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Conciliación: compatibilidad y competitividad
Artículo de opinión
En la actualidad, la globalización y la expansión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) están cambiando, entre otras muchas cosas, la forma en que las personas perciben y se enfrentan a la tecnología, así como la forma de entender y desarrollar su trabajo. Este cambio, exige que las organizaciones se adapten y encuentren nuevas formas de funcionamiento, que les permitan aprovechar el potencial de las TIC en beneficio de la conciliación.
El tiempo de trabajo, su distribución y los sistemas de organización actuales, están pensados y diseñados, en la mayoría de los casos, para adaptarse a las necesidades de las empresas y para que éstas obtengan el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta las necesidades de los trabajadores para hacer compatible su vida y desarrollo personal con el trabajo retribuido.
Las soluciones pasan porque las empresas reconozcan que conciliar es viable y rentable, que incrementa la eficiencia, la productividad y la identificación de los trabajadores con la empresa, que reduce el absentismo, que favorece la calidad en la realización de tareas, que aumenta la satisfacción y motivación, que permite retener y atraer talentos, así como contar con diferentes visiones de un mismo problema. Además, la imagen corporativa que la empresa que concilia proyecta al exterior, es un activo intangible que bien gestionado puede suponer una ventaja competitiva relevante respecto de sus competidores, pues está transmitiendo una imagen de empresa moderna, comprometida socialmente con su plantilla y con la sociedad en general, y que busca el beneficio de las personas y del entorno que le rodea, de acuerdo con los principios de responsabilidad y marketing social.
Es imprescindible que las medidas de conciliación se promuevan desde la propia dirección que debe ser la primera en implicarse, además deberían establecerse con el objetivo fundamental de proporcionar flexibilidad a los trabajadores, no sólo en cuanto al horario (semana laboral comprimida, banco de horas, nuevas horas extraordinarias para compensar ausencias debidas a la conciliación,…), también en la relación laboral (fomentar el trabajo a tiempo parcial, el trabajo compartido, los permisos para situaciones familiares excepcionales,…), y en cuanto al lugar de trabajo (regular el teletrabajo, implantar guarderías en la empresa o servicios de atención a personas dependientes,…).
De todo ello se deduce que la flexibilidad laboral es considerada como una de las principales herramientas para lograr la conciliación, lo que debería llevar a las empresas a utilizar todos los instrumentos a su alcance para conseguirla. Entre esos instrumentos hay que destacar el papel fundamental de las nuevas tecnologías. Las empresas deben aprovechar el potencial que les ofrecen las TIC para conseguir la tan esperada conciliación personal y laboral, aunque para eso en España se necesite una nueva cultura empresarial y un tejido productivo más centrado en el conocimiento.
Puesto que irremediablemente avanzamos hacia la era del conocimiento, éste se ha convertido en uno de los elementos más valiosos para las empresas en la toma de decisiones, y el capital intelectual de las mismas se encuentra compuesto por diversos activos intangibles, entre ellos la formación. Es aquí donde las organizaciones que buscan nuevas vías que permitan la conciliación de la vida laboral y personal pueden hacer uso del aprendizaje a distancia (e-Learning). El e-Learning, convenientemente gestionado, puede convertirse en una excelente solución en cuanto a la mejora de la formación de sus empleados, pues un proyecto formativo de e-Learning se apoya sobre un pilar fundamental como es la flexibilidad, tan necesaria a la hora de compaginar la formación con las obligaciones profesionales y familiares.
Otra alternativa para beneficiarnos de las nuevas tecnologías en el campo que nos ocupa es el teletrabajo o la posibilidad de trabajar a distancia haciendo uso de las tecnologías. En la actualidad, esta fórmula carece de regulación formal en España, aunque algunas Comunidades Autónomas como Castilla León (Decreto 9/2011 de 17 de marzo), Cataluña y País Vasco ya están legislando la jornada laboral en su modalidad de "no presencial", y participando en proyectos piloto de teletrabajo. Aun así, las empresas españolas siguen siendo reacias a esta forma de organización del trabajo, ya que sus directivos ejercen un liderazgo basado en el control, un claro ejemplo es que en algunos países nórdicos como Finlandia el porcentaje de empleados a distancia es un 17%, frente al 8% de España.
Hay que tener en cuenta sin embargo, que la efectividad de esta herramienta está determinada por todos los actores que intervienen en su aplicación, ya que deben alinear sus esfuerzos para conseguir sus propósitos; de una parte las empresas deben cambiar su filosofía y aplicar una gestión orientada a objetivos y basada en resultados para conseguir una mayor productividad, los trabajadores por su parte han de responder con compromiso y responsabilidad a las tareas encomendadas, teniendo claras cuáles serán las recompensas si se alcanza la meta fijada, y la sociedad debe erradicar el concepto del "presentismo" en el desarrollo de actividades y buscar la excelencia a partir de la eficiencia.
Así pues, debemos concluir que son las empresas las que, utilizando las nuevas tecnologías, tienen por delante una infinidad de posibilidades para hacer posible la conciliación de la vida laboral y familiar.
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