¿Es mejor una universidad "pequeña" como Stanford, en Estados Unidos, o una "inmensa" como la UNAM en México? Las investigaciones concluyen que la globalización hará que en los próximos años solo existan 50 universidades prestigiosas en todo el mundo (El País, octubre 2011)
La tendencia entonces es hacia un modelo de fusiones que permita a las universidades desarrollar recursos académicos de manera de competir internacionalmente. Existe hoy un amplio consenso sobre la necesidad de adaptar los modelos educativos a las transformaciones que está experimentando la sociedad: la transición de un aprendizaje centrado en contenidos a otro basado en competencias y procesos, el impacto de la digitalización del conocimiento y las relaciones sociales (Freire, 2010).
Ante este contexto, ¿cómo medir la calidad del sistema educativo? ¿Es posible pensar en una educación de calidad?
En general, se tiende a juzgar la calidad de un sistema educativo por aspectos edilicios y por el trato brindado a los estudiantes, más que por lo que aprenden en el ámbito formal. Luego, es fundamental centrarse en la evaluación de la calidad de la educación, en el "aprender a conocer" y también en el "aprender a ser".
Las universidades más prestigiosas de América Latina, se encuentran en los últimos puestos de los ranking internacionales: "el de las 200 mejores universidades del mundo, realizado por el Suplemento de Educación Superior del Times de Londres, está encabezado por la Universidad de Harvard, e incluye una sola universidad latinoamericana: se trata de la UNAM, en el puesto 190" (Oppenheimer, 2010: 16).
¿Cómo puede ser que México tenga a su mejor universidad en un puesto tan por debajo de la mejor universidad de Singapur, un país con menos de 5 millones de habitantes?
Por otra parte, todos los países de América Latina invierten menos en investigación y desarrollo que Corea del Sur ¿Cuál es el motivo?
Según versan los estudios, uno de los principales motivos es la falta de inversión privada en investigación e innovación: mientras que en Corea del Sur la participación del sector privado es del 74%, en los países latinoamericanos dicha participación está por debajo del 50%.
Se ha comprobado que el mejoramiento de la calidad en educación universitaria tiene una estrecha vinculación con el desarrollo de la investigación y el estímulo a la innovación.
¿Cómo avanzar en este sentido?
Una educación de calidad demanda de un trabajo colaborativo, de planificación y desarrollo de productos cada vez más sofisticados y demandados por el mercado, de compromiso por parte de todos los sectores sociales y empresariales, y fundamentalmente de una mirada hacia adelante que contemple una proyección de crecimiento en la gestión del conocimiento.
El acceso a una educación de calidad es un derecho que debe ser garantizado a todos los ciudadanos, es por ello que es primordial focalizarse en tres aspectos claves:
- Aumento de la inversión en educación.
- Consolidación de sistemas transparentes de información y estadísticas.
- Existencia de liderazgos fuertes a la hora de instalar la educación como prioridad social.
Oppenheimer, A. Basta de historias. Editorial Sudamérica S.A., 2010.
Friere, J. y Bruner, K. Políticas y prácticas para la construcción de una Universidad Digital. La Cuestión Universitaria, 2010, pp.85-94
