no formal de los hijos, como ocurre con los medios de comunicación y con las nuevas tecnologías. Y, en segundo lugar, por los horarios laborales y la escasa y recortada convivencia familiar. Este nuevo contexto reclama de los padres un aprendizaje formativo permanente, incisivo y sobre todo muy coherente. Los padres no pueden exigir en la educación formal de los hijos: valores, conductas y actitudes, que luego ellos no ofrecen a sus hijos en casa.

¿De qué forma se percibe el interés de los padres y madres en la educación? ¿Cómo se expresa este interés? (actividades, comunicación con el centro, implicación en las decisiones…)

Pienso que su interés está principalmente enfocado en los resultados académicos, a veces, incluso en exceso. Se dejan de lado otros aspectos formativos muy importantes que a la larga pueden resultar carencias relevantes. Esto explica que su interés se focalice sobre todo en las tutorías y en las notas. Por el contrario, preocupa menos todo lo relativo al buen funcionamiento del centro, al ambiente de trabajo o a la convivencia escolar. Quizás esto explica su escasa participación en las AMPAS o en los consejos escolares de los centros.

¿Es necesaria una mayor participación de las familias en la escuela?

Sin duda. Hay que recuperar la corresponsabilidad complementaria de la familia y de la escuela en la tarea educativa. Ambos son imprescindibles, con competencias específicas pero que se refuerzan recíprocamente. El problema muchas veces es la desconfianza recíproca; pienso que éste es el principal desafío en la actualidad: reforzar el papel de los padres en la escuela y de los profesores, en casa.

¿De qué forma pueden contribuir los centros educativos a una mayor participación real y efectiva de las familias?

Primero, facilitando la trasparencia en la información: para participar primero hay que estar bien informados del funcionamiento del centro, de su proyecto educativo, de sus objetivos y de sus dificultades. Y, sobre todo, de sus resultados. No comparto el temor de algunos a que los padres conozcan los resultados de evaluación de su centro. No se trata solo de garantizar el derecho a la libre elección de centro, sino también de asegurar calidad en la educación y de rendir cuentas, un aspecto de las políticas educativas todavía poco desarrollado en España. Por otra parte, creo que esa transparencia servirá para mejorar la asignación eficiente de recursos y para propiciar una verdadera autonomía de los centros.

En segundo lugar, los centros deben facilitar la participación de los padres convocándoles en horarios asequibles y contando realmente con su opinión. De lo contrario, se siembra un escepticismo en las familias que acaba resultando paralizante.

La Universidad de La Rioja ha participado en la creación del Observatorio de participación de los padres en la educación. ¿Cuál es la finalidad de esta iniciativa?

Con la herramienta www.parenstparticipation.eu se persiguen dos objetivos, por una parte, sensibilizar a los padres en su necesaria participación educativa, aportando información sobre esta cuestión así como unos módulos formativos. Y, por otra parte, se quiere facilitar a las familias, a los centros y a las autoridades, un instrumento que permita medir el nivel de participación mediante indicadores basados en derechos. Con este fin, se ha incorporado un cuestionario y se han volcado los resultados obtenidos por quince países europeos. Esa información permite hacer comparaciones, detectar disfunciones y redefinir objetivos en el ámbito de la participación. En estos momentos, estamos diseñando un proyecto con varias comunidades autónomas para adaptar estar herramienta a los centros.

¿En qué consiste el proyecto IPPE? ¿Con qué indicadores miden el nivel de implicación de los padres y madres?

PPE (Indicadores de Participación de los Padres en la Enseñanza Obligatoria) es un proyecto europeo que persigue mejorar la gobernanza de la educación gracias al fortalecimiento de la participación de los padres. Con este fin se han elaborado unos indicadores que permiten medir la participación de los padres en los sistemas educativos europeos. Esta herramienta está concebida para ayudar a los poderes públicos en la orientación de las políticas educativas.

A la hora de seleccionar los indicadores hemos tomado como punto de partida dos estudios realizados por Eurydice (1997 y 2004), donde los derechos de los padres se dividen en dos categorías: los derechos "individuales" y los derechos "colectivos". La primera se compone de tres derechos. El primero es el de elegir la escuela que desean para sus hijos. El segundo, el de recurso, proporciona a los padres la posibilidad de manifestar su oposición en relación con ciertas decisiones adoptadas por la autoridad escolar. Por fin, el tercer derecho atañe a las informaciones que reciben los padres acerca de los progresos de sus hijos, la organización del sistema escolar en general y de la escuela de sus hijos en particular. La categoría de derechos "colectivos" se refiere esencialmente al derecho de los padres a participar en las estructuras formales organizadas en el sistema educativo con este fin.

¿Cuáles son las principales conclusiones que pueden extraerse del análisis de estos indicadores?

El estudio ha puesto de relieve la necesidad de instaurar a nivel europeo dispositivos que reflejen las expectativas y las opiniones de los padres, a través del Eurobarómetro, por ejemplo, para permitir la creación de indicadores más cercanos a la realidad. El estudio constata que en los países de la Unión existe una ausencia generalizada de un enfoque fundamentado en los derechos, tanto en el ámbito de la participación de los padres, como en el sistema educativo en general. La visión que actualmente prevalece es esencialmente, la de las necesidades de escolarización y de cohesión social.

Creemos que hay que diseñar nuevas fórmulas o nuevos métodos de participación de los padres: ampliar el derecho al voto en el ámbito educativo, según el modelo de democracia directa suiza; devolver la gestión de los centros a los padres, de la misma manera que las «grant maintained schools» inglesas; favorecer la creación de escuelas directamente administradas por los padres; desarrollar nuevas fórmulas de gobernanza como las charter schools, así como las comunidades de aprendizaje. Se podrían también desarrollar proyectos de participación fundamentados en la idea de un contrato o pacto de formación entre escuela y familia, que determinara cuales son los derechos y deberes respetivos de las partes implicadas en el sistema educativo.

Pensamos que podría ser igualmente útil establecer una campaña pública europea para incitar a los padres a participar dentro del marco de los mecanismos actuales, con miras a promover  "una ciudadanía activa" en este ámbito. Creemos que es necesario crear nuevas herramientas que faciliten la comunicación entre la escuela y la familia, fortaleciendo los más eficaces mecanismos actuales. Por otra parte, habría que invertir más en la formación de los padres para promover su participación en la vida escolar y la gestión de los centros. Y debería adaptarse la legislación laboral para facilitar el ejercicio del derecho de participación de los padres en la enseñanza obligatoria.

¿Existen buenas prácticas a nivel europeo en cuanto a participación de los padres en la educación que puedan servirnos de ejemplo?

El Reino Unido es, en este sentido, un óptimo ejemplo. El sistema está diseñado íntegramente en función de los padres: se facilitan horarios, información y un óptimo acompañamiento de las familias en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
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