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"El orientador académico, conjuntamente con los profesores-tutores, debe dar pautas de cómo desarrollar correctamente las pruebas, informar de las puntuaciones para acceder a las diversas titulaciones y dar consejos para vencer la ansiedad"

Entrevista


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Entrevista a Juan Antonio Planas Domingo. Presidente de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE)
El pasado mes de enero entró en vigor la orden del Ministerio de Educación que establece que las pruebas voluntarias para acceder a la universidad serán las mismas para los estudiantes de Ciclo Formativo de Grado Superior de Formación Profesional y para los de Bachillerato. ¿Qué repercusión tendrá esta medida en el acceso de los estudiantes de FP? ¿Considera que puede perjudicarles?

Este cambio con respecto al curso pasado obedece a que en determinadas titulaciones y universidades entraron un número excesivo de alumnos de Ciclos Formativos en detrimento de los de Bachillerato. Hay que tener en cuenta que, en el caso de los ciclos formativos, se tomaban las dos mejores notas del módulo. Esto ocurrió por ejemplo en Educación Infantil de alguna universidad catalana, en donde el 80% es alumnado procedente de Formación Profesional.

El problema que va a ocurrir ahora será el contrario, ya que los alumnos de FP deberán examinarse como el resto de compañeros de determinadas materias para subir nota y, esta circunstancia, les va a limitar el acceso, máxime teniendo en cuenta que ahora ya no hay un porcentaje reservado para ellos.

¿Cuáles son las principales preocupaciones de los estudiantes que deben enfrentarse a la prueba?


Fundamentalmente que la nota obtenida no les llegue para cursar la titulación elegida. En segundo lugar, que por la importancia de esta prueba no puedan rendir con la suficiente eficiencia. A pesar de que la nota en la PAU supone el 40%, hay casos en que por diversas razones, ese día se obtiene una mala nota que puede suponer suspender la selectividad.

¿Considera que los centros educativos tienen información suficiente para orientar a los estudiantes sobre todos estos cambios?


En estos momentos sí. Los profesores universitarios se prestan a impartir charlas por los institutos y con la información que se puede adquirir a través de las webs es muy sencillo estar al día de todas las novedades del proceso.

¿Qué debe hacer un estudiante para preparar las pruebas de selectividad? ¿Cuáles son las funciones de un orientador académico y profesional ante esta situación?

Fundamentalmente, hacer simulacros de exámenes similares para controlar el tiempo, el desarrollo de los conceptos, la grafía etc. Considero que hay que cuidar mucho la ortografía, la correcta redacción y la grafía. Hay alumnos que descuidan en exceso una correcta presentación de las ideas y el examinador (que no tiene otro elemento de comparación) puede calificarle más negativamente si tiene dificultades para interpretar lo escrito.

El orientador académico, conjuntamente con los profesores-tutores, debe dar pautas de cómo desarrollar correctamente las pruebas, informar de las puntuaciones para acceder a las diversas titulaciones y, si es el caso, dar consejos para vencer la ansiedad o el excesivo nerviosismo.

El Consejo Interuniversitario de Catalunya (CIC) ha llegado a un acuerdo con el que se establece que el alumnado disléxico que se presente a la Selectividad no tendrá penalización por las faltas ortográficas que cometa en el examen. ¿Las pruebas de acceso a la universidad deberían tener más en cuenta las necesidades educativas especiales?

Desde luego, porque hay un buen número de alumnos con determinadas minusvalías que poseen un gran potencial en otras áreas. Es fundamental la coordinación entre la universidad y los centros educativos de Secundaria para que todos los alumnos que necesiten algún tipo de adaptación para realizar el examen (más tiempo, determinados recursos, etc.) tengan esta consideración especial.

No obstante, hay que reconocer que se ha avanzado bastante en este sentido y prácticamente todas las universidades adaptan sus exámenes a las casuísticas de los alumnos con necesidades educativas especiales debidamente fundamentadas.

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