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Innovación en los centros educativos

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Alfredo Álvarez Rivera. Profesor de Secundaria y Jefe del Departamento de Orientación en el I.E.S. Salvaterra de Miño en Pontevedra (Galiza)
Somos aquello que hacemos cada día, de manera que la excelencia no es un acto sino un hábito.
Aristóteles. (384-322 a.c.)


En las escuelas e institutos no debemos valorar, no pienso que se haga, nuestro funcionamiento y resultados desde parámetros económicos y a corto plazo como si estuviésemos hablando de una empresa cualquiera dedicada a obtener, únicamente, beneficio económico. Pero sí podemos aplicar distintas estrategias empresariales y de gestión, innovadoras para mejorar la calidad de la organización, teniendo en cuenta las particularidades del servicio que proporcionamos y que debemos analizar nuestros resultados en términos siempre de beneficios sociales para nuestra comunidad o sociedad.

No debemos pretender llevar o trasladar directamente estrategias innovadoras de gestión empresarial sin más hacia las escuelas o institutos. La mayor parte de estas estrategias, modelos y normas de calidad, nacieron en el ámbito de la empresa y fueron diseñados, básicamente, para mejorar resultados económicos a muy corto plazo y no nos parece que sean muy interesantes para nosotros/as, trabajadoras y trabajadores de la enseñanza pública. En el contexto empresarial se habla, por ejemplo, de una "calidad total" como concepto teórico determinante y, bajo nuestro punto de vista, esto es muy difícilmente alcanzable en nuestras escuelas e institutos, máxime hoy en día, con las crisis y los recortes marcando nuestro quehacer diario.

Desde nuestra óptica, para llevar a cabo cualquier tipo de innovación en el terreno educativo debemos tener en cuenta, ya en un primer momento, una triple perspectiva en la manera de entender y conseguir la mejora de los distintos procesos educativos. En primer lugar tomar como referencia básica la compensación de desigualdades, entendido este concepto como dar más a los que disponen de menos y no a todos por igual. En segundo lugar contar siempre con un plan o sistema de mejora de los procesos y de la calidad perfectamente definido en los distintos documentos de centro. En tercer lugar tener también, como finalidad básica en el centro, una adecuada educación en valores y no centrar tanto la formación en  "el mundo es el que es" sino en que "otro mundo mejor es posible con ayuda de todas y todos".

Lo normal cuando hablamos de estrategias innovadoras en la gestión de los centros educativos es pensar en mejorar la calidad pero es habitual utilizar entre nosotros este concepto de calidad como si todas y todos conociésemos de forma intuitiva lo que significa aunque, uno por uno, no nos sea muy fácil definirlo ni mucho menos, y más importante, llegar a consensuar, de forma mínima, lo que significa para nuestro centro escolar. Seguro que cada una de las personas integrantes de la escuela o instituto tendría su propia y, probablemente, distinta definición.

Para la comunidad educativa de un centro cualquiera y, sin pretender entrar en grandes discusiones conceptuales, las innovaciones llevadas a cabo para la mejora de calidad puede entenderse de muy diversas formas.

Podemos entenderlo como intentar, simplemente, subir un peldaño más y avanzar hacia delante, sin miedo ni resistencias al cambio. Pensamos que para que exista innovación en un centro primero deberán darse pequeños cambios en la organización.

También podemos pensar que las innovaciones deben conllevar la desaparición o minimización de aquello que no funciona bien en nuestro centro, las no concordancias con lo establecido y diseñado.

Yendo más allá, la innovación hacia la mejora de calidad podemos definirla como la capacidad que tenemos, como centro de enseñanza, de satisfacer los deseos de nuestros usuarios, sobre todo del alumnado, y de responder a las demandas del resto de la comunidad: profesorado, familias y empresas del  entorno.

Calidad, por supuesto, como el grado en el que nuestro servicio educativo se adapta a las necesidades, expectativas y demandas de nuestros usuarios (no clientes) en nuestra comunidad. También como aquellos resultados objetivos y medibles en función de aquello que pretendíamos conseguir.

Calidad entendida como un sistema de interacción entre las distintas partes. La suma de todos aquellos factores innovadores que hacen que el alumnado aprenda con alegría, que las familias aprueben lo que se hace, que el profesorado esté motivado y que la comunidad, en general, logre mejoras a través de nuestras actuaciones educativas.

La innovación en la gestión, siempre buscando la mejora de calidad en la enseñanza, como el conjunto de características de nuestro servicio educativo prestado que cumplen con aquellas demandas exigidas por nuestros usuarios. Sabemos, por otra lado, que la calidad tenemos que conseguirla entre todas y todos los agentes implicados en este proceso educativo. No podrá existir un servicio educativo que sea considerado de calidad mientras existan claras discrepancias entre algunos de los actores o agentes implicados en el proceso de mejora. Tampoco existirá mejora de la calidad si no existen datos objetivos evaluables y medibles para la mejora de los procesos, si no hay ningún consenso o este es muy bajo a la hora de definir los aspectos o procesos clave del centro o si no se lleva a cabo una autoevaluación de la escuela o centro de enseñanza hecha desde dentro del mismo centro.

Una escuela innovadora en su gestión, una escuela de calidad tiene que ser, por tanto, una escuela eficaz, esto es, que alcanza los fines, metas y objetivos que la comunidad espera de ella. Pero un centro tiene calidad, diferencia crucial con las empresas, y funciona bien si es capaz de contribuir a compensar las diferencias debidas a factores socioeconómicos y culturales, compensación de desigualdades como eficacia, si tiene claros los valores y finalidades del centro y, por supuesto, se lleva a cabo un sistema de procesos clave definidos y consensuados para la mejora continua.

Así podemos hablar de calidad como innovación, como prestigio, como excelencia, como acreditación, como contar con los mejores recursos, como buenos resultados, como consecución de los objetivos, de las finalidades, como la mejora de los procesos, como el trabajo bien hecho, como adaptación a una norma de calidad, como ausencia de defectos, como formación y capacitación de los docentes, como liderazgo eficiente, como satisfacción de los usuarios, como autonomía de los centros, como participación de la comunidad en la gestión, como trabajo en equipo, como autoevaluación del sistema, del centro, de los procesos, como utilización e integración de las TIC, etc.

En definitiva, muchos y muy variados modos de interpretar un mismo concepto. Tendremos, por tanto, necesariamente que consensuar, en primer lugar y como paso previo a toda innovación y/o cambio, nuestra propia definición en nuestro propio centro y después intentar implicar a toda la comunidad educativa, que no será fácil.

Resumiendo, los centros educativos no somos empresas y nuestra concepción de las innovaciones y de la calidad es, debe ser, muy diferente a la del mundo empresarial. Pero, sí podemos llevar a cabo innovaciones en la gestión provenientes del mundo empresarial adaptadas a nuestro ámbito como el modelo de excelencia de la EFQM (European Foundation for Quality Management) u otros, llevados ya a la práctica en muchos centros de enseñanza y desde hace muchos años e, incluso coordinados y premiados, a veces, por las distintas administraciones.
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