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Cuando los medios justifican el fin: Conciliación laboral, Teletrabajo y E-Learning

Artículo de opinión


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Carlos Brenes. Responsable del Área de cursos Online del IED Madrid y Director del Festival de Creación Digital Wasabi in Motion
Hace aproximadamente un mes mi empresa me ofreció la oportunidad de trabajar desde casa. Trabajo en formación online (e-learning) en el IED Madrid y mi presencia física no es tan necesaria como cuando coordinaba cursos de enseñanza presencial. Por otra parte, mi situación personal está condicionada por el hecho de tener a mi cargo una hija con una grave enfermedad. Por todo ello, decidí optar al derecho de conciliar mi vida laboral con mi vida profesional, y he de decir que mi experiencia está siendo muy satisfactoria.

He tenido siempre la suerte de contar con jefes directos que siempre han antepuesto las mejores condiciones para la realización de mis cometidos, supongo que por una cuestión de confianza y reciprocidad. Y esto tiene mucho que ver con el régimen de teletrabajo, puesto que es un régimen basado en la confianza mutua.

No creo que sea cierto que no se pueda controlar a una persona que trabaja desde casa. El problema viene cuando no existen objetivos claros para un trabajador, presencial o a distancia, en definitiva, como en toda relación, el problema existe cuando no hay un proyecto común. Esto tiene mucho que ver, más que con una modalidad determinada, con el buen desempeño de las funciones y su traducción en términos de productividad. No en vano, a muchos jefes les molesta que sus empleados hagan horas extras, posiblemente porque en realidad no es importante, ni saludable, e incluso puede desfavorecer cualquier ejercicio de higiene colectiva en un entorno laboral.

Conciliar no es trabajar menos, sino trabajar mejor, y en mi opinión responde a un planteamiento empresarial moderno y sofisticado, siempre y cuando se sepan reconocer las circunstancias que aconsejan el paso a esta modalidad de un trabajador, y todas las partes apuesten por ello.

Desde el punto de vista del trabajador y por mi propia experiencia, cuando existe una necesidad de conciliar y no se atiende a ella, cada día es una carrera trabada: normalmente se tiene que realizar justo el doble de esfuerzo que cualquier otra persona, para ser competitivo o, simplemente, para llevar una vida normal. Ahora me siento en igualdad de condiciones que mis compañeros, hago mi trabajo y puedo atender las necesidades de mi hija con toda solvencia.

Diría que las condiciones de trabajo son mejores y por ello mi productividad es más elevada. Además me siento más comunicado con mis compañeros y jefes que en mi anterior etapa presencial; no hay tantas interferencias y la tecnología que me rodea permite que la experiencia del teletrabajo resulte realmente solvente en todos los aspectos. Hace diez años ejercí como freelance y realmente no era así, porque la tecnología no era eficaz. Pero ahora las cosas han cambiado.

También es cierto que existen riesgos como el de no saber separar la vida laboral de la personal, pero al final siempre es una cuestión de saber establecer un orden de prioridades, ser responsable y tener un esquema claro. Hay que saber organizar el tiempo, así como utilizar bien los recursos y responder a la confianza depositada con esfuerzo y constancia.

Las ventajas no solo son para el trabajador: una empresa optimiza sus espacios y sus costes, al tiempo que aprecia cómo la comunicación de sus empleados a distancia es mayor, al igual que su productividad, porque surge una necesidad de implicación mayor.

Sin duda, el régimen de teletrabajo es una manera de responder a la responsabilidad con más responsabilidad.  Un ejercicio de sostenibilidad perfecto, con sus pros y con sus contras, pero al cabo, un ejercicio que siempre suma: el éxito y la optimización profesional están garantizados para todas las partes implicadas, empresa y trabajador, siempre que no se vean límites donde no los hay.

Como he mencionado, mi trayectoria profesional me ha llevado a dirigir mis esfuerzos y mi investigación hacia la enseñanza online o e-learning, mi actual camino de conocimiento tras muchos años dedicados a la enseñanza presencial.

El e-learning es una modalidad cuyas previsiones de crecimiento son muy altas. No en vano, la mayor parte de las universidades y centros de estudios importantes se están haciendo eco de sus ventajas, incorporando todo tipo de ofertas  formativas online o semipresenciales, oficiales o no, de diversa duración, tiempo, disciplina y exigencias, encontrando reflexiones que nos llevan a pensar que ahora es el momento de plantear experiencias didácticas de alto nivel a través de planteamientos online. Se dan una serie de circunstancias que lo hacen posible: las barreras técnicas caen al ritmo que se renuevan los ciclos tecnológicos; la gente entiende y utiliza esta tecnología, y somos muy sensibles a todo tipo de dinámicas basadas en los procesos colaborativos y los entornos de corte social.

Los discursos que planteaban el uso de la tecnología como una cuestión de "subirse al carro", han dado paso a reflexiones serias que ponen en valor las herramientas que hacen posible una experiencia de calidad para el e-learning. El momento actual, desde el punto de vista social, sin duda facilita el asentamiento de esta modalidad formativa; un momento rodeado de mucha incertidumbre donde la gente busca inversiones seguras, donde la formación se ha convertido en un valor de retorno, donde la gente tiene necesidad de estar preparada, y existe una necesidad real de optimizar absolutamente todo; un tiempo donde los hábitos sociales están permanentemente conectados, y los desplazamientos y las presencias virtuales se frecuentan como costumbre.

La tecnología actual está preparada para hacer posible la construcción de ecosistemas virtuales que cuestionan, redefinen o mejoran las prácticas, rutinas, procesos y trámites de cualquier índole y, por supuesto, de los relativos a la formación.  Encontramos en la enseñanza online un recurso didáctico de gran valor, con un espectro de posibilidades más rico si cabe que en la presencial, y con grandes perspectivas de futuro. Es por ello que desde IED Madrid nos sumamos recientemente al reto ilusionante de hacer formación de calidad apoyándonos en las inmensas posibilidades del e-learning.

En mi opinión, encuentro muy posible que pronto la enseñanza online supere en ventajas las bondades de la enseñanza presencial, y los modelos actuales de enseñanza pública y privada sean motivo de revisión. Sin duda va a ser muy apasionante ver cómo evoluciona todo esta dinámica y, aunque parezca contradictorio, no se limita a una mera competición entre formación online y presencial. Por tanto, es muy posible que asistamos a una verdadera revolución de los modelos metodológicos en los sistemas de enseñanza. El tiempo lo dirá.
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