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Competencias emocionales y abandono escolar

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Consuelo García Abellán. Coordinadora pedagógica del programa de Escuela Taller del Ayuntamiento de Murcia
Es de todos sabido que las dificultades escolares de los alumnos son multimodales, nos encontramos desde las dificultades propias del individuo relacionadas con su  fisiología, carácter, personalidad, los desajustes emocionales propios de edad evolutiva, etc. las propias del entorno familiar, como el  modelo de cohesión familiar, estilos educativos de los padres, sistemas de recompensa, etc. hasta factores sociales como la convivencia de valores contradictorios, influencia de medios de comunicación, nivel socioeconómico, etc.

Hay que considerar unos de los factores que más influencia tiene en el fracaso escolar está  relacionado con las dificultades propias del individuo son los factores afectivos emocionales, situándose estos detrás del muchas situaciones de abandono escolar. Todos hemos experimentado la importancia que tiene cómo nos sintamos en una situación o contexto ,ya que  guiará nuestros pensamientos posteriores, influirá en la motivación, dirigirá nuestra forma de reaccionar ente un hecho o situación y afectará a nuestra capacidad de deducción lógica. Cuando nos sentimos emocionalmente alterados no podemos pensar adecuadamente, o lo hacemos mal. Esto tiene consecuencias para la adquisición de competencias en cualquier ámbito y especialmente en el educativo.

Si la educación debe preparar para la vida formando a ciudadanos libres responsables y con capacidad de participación social, las competencias emocionales son básicas para la vida, de ellas depende muestra percepción y sensación de bienestar, en consecuencia deben estar presentes en la práctica educativa cotidiana .Por ello la educación emocional adquiere una importancia vital para la adquisición y desarrollo de potencialidades en los alumnos.

Desde la educación emocional se propone el desarrollo de competencias emocionales, a través de un "proceso continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de competencias emocionales como elemento esencial del ser humano con objeto de capacitarle para la vida con el fin de aumentar el bienestar personal y social" (Bisquerra ,2000). El argumento que sostiene al Educación Emocional gira en torno a la relación entre: sentimientos, carácter, emociones, pensamientos, percepciones… todas ellas relacionadas con capacidades emocionales y presentes en el contexto educativo.

Hay numerosos estudios que demuestran que bajos niveles de inteligencia emocional pueden producir efectos tanto en desajustes internos o externos que se manifiestan en: dificultad para adaptarse positivamente al entorno, bajo rendimiento, problemas para afrontar adecuadamente las situaciones estresantes, menos satisfacción ante la vida, disminución de la tolerancia, respuestas menos adaptativas que estén orientadas a las resolución de problemas, conductas ansiosas, conductas agresivas, tendencia a experimentar más estrés.

Desde la experiencia de trabajo en proyectos de "formación para el empleo" cuyo objetivo principal es la  mejora de la emplebilidad de jóvenes desempleados  de edades comprendidas entre 16 y 25, hemos constatado que de los alumnos que acceden al programa, que en su mayoría, son provenientes del fracaso o abandono escolar, en un alto porcentaje de estos jóvenes no presentan déficit de capacidades cognitivas, sino que los motivos más frecuentes  de su abandono escolar, muchas veces expresados por ellos mismos, son una falta de competencias emocionales relacionadas con la autoconciencia y la expresión emocional, con la capacidad de autorregulación emocional, dificultades resolver situaciones estresantes, además de bajos niveles de empatía y una escasa capacidad de resolver conflictos interpersonales.

En efecto,  que los alumnos estén tristes, apenados, alegres o enfadados o hagan uso o no de su inteligencia emocional para comprender y regular sus emociones, puede determinar sus  resultados formativos, su posterior dedicación profesional y el optimo desarrollo de  un plan de vida personal y laboral.

También hemos constatado que con un adecuado entrenamiento en competencias emocionales, de manera sistemática, a lo largo de todo el programa, en todos los espacios formativos ya sea aula o taller y con la implicación  de todo el equipo educativo, contribuye de una manera clara  a desarrollar  las  competencias emocionales que  hacen que aumente su motivación por su propio aprendizaje, mejore deseo de participar en las actividades formativas  y por tener unas relaciones satisfactorias con el entorno.

En estos proyectos adquisición y desarrollo de competencias tanto laborales como personales  se organiza  y planifica sobre tres ejes: "SABER", "SABER HACER" Y "SABER ESTAR".
Desde el eje del saber estar de estar se trabajar las competencias emocionales relacionadas con el autoconocimiento, expresión de emociones, empatía, regulación emocional, saber dar y recibir críticas, competencias de participación, aceptación de diferencias personales.

Los resultados en la mejora de las relaciones intra e interpersonales son observarle en conductas y actitudes hacia uno mismo, su propio aprendizaje y las relaciones con los demás, así como una mayor competencia para la resolución de conflictos interpersonales.

Por ello es necesario que los profesores o formadores "sean capaces de enseñar la aritmética del corazón y la gramática de las relaciones sociales" (P.Berrocal 2001) a través de una planificación estratégica de el desarrollo de competencias emocionales, en cualquier ámbito educativo o formativo, y no derrochar  la oportunidad de educar o recuperar a jóvenes sin fracaso escolar para que se conviertan en ciudadanos libres, responsables y socialmente competentes.

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