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TIC y autonomía crítica, un binomio posible

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Mari Carmen Caldeiro Pedreira. Licenciada en Humanidades por la Universidad de Santiago de Compostela
Introducción

La información fluye de manera rápida y continua a través de los distintos canales y tecnologías de reciente creación, su repercusión provoca la necesidad de la continua formación de  la ciudadanía. La inmediata inclusión de las nuevas formas de comunicación en los ámbitos laboral, educativo y personal provoca que con frecuencia se confundan espacios, llegando a mimetizar lo público y lo privado de manera que este último ve desdibujado su valor en favor del primero. El incipiente crecimiento de las formas y medios de comunicación requiere del acceso a estas tecnologías además de la formación cognitiva que capacite al sujeto para la emisión de juicios o aseveraciones  racionales y críticas. Internet se está convirtiendo en compañero de buena parte de la sociedad debido a su rapidez, comodidad y relativa sencillez para mantenerse en contacto; las tecnologías de comunicación interactiva aumentan igual que las plataformas de comunicación social: redes, blogs o wikis, entre otros; su  existencia genera la necesaria formación de  la totalidad de usuarios. El cambio de hábitos requiere de un cambio formativo que, en determinados casos, comienza a desarrollarse mientras  en otros se incrementa.

Las TIC: el gran desconocido

Resulta curioso ver como en la sociedad donde nos movemos a la que Martín-Barbero (2007) denomina de la revolución de las tecnicidades, los niños cada vez a edades más tempranas manejan con total soltura las tecnologías: el móvil o los videojuegos son algunos de los principales ejemplos. El contacto con éstas, así como la cantidad de publicidad sobre las mismas condicionan a la ciudadanía provocando, si cabe, que se dote de este tipo de medios de forma un tanto prematura. Tal situación contribuye a acentuar la brecha digital a la que con frecuencia se alude, nos referimos a la diferencia que se establece entre los nativos digitales, es así como se conoce a la población que ha nacido en la era de la tecnología, y  los migrantes; existe una considerable diferencia entre los que saben sobre el funcionamiento de los medios y aquéllos que lo ignoran.  A nivel cognitivo también se aprecian  discrepancias, no hemos de olvidar que, a pesar de no poseer tanta destreza en el uso y manejo de estos aparatos de reciente y continúa creación, los migrantes digitales cuentan con unos conocimientos y un amplio bagaje cultural que les capacita para el asesoramiento de los más jóvenes; ambos se cumplimentan conformando un binomio que puede llegar a resultar interesante. De tal situación se deriva la necesidad de formación tanto por parte de unos como de los otros. En cuanto a los migrantes deben cubrir ciertas deficiencias y carencias provocadas, en buena medida, por el incipiente devenir de la tecnología. Por otro lado es precisa la capacitación y formación de los más jóvenes –nativos digitales-, no tanto a nivel tecnológico como cognitivo. El desarrollo de la actitud crítica y la autonomía constituyen dos de las principales prioridades en la actualidad, hándicaps que deben superarse, cuestiones que preocupan tanto a nivel social como individual.

Las tecnologías de la información y comunicación se convierten en baluartes sobre los que se construyen relaciones antaño impensadas y cuyo desarrollo se realiza a miles de kilómetros; a pesar de ello, esta situación no justifica determinados comportamientos ni conductas irresponsables o reprobables que requieren de una formación capaz de dotar, especialmente al adolescente, de la facultad para poder discernir entre lo real y lo creado. La objetividad y fidelidad a la realidad o incluso las libertades se ven, en muchos casos, coartadas por determinadas actuaciones difundidas de forma indiscriminada a través de los nuevos medios y recientes tecnologías de la comunicación.

Por ende, se requiere un uso racional y mesurado de las Tic de las que  pueden derivarse consecuencias positivas a diferentes niveles: socialmente permiten el contacto entre personas que se encuentran geográficamente lejos, en la administración facilitan el desarrollo de determinados trámites que pueden realizarse, gracias a las Tic, durante las 24 horas. En el campo educativo y si introducimos estos medios en el aula, el profesorado reduce considerablemente su trabajo ya que, entre otras ventajas, evita la tarea de repetición agilizando su labor, al mismo tiempo puede realizar actividades de forma menos pesada y más interactiva. De esta forma constatamos que el uso de las tecnologías en el aula fomenta la participación y el diálogo, pilares fundamentales de la sociedad democrática a la que pertenecemos.

Las Tic, pese a todo, actualmente continúan siendo el gran desconocido, como esa persona a la que todo el mundo identifica pero del que no tiene demasiada información y que a su vez le influye condicionando la toma de decisiones y determinados comportamientos, es decir, alguien con quien se vive pero no se convive del que se desconocen muchos datos. Con este símil pretendemos reforzar la idea que planteamos a lo largo del escrito y que se enuncia en el título de esta reflexión: Tic y autonomía, un binomio posible. Partimos de la pretensión de desarrollo de personalidades morales autónomas y críticas que convivan con las Tic y las utilicen el cumplimiento de este objetivo requiere de la formación, especialmente la de aquellos sujetos que se encuentran más lejos de alcanzar niveles superiores de desarrollo moral. Cabe una mención especial a los menores, tanto los adolescentes como los niños y niñas de edades inferiores que pasan gran parte de su tiempo en  contacto con las Tic lo cual incrementa la necesidad de formación.

Los menores ante las Tic: integración y comprensión de formas y contenidos

Con el término menores nos referimos no únicamente a aquellas personas de edades inferiores a los 18 años cumplidos sino a la totalidad de la ciudadanía que de algún modo permanece en la etapa adolescente dado que no posee el grado de desarrollo moral autónomo que le capacita para la emisión de juicios bien sean valorativos, bien críticos. Las características corresponden con las que Perinat (2003:21), utiliza para referirse a los adolescentes quienes, según señala, cuentan con una capacidad mínima para elegir, de ahí que sea perentorio el que aprendan a seleccionar. De forma mayoritaria el grupo que no ha desarrollado tal capacidad acostumbra a estar conformado principalmente por niños y adolescentes. Estos últimos constituyen el grosso de nuestro estudio; se trata de chicos y chicas que todavía se encuentran en edad escolar y que por tanto reciben obligatoriamente formación académica. Esta cuestión que, a simple vista, puede resultar banal supone un hecho determinante ya que, en cierto modo, contribuye a reforzar la idea de que la escuela no debe permanecer anquilosada en el pasado sino que ha de evolucionar conforme a las diferentes formas de transmisión del conocimiento. Ésta debe tener en cuenta que la inclusión de las nuevas tecnologías y formas de comunicación en la vida constituye un hecho constatado y por tanto desde todos los ámbitos es preciso formar a quién lo precise ya que como señala Viñas (2005:235) un uso inapropiado de las tecnologías de la comunicación puede no sólo alterar su comportamiento sino que además puede interferir en su actividad académica y a lo largo de su vida. Para que esto no suceda es preciso alcanzar el desarrollo de la autonomía de la persona que se perfila como señalan Vargas-Machuca y Arteta siguiendo a Raz (1986) sobre la capacidad de elección, las oportunidades de ejercerla y las pautas de conducta que se derivan del juicio propio.

La adquisición de este último es posible si contamos con una ciudadanía alfabetizada, capaz de poder no solo leer y escribir, sino de comprender el funcionamiento e interpretar racionalmente las nuevas tecnologías de la comunicación y la información que transmiten. Se trata según dictámenes de la Unión Europea a los que se refiere Pérez Tornero (2009) de que la ciudadanía al completo, desde las edades inferiores a las más avanzadas, adquiera capacidades tanto creativas como críticas que posibiliten una mejora en la transparencia y pluralismo de los medios a la vez que contribuyen a la seguridad en comunicación. Para Morduchowicz (2011:18) urge "explorar la manera en que los medios construyen significados y legitiman discursos" para que, según señala más adelante la autora, la audiencia sea capaz de tomar decisiones independientemente del entorno social en el que se mueve y de la influencia que éste pueda ejercer.

A pesar de que ésta es una tarea que compete no sólo ni de forma exclusiva a la enseñanza escolar y a los docentes, vamos a centrarnos en la labor que se desarrolla desde este ámbito.

La inclusión de las Tic en la enseñanza

En primer lugar es importante señalar que las Tic vienen introduciéndose de manera paulatina en la escuela desde hace décadas, actualmente y debido a su incipiente desarrollo, esta inclusión se incrementa y  acelera.

Entre los factores que contribuyen a ello, destacamos: la dotación de materiales y la formación. La primera atañe principalmente a la administración encargada de hacer llegar, con mayor o menor rapidez, a los distintos puntos de la geografía española los medios necesarios. En cuanto a la segunda, la formación, compete por un lado a los propios docentes y por otro a los centros de formación continuada que enfocan su trabajo hacia el profesorado no universitario mientras que en el último nivel –la universidad- los docentes reciben formación a través de cursos que la propia institución oferta o, en ocasiones, se forman de manera autodidacta. En el nivel educativo superior parece como si la investigación que los trabajadores de este colectivo han de desarrollar pudiese suplir de algún modo a la formación en Tic. Estas cuestiones bien podrían servirnos para sembrar ríos de tinta mas como el cometido del trabajo no es éste y dado que tampoco disponemos de la posibilidad de analizar la situación puesto que asistimos a su continuo y creciente desarrollo nos centraremos en la mención de trabajos puntuales que contribuyen a la consecución de los objetivos antes mencionados.

Al revisar la bibliografía existente, y en continuo surgimiento, constatamos que la introducción de las Tic en la educación ha dejado de ser una desiderata para convertirse en realidad; la dotación de material por parte de la administración y la propia evolución social han sido determinantes a la hora de movilizar al profesorado que percibe la necesidad de incluir en sus aulas estas nuevas tecnologías ya que, de lo contrario su forma de enseñanza se verá relegada al pasado dado que los nuevos moldes y formatos comienzan a desplazar a los tradicionales. Cada vez más en un mayor número de centros educativos españoles se introducen los pc portátiles con los que se dota al alumnado de enseñanzas medias, junto a estos la pizarra digital es otra de las tecnologías que comienza a estar presente en los diferentes contextos educativos.

El portátil comienza a formar parte del material escolar del alumnado, sustituyendo de algún modo las visitas al aula de informática, único espacio desde donde hasta hace relativamente poco tiempo se accedía a la red. Hoy en día, la señal wifi llega tanto a los pasillos como a la cafetería o demás lugares de los centros educativos lo cual permite la conexión y ampliación del espacio de comunicación y aprendizaje.

El éxito y uso, en ocasiones masivo, de estas formas de comunicación provoca que el alumnado con frecuencia sitúe en un lugar preferente a la tecnología frente a los contenidos, sirva de ejemplo el caso de los discentes a los que se les solicita la realización de un trabajo, en el cual puede observarse como generalmente  atienden más a la forma que al fondo lo cual constata que el auge de la tecnología, en estos casos,  va en detrimento de los contenidos. Situaciones de este tipo justifican la necesidad de racionalización y capacidad crítica que faculta al sujeto para ser capaz de utilizar cada material con los fines correspondientes. La inclusión de los nuevos formatos de comunicación no debe reducir la calidad del producto ni el nivel de exigencia de los trabajos, se trata de incluir formatos y no de sustituir o eliminar contenidos. Nos referimos a una integración frente a la imposición que se observa en ciertos contextos, de ahí que consideremos posible el binomio planteado inicialmente, que hace referencia a  una cuestión de implicación de las partes y de la comunidad educativa al completo.

Conclusiones

Al inicio de esta reflexión planteamos la posibilidad de que las Tic contribuyan al desarrollo de la autonomía y la racionalidad, por último y tras exponer los argumentos redactados, confirmamos que no constituye una posibilidad sino que supone una necesidad. La evolución, el cambio y el progreso afectan a todos los campos de la vida y del saber, por ello desde el aula es necesario subirse a ese tren que nos conduce al lugar donde convivan personas que, además de utilizar las Tic, no pierdan sus principios y sean racionales, autónomas y responsables. Aspectos de esta índole han de estar claros por parte del profesorado para que el alumnado así lo perciba, necesitamos además que las Tic dejen de adscribirse a lo novedoso y que entren a formar  parte de nuestra cotidianeidad, se persigue la integración que compete, entre otros, a los distintos formadores que protagonizan el propio proyecto de inclusión de las Tic en el aula. La visión del alumnado complementa a esta otra dado que éste se siente más próximo a la realidad si puede realizar su trabajo de forma similar a cómo discurre su vida diaria. Este proceso que posee algunos años de andadura mejora y se completa con el tiempo y el esfuerzo de la totalidad de agentes implicados.

Referencias

MARTÍN–BARBERO, Jesús (2007): Tecnicidades, identidades, alteridades: desubicaciones y opacidades de la comunicación en el nuevo siglo. En DE MORAES, Denis  (coord.): Sociedad mediatizada. Gedisa. Barcelona. (páginas 69-98).
MORDUCHOWICZ, Rosana (2011): La educación para los medios es una educación para la democracia. Resgate, vol. XIX, número 22 julio/dec 2011; páginas 16-20.
PEREZ TORNERO, José Manuel (2009): El nuevo, horizonte europeo de la alfabetización mediática. Telos, número79 abril/junio 2009.
PERINAT MACERES, Adolfo (2003): Los adolescentes en el siglo XXI. Editorial UOC. Barcelona
VARGAS-MACHUCA, Ramón y ARTETA, Aurelio (2008): La justificación de la democracia. En ARTETA, Aurelio: El saber del ciudadano. Las nociones capitales de la democracia. Alianza editorial. Madrid. (páginas 115-142).
VIÑAS,  Ferrán (2005):Los adolescentes ante las nuevas tecnologías de la información y dela comunicación: problemas asociados al uso de internet y de la telefonía móvil. En DOMÉNECH-LLABERIA, Edelmira (ed): Actualizaciones en psicología y psicopatología de la adolescencia. Universitat Autónoma de Barcelona. Barcelona. (páginas  235-255).
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