Si la pregunta nos la planteamos de esta forma seguramente todos coincidiríamos en que obviamente trabajar desde casa o bien formarse de forma no presencial ha de ayudar a conciliar mejor. Ahora bien, ¿cómo llegar a este punto?
¿Nuestras compañías están preparadas? ¿Hemos conseguido cambiar la mentalidad tradicional?
Si analizamos el comportamiento de las compañías podemos ver que todavía queda un largo camino por recorrer. Hasta hace poco todavía se asociaba el concepto conciliar a producir menos ("cuantas más horas estés en tu puesto de trabajo más produces", "formarnos para qué, si mientras la persona se forma ¿quién hace su trabajo?…").
El mundo y la sociedad en general están cambiando. Ahora la capacidad de las empresas para captar o retener talento radica en los beneficios sociales y valor añadido que le puedan aportar al candidato o empleado. Elementos como la flexibilidad horaria, el teletrabajo o e-learning nos pueden diferenciar de la competencia e incluso pueden ser un elemento decisorio para poder retener a las personas de nuestras organizaciones.
Actualmente existen ya muchos sistemas de formación combinados que huyen del sistema tradicional presencial. Tenemos formación a distancia, e-learning, blended (sistema que combina la presencial y la e-learning), es decir, que podemos conseguir ofrecer a nuestros trabajadores la modalidad de formación que mejor se ajuste a sus necesidades. Con ello conseguimos un nivel de respuesta más positivo, un aprovechamiento óptimo y una mayor satisfacción del empleado.
¿Quién dijo que fuera fácil?
Implantar nuevas formas de organización del trabajo requiere un convencimiento principalmente de la dirección de la empresa que es quien ha de trabajar conjuntamente con RRHH para poder llevar a cabo un proceso de cambio. En muchas ocasiones pensamos que nos comportará un cambio complejo a nivel de organización del trabajo, pero la experiencia nos lleva a afirmar que hay medidas de bajo impacto y gran aceptación.
¿Y el coste?
Más que un coste tendríamos que hablar de una inversión recuperable a muy corto plazo ya que revertiría en la satisfacción del colectivo y de un mejor clima laboral con lo cual la eficiencia y eficacia de las personas sería mayor.
¿Qué beneficios tiene el trabajador?
Implantar sistemas de teletrabajo conlleva también tener que cambiar rutinas de trabajo y ejercer un nivel de constancia más elevado que en la actividad tradicional. El empleado también necesita reeducarse y evitar que la flexibilidad se convierta en un laissez faire pero sin finalizar ni conseguir ningún objetivo.
¿Por dónde empezamos con el teletrabajo?
- Primero hemos de analizar nuestra actividad y detectar aquellos departamentos o áreas de trabajo que no requieren una actividad presencial.
- Es muy necesario establecer objetivos claros de manera que la persona que realice el teletrabajo sepa cuál es su función y los objetivos a cumplir (cuantitativos y cualitativos).
- Facilitar por parte de la empresa todas las herramientas necesarias para poder llevar a cabo el trabajo de forma externalizada.
- Revisar procesos de trabajo para adaptarlos a la nueva situación.
- Y finalmente... LANZARSE.
Estamos frente a una oportunidad de cambio que revertirá en un sentido de pertenencia mayor y un nivel de satisfacción superior. Esto supondrá poder tener a las personas más preparadas en un proceso de formación continua y poder compaginar los intereses personales con los de la empresa.