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Estancias en el extranjero: Implicaciones personales y profesionales del docente

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Elsa Peña-Suárez. Becaria predoctoral con docencia. Universidad de Oviedo

En la actual sociedad de conocimiento y de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), las grandes líneas en las que se enmarcan nuestros sistemas educativos son la innovación, la globalización, la ruptura de las fronteras culturales y lingüísticas, la movilidad virtual de los estudiantes, la emigración y la formación continua (Sánchez-Asín, Boix-Peinado y Jurado, 2009). Es en este nuevo contexto donde el docente y sus prácticas pueden tomar un papel preponderante,  a pesar de que en los últimos años se ha ido descuidando la consideración social de éste. En este panorama la figura del profesor se puede revalorizar a través de distintos mecanismo entre las cuales destaca la oportunidad que brinda las estancias en el extranjero.

Haciendo una breve distinción entre movilidad de estudiantes y de profesorado, tal y como indica el informe publicado en el 2007 por el grupo de trabajo sobre la Dimensión Social y Movilidad de Personal y Estudiantes en el proceso de Bolonia. La primera se puede definir como un tiempo de estudio en un país distinto al de residencia permanente o en el que se cursa la educación (finalizada o en curso) con el objetivo de pasar un periodo o estudiar una titulación completa.  De la segunda es un periodo de trabajo en un país diferente al de residencia permanente o de empleo principal  por un periodo reducido o extenso.

Un ejemplo de movilidad lo constituye el profesorado  universitario, sus programas de movilidad se han convertido en un requisito necesario y que toman especial relevancia a partir de la  Declaración de Bolonia de 1999.  Estas estancias en el extranjero por parte de Profesorado Docente Investigador [PDIs], asociados, doctores, doctorandos, etc. constituyen un incentivo profesional, ya que el período en otras instituciones  permite poner en práctica  y adquirir nuevos conocimientos pedagógicos tan valorados en los actuales sistemas de acreditaciones.

Desde este trabajo se anima a que la movilidad del profesorado se extienda a todas las etapas de educación obligatoria y postobligatoria. Los motivos que se presentan son muy variados. Destaca la movilidad como marco para generar nuevas experiencias vitales y un enriquecimiento de idiomas a nivel individual, pero también supone un enriquecimiento del propio sistema educativo.  Supone una mejora del propio sistema porque acelera los procesos de comprensión docente e investigadora,  intercambiando la producción de ideas renovadoras y de sus vivencias básicas. A su vez produce nuevas reflexiones y conocimientos, permite intercambiar experiencias y ensayos, revisar los saberes y contrastarlos con otros. En definitiva produce conocimientos nuevos (Martínez-Rodríguez, 2004).

Por supuesto también mejora los procesos de enseñanza-aprendizaje a nivel de aula porque permite poner en práctica sus conocimientos pedagógicos, adquirir nuevas competencias fruto del intercambio de experiencias educativas y conocer nuevos métodos de enseñanza.  A su vez enriquece las relaciones de estudiantes y profesores, ya que éstas se desarrollan  a través de diferentes culturas y en contextos diversos. Implica que el papel del profesorado como mediador de conocimientos gane en calidad y, por tanto, se reinicie la revalorización social que se comentaba al inicio.

No obstante para que se den estos beneficios es necesario que se propicie una buena adaptación al nuevo entorno laboral;  una predisposición a vivir nuevas experiencias; ser curiosos ante el mundo que nos rodea y concienciarse de una rotura temporal de la vida familiar. Todo ello no es fácil y requiere una enorme implicación, por eso es necesario  incrementar mecanismos que faciliten la adaptación. Dichos mecanismos tienen que ver con favorecer programas para  la adquisición de otros idiomas y familiarización con las tradiciones y prácticas culturales de los países de destino; disponer de información actualizada tanto en el país de origen como en el lugar de acogida sobre procesos de inscripción, coste de vida, alojamiento y otras cuestiones; una atención más individualizada; el acceso a servicios de índole económico-social; y la simplificación de trámites relacionados con la documentación.

En definitiva la movilidad que implican las estancias en un país ajeno por parte del profesorado implica esfuerzo e implicación por parte de todos pero a su vez genera mejoras del sistema, del proceso de enseñanza- aprendizaje y de los sistemas educativos.

Referencias:

- Martínez-Rodríguez, J. B. (2004). Movilidad / Movilización de Profesorado y Estudiantes para la Formación. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 18(3), 233-250.

- Sánchez- Asín, A., Boix-Peinado, J. L., & Jurado, P. (2009). La sociedad del conocimiento y las TICs: una inmejorable oportunidad para el cambio docente  Pixel-Bit: Revista de medios y educación, 34, 179-204.

- Goverment  Office of Sweden (2007). Key issues for the European Higher Education Area – Social Dimension and Mobility: Report from the Bologna Process. Working Group on Social Dimension and Data on Mobility of Staff and Students in Participating Countries. Ministry of Education and Research.

 

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