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El valor de la excelencia universitaria

Artículo de opinión

Uno de los objetivos de las universidades es convertirse en centros de prestigio y posicionarse como las mejores del mundo, valoradas por su calidad. Actualmente, existen una serie de indicadores para medir la excelencia de un centro: rankings internacionales, sellos específicos de calidad, proyectos e iniciativas de colaboración, etc. En este monográfico contamos con las opiniones de los expertos sobre las principales herramientas para medir la calidad y el prestigio de un centro y el análisis sobre si son las más adecuadas.


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Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb
Uno de los objetivos de las universidades es convertirse en centros de prestigio y posicionarse como las mejores del mundo, valoradas por su calidad. La excelencia se ha convertido en un elemento de máximo interés para las universidades en un contexto como el actual, en el que prima la competitividad entre centros y la internacionalización.

Para lograr esta categoría existen una serie de indicadores para medir la calidad y "potencia" de un centro: los rankings internacionales, que valoran aspectos concretos y a veces complejos de cumplir para los centros españoles; los sellos específicos de calidad (los obtenidos a través de ENQL o Campus de Excelencia Internacional), los proyectos e iniciativas empresariales, etc.

Todas estas clasificaciones no sólo sirven para determinar la calidad de un centro y su posicionamiento frente a la competencia, sino que pueden ser un elemento clave para el posible alumno/a en el momento que elige una universidad por delante de otra.

En este monográfico sobre excelencia universitaria hemos querido contar con las opiniones de las instituciones universitarias sobre las principales herramientas para medir la calidad y el prestigio de un centro y analizar si son las más adecuadas.

¿Qué es la excelencia universitaria?

En 2008, se lanzó la Estrategia Universidad 2015, un proyecto impulsado por el gobierno a partir de una propuesta de la Comisión Europea, que tiene como objetivo mejorar la calidad del sistema universitario en su conjunto. A través de una serie de medidas se persigue situar a las universidades españolas entre las mejores de Europa, modernizándolas y fomentando la competitividad.

La estrategia tiene como punto de partida el pleno desarrollo del Espacio Europeo de Educación Superior y la coordinación de la I+D académica en el marco del Espacio Europeo de Investigación. Pero, además, se persigue mejorar la calidad y la excelencia de las instituciones universitarias.

Así pues, ¿cómo se logra mejorar la calidad de un centro y su excelencia? ¿Y cómo se cuantifican estos aspectos?

Para lograr la excelencia, los expertos consideran necesario que la universidad sea un referente en cuanto a conocimiento e investigación, favoreciendo un plan de estudios innovador y adaptado a la realidad laboral; fomentando el uso de las TIC; incentivando la movilidad internacional y favoreciendo la igualdad de oportunidades a partir de becas y préstamos, etc.

La teoría es fácil, el problema es cuando se miden estos aspectos para determinar qué universidad es mejor que otra y surgen los rankings y las acreditaciones. A lo largo de los últimos años han aparecido indicadores de calidad de todo tipo, que permiten comparar los resultados que obtienen las universidades: publicaciones, empleabilidad de sus graduados, internacionalización de docentes y alumnado, prestigio, actividad académica, investigación, etc.

A pesar de que utilizan diferentes criterios, a menudo difíciles de puntuar para las universidades españolas, los rankings se han convertido en un instrumento útil para la orientación académica y en un elemento clave para medir la calidad y el funcionamiento de un centro.

Rankings internacionales

Actualmente, los rankings ejercen una gran influencia a nivel internacional. Estas clasificaciones, de tradición anglosajona, han aumentado en los últimos años y seguramente surgirán nuevos modelos.

Aunque tienen un efecto positivo para medir la excelencia, favorecer la transferencia y la competitividad entre universidades, los centros dudan sobre la rigurosidad de sus criterios de evaluación que, a menudo, no tienen en cuenta aspectos como la docencia o los vínculos de los centros con la sociedad.

Para Raquel Andrés García y María de Frutos Sánchez, autoras del artículo el camino hacia la excelencia, los rankings deben ser tomados como punto de referencia pero no como un fiel reflejo de la realidad ni definir la política universitaria. Para medir la calidad es necesario tener en cuenta otros elementos como los resultados del aprendizaje y la docencia.

Actualmente, algunos de los rankings más prestigiosos son el Academic Ranking of World Universities (ARWU) de la Shanghai Jiao Tong University, que establece la comparación de la producción científica y académica de las universidades de todo el mundo. Según David Sánchez Alonso, miembro de la Unidad Técnica de Calidad de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), para contrarrestar el efecto de este ranking, distintas organizaciones y regiones se han apresurado a diseñar sus propuestas, de entre la cuales podemos citar en Europa el European Multidimensional University Ranking System (U-Multirank), o la clasificación que la OECD está desarrollando en el Assessment of Higher Education Learning Outcomes Project (AHELO), basada en los resultados de aprendizaje.

No podemos olvidar los rankings elaborados por revistas especializadas como el prestigioso Times Higher Education Supplement (THE) que tiene en cuenta la docencia y la investigación, así como la internacionalización del alumnado y docentes. Otro ranking a tener en cuenta es QS World University 2011-2012, que en la clasificación de 2011 incluye a dos universidades españolas entre las 200 mejores: la Universitat de Barcelona y la Universitat Autònoma de Barcelona.

Campus de Excelencia Internacional

Otro elemento que contribuye a la calidad universitaria es la aparición del Programa Campus de Excelencia Internacional, que pretende promover agregaciones estratégicas entre universidades y otras instituciones ubicadas en los campus con el fin de crear "ecosistemas de conocimiento" que favorezcan el empleo, la cohesión social y el desarrollo económico territorial.

Los expertos reconocen que la idea es buena y que la inversión del Ministerio favorecerá las mejoras en la calidad, así como el intercambio de experiencias entre centros e instituciones, pero es necesario esperar para poder obtener resultados fiables y sacar conclusiones. Por ahora, los Campus son un proyecto ilusionante para las universidades que les permitirá impulsar una serie de iniciativas innovadoras.

Agencias de evaluación universitaria

Por último, es importante destacar que la percepción de la evaluación de la calidad ha cambiado mucho en los últimos años. Ahora, es necesario documentar esta calidad de un centro y su adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), evaluándola a partir de estándares objetivos y externos a la propia institución. Las universidades son conscientes de ello y no tienen reparos en contar con los análisis de agencias especializadas.

En el Estado, además de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), las comunidades autónomas cuentan con sus propias agencias de evaluación de la calidad universitaria. A este trabajo se le suma el llevado a cabo por la agencia ENQA (European Association for Quality Assurance in Higher Education), el organismo que aprobó los criterios y directrices para la garantía de la calidad en el EEES, dando respuesta al Comunicado de Berlín con respecto al desarrollo de una serie de estándares, procedimientos y directrices para asegurar la calidad en el EEES.

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