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La Orientación Académica Profesional: Punto de partida para la búsqueda de empleo

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Marta Guzmán Escobar. Orientadora Educativa. Consejería de Educación de Castilla-La Mancha
La actual situación de crisis, junto con la escasez de ofertas laborales existentes en el mercado de trabajo, provoca en el colectivo de personas desempleadas una situación de desequilibrio académico-profesional producto de un desajuste entre la formación recibida y los puestos de trabajo disponibles.

Es en estos momentos donde más necesarios resultan los procesos de orientación profesional y laboral que contribuyan a aumentar las posibilidades de encontrar trabajo de todas aquellas personas desempleadas interesadas en incorporarse al mercado productivo.

De este modo, y desde un punto de vista educativo, cobra gran relevancia la Orientación Académica Profesional (OAP) trabajada en el sistema educativo ordinario desde las edades tempranas de la Educación Primaria. La OAP constituye un proceso de ayuda técnica estructurado para lograr el mejor desarrollo de la carrera personal del alumnado, facilitando y clarificando cuanta información relevante sea precisa para la evaluación de sus experiencias y la toma de decisiones eficaces. Este proceso parte del análisis de la realidad personal tal y como la percibe el individuo, de los hechos y actividades de orientación académica profesional que favorecen los planes a corto, medio y largo plazo, proponiendo los reajustes y actividades que el proceso va requiriendo.

De este modo, la OAP no supone un hecho puntual, sino un proceso que debe desarrollarse a lo largo de toda la etapa educativa, adquiriendo una mayor intensidad en el segundo ciclo de secundaria, el bachillerato y los ciclos formativos, y debiendo continuarse a lo largo de la trayectoria laboral para alcanzar el ajuste formación-profesión más idóneo para cada persona.

Así mismo, una de las finalidades básicas del sistema educativo, en cuanto a agente socializador, es la de hacer posible la integración de los jóvenes en el mundo ocupacional, por ello, parte de ese esfuerzo es la de proveer a los jóvenes de unos conocimientos, habilidades, destrezas, hábitos, actitudes, etc., de tipo básico y general. No obstante, se hace necesaria la realización de un entrenamiento en la transición a la vida activa entendido éste como período crucial en el proceso de socialización profesional y laboral de los jóvenes, cuyo núcleo esencial es el paso del mundo escolar al mundo profesional.

Ahora bien, una vez desarrolladas las distintas actuaciones que a través de la OAP tienen lugar desde el ámbito educativo, y pasando a un ámbito más puramente ocupacional, conviene atender a analizar el concepto "vocacional" como continuación de un proceso de inserción laboral coherente. Para ello, y desde un punto de vista etimológico, lo vocacional se interpreta como "llamada", es decir, como si cada persona estuviera llamada a desarrollar una ocupación determinada, en cuyo caso encontrará su realización. Es por ello que la orientación vocacional se ha entendido como la búsqueda del ajuste persona-ocupación.

Igualmente, y como señala Rivas (1995), "la conducta vocacional es entendida como un proceso de socialización que cada persona va configurando (construyendo) y que implica a dos elementos que establecen entre sí una relación dialéctica: el individuo (la satisfacción de las necesidades de desarrollo individual) y el entorno en el que se desarrolla".

En el asesoramiento vocacional los intereses y las preferencias constituyen un punto de partida esencial que implica la toma de decisiones por parte de la persona desempleada facilitando que ésta llegue al máximo de sus posibilidades y contribuyendo a que exista una mayor concordancia entre sus capacidades y expectativas y las características que presenta el mundo profesional y laboral.

De este modo, y volviendo a la temática que nos ocupa, para incrementar las posibilidades de inserción laboral de las personas desempleadas en una situación socio-laboral como la que vivimos en nuestros días, se hace necesario, no sólo contar con un estudio de las posibilidades que nos ofrece la formación académica y profesional que tenemos acumulada a través de los estudios cursados sino, y lo más importante, trazar un plan de actuación coherente con la situación que nos ayude a alcanzar el éxito en nuestro proyecto personal de inserción laboral. Por tanto, las tareas que deberíamos poner en marcha deberían estar centradas en:
  • La exploración y conocimiento de sí mismo.
  • El conocimiento del sistema educativo, la oferta formativa no reglada y el mundo socio-laboral, así como de los procesos de inserción a la vida activa y laboral.
  • La elaboración de nuestro proyecto personal.
Ahora bien, para diseñar nuestro propio proyecto de búsqueda de empleo con objeto de ajustar nuestras posibilidades y expectativas a la realidad del mercado de trabajo, a continuación se presentan algunas de las cuestiones que deberíamos plantearnos para mejorar nuestras posibilidades de inserción. Estas son:

1) ¿Cuáles son mis objetivos de empleo?: Es importante reflexionar sobre nuestros valores, ideales, preparación, etc. Es decir, deberíamos dar respuesta a cuestiones tales como ¿qué sé hacer bien?, ¿qué formación y experiencia tengo?, ¿qué quiero hacer?, ¿en qué condiciones trabajaría?, etc.

2) ¿Cuáles son mis cualidades personales?: Describir cómo somos y reflexionar sobre las situaciones en las que nos comportamos de un modo u otro puede ayudarnos a conocernos un poco mejor.

3) ¿Qué sé hacer bien?: Cursos o formación recibida y experiencia laboral desarrollada hasta el momento (trabajo, becas, prácticas, etc.).

4) ¿Qué quiero hacer?: Que sepamos desarrollar una actividad no es sinónimo de que nos guste, de este modo, debemos plantearnos ¿qué actividades realizadas nos han proporcionado mayores satisfacciones?, ¿qué nos gustaría aprender a hacer?, ¿Qué nos gustaría dejar de hacer?, etc.

5) ¿En qué condiciones trabajaría?: Aunque en un principio consideremos que cualquier puesto de trabajo es bueno, es importante acotar algunas cuestiones para alcanzar el éxito en nuestra búsqueda. Aspectos como el tipo de empresa, su ubicación, el horario de trabajo, nuestra disponibilidad para viajar, la responsabilidad que estamos dispuestos/as a asumir o las características del puesto de trabajo propiamente dicho, son importantes para delimitar aquellas ofertas laborales más acordes con nuestro perfil.

6) ¿Qué piden las empresas?: Al igual que por nuestra parte existen unas preferencias, no podemos dejar de lado los aspectos y cualidades que las distintas empresas buscan en sus futuros candidatos y candidatas.

Planificar nuestro proyecto personal de inserción laboral respondiendo y reflexionando sincera y detenidamente a las distintas cuestiones planteadas, sin lugar a dudas, nos ayudará a mejorar nuestras posibilidades de éxito en el proceso de búsqueda de empleo en el que nos encontremos inmersos. No obstante, es importante no perder la constancia y perseverancia en dicha búsqueda para acabar logrando nuestro objetivo: un puesto de trabajo ajustado a nuestros intereses y expectativas.

Referencias bibliográficas:

-Puchol, L. (1997). La venta de sí mismo. Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
-Rivas F. (1995). Manual de asesoramiento vocacional. Síntesis. Madrid.
-Rodríguez Moreno, M. L. (1992). Enseñar y aprender a tomar decisiones. M.E.C. Madrid.
-Rodríguez Moreno, Mª. L. (1994). Programa para tomar decisiones. Laertes. Barcelona.
-Varios autores. (1995). Orientación académico profesional. Comunidad de Madrid. Madrid.
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