La evaluación y la calidad son dos caras de la misma moneda. Es difícil entender la evaluación sin la calidad y la calidad sin la evaluación; de ahí, el sentido de un titulo "sinsentido" y confuso. En verdad, se evalúa para mejorar la calidad, y una evaluación de calidad debe estar basada en criterios de calidad.
La evaluación, para ser de calidad, debe cumplir una serie de normas (Comité Conjunto, 1992), debe ser:
- Útil: por ejemplo, servir para mejorar la calidad de la educación.
- Factible: que se pueda llevar a cabo.
- Ética: basada en criterios de calidad observables y aplicados de forma equitativa.
- Correcta: utilizando evidencias válidas que ofrezcan información sobre los criterios.
La calidad debe cumplir una serie de principios (Municio, 2004):
- Orientación al cliente, en este caso al alumnado, familias y sociedad en general
- Implicación de las personas, toda la comunidad educativa debe comprometerse con la calidad
- Mejora permanente, fin último de los procesos de calidad
- Basada en hechos y datos, esto es, en información válida
- Liderazgo, para implicar a las personas
- Institución como sistema
- Gestión por procesos
Como se ha dicho en el apartado anterior, la calidad afecta a toda la institución educativa como sistema; por tanto, la evaluación y calidad en el aula se ve afectada por el resto de procesos del sistema educativo y de la institución. Como es sabido, cada asignatura se enmarca dentro de un contexto determinado y de un diseño curricular que marca sus objetivos de aprendizaje con relación al desarrollo de competencias del ciclo, etapa o grado, y el nivel de exigencia basado en un principio de progresión.
Sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en la calidad de las asignaturas, entendiendo cada una de ellas como un programa educativo, eje de lo que acontece en el aula. Como tal programa, una asignatura es un plan sistemático diseñado para lograr determinadas metas educativas y, por tanto, debe incluir los siguientes elementos: metas educativas acordes a las características del alumnado; claridad en cuanto al tipo de estudiantes de la asignatura; agentes o profesorado implicado en su planificación, impartición y evaluación; estrategias y actividades diseñadas para lograr los aprendizajes; niveles de logro; medios y recursos suficientes para el desarrollo de una asignatura; y un sistema de evaluación adecuado.
La evaluación de la calidad de una asignatura es un proceso sistemático y riguroso de recogida de información para valorar la calidad del proceso y de los aprendizajes conseguidos, como base para tomar decisiones. Siguiendo la caracterización de evaluaciones de Nevo (1995), se trata de una evaluación cuyo objeto es un programa –la asignatura- y cuya finalidad es fundamentalmente formativa.
La evaluación de la calidad de una asignatura, al igual que la evaluación de cualquier otro programa educativo debe llevarse a cabo en tres momentos: inicial, durante el desarrollo de la misma, y final. Haciendo una adaptación de la propuesta de Pérez Juste (1995) para la evaluación de programas, presentamos en la Tabla 1 una guía para la evaluación de las asignaturas, ofreciendo algunos criterios específicos de cada momento de evaluación, sin agotar, por supuesto, la posibilidad de que el usuario incluya otros que resulten pertinentes.
Así, en la primera columna se incluye el momento de la evaluación y en la segunda, las dimensiones de la asignatura que se deben evaluar en esa fase. Los criterios de calidad que se presentan en la tercera columna son algunos de los referentes sobre los que se debe analizar la información recogida para realizar la valoración de las dimensiones incluidas en la segunda columna.
Tabla 1. Guía para la evaluación de la calidad de una asignatura
Momentos | Dimensiones | Criterios |
Planificación | Calidad Programación |
• Definición de competencias y resultados de aprendizaje • Adecuación metodología • Adecuación contenidos • Adecuación de la evaluación • Coherencia entre los elementos de la planificación |
Adecuación al Alumnado |
• Adecuación de la dificultad al nivel de los estudiantes • Atención a la diversidad • Consideración de intereses, necesidades y motivación de los estudiantes |
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Adecuación al contexto |
• Sistemas de coordinación entre el profesorado • Factibilidad de acuerdo a recursos y a tiempo |
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Desarrollo | Implantación |
• Actividades • Secuenciación • Desfase/Ajuste a la temporalización prevista • Resultados parciales de aprendizaje |
Contexto |
• Clima del aula • Implicación y participación del alumnado • Coordinación entre el profesorado |
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Resultados | Logros |
• Aprendizajes conseguidos • Aprendizajes no conseguidos • Diferencias individuales en los resultados |
Mejora |
• Puntos fuertes y débiles de la asignatura • Satisfacción de los implicados |
Conclusiones:
En este artículo se presenta una propuesta para la evaluación de la calidad de una asignatura, entendiendo que es el eje fundamental de lo que ocurre en el aula, aun asumiendo la influencia del contexto institucional.
La evaluación de la calidad de una asignatura, como programa educativo que es, se plantea en tres momentos: inicial o de la planificación, desarrollo o de proceso y final o de resultados. Para cada uno de estos tres momentos, se incluyen dimensiones concretas a evaluar y se sugieren criterios o referentes de calidad para la valoración de dichas dimensiones. Esta valoración debe estar apoyada en información recogida a través de evidencias válidas.
Referencias bibliográficas:
COMITÉ CONJUNTO DE ESTÁNDARES PARA LA EVALUACIÓN EDUCATIVA. (1998). Estándares para la evaluación de programas. Bilbao: Mensajero.
MUNICIO, P. (2004). La construcción de programas de calidad. Revista Complutense de Educación, 15, 2, 485-508
NEVO, D. (1995). Evaluación basada en el centro. Bilbao: Mensajero.
PEREZ JUSTE, R. (1995). "Evaluación de Programas Educativos". En A. Medina y LM Villar Angulo. Evaluación de Programas educativos, centros y profesores. Madrid: Universitas
PEREZ JUSTE, R. (2006). Evaluación de programas educativos. Madrid: La Muralla.