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Aspectos clave para el desarrollo de una cultura emprendedora

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David Pérez Ruiz. Técnico del Área de Investigación y Proyectos. Secretaría de Formación de UGT-CEC
En España, el espíritu emprendedor en comparación con los países de la Unión Europea es sensiblemente más reducido y el porcentaje de la población que está creando o tiene intención de crear una empresa no supera el 5,4% según el Informe Anual del Observatorio Global Entrepreneurship Monitor (GEM) sobre Actividad Emprendedora 2009. Según este, el potencial emprendedor ha sufrido una considerable disminución del 2% en comparación a la situación existente previa a la crisis cuando nos encontrábamos en cifras cercanas al 7% retrotrayéndonos a los niveles registrados en 2004.

En el conjunto de la Unión Europea, las microempresas, pequeñas y medianas empresas (PyMES) constituyen el motor de la economía europea ya que son la fuente fundamental de generación de empleo, espíritu empresarial e innovación. En España, no es diferente, ya que según los últimos datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) a 1 de enero de 2010, más de ocho de cada diez empresas tienen dos o menos asalariados y solamente el 4,9% emplean a 20 o más trabajadores. Es decir, nuestro tejido empresarial está constituido en su mayor parte por PyMES.

Teniendo en cuenta esta situación podemos entender la importancia que tienen dos cuestiones clave: por un lado, el fomento de la cultura emprendedora entre nuestros jóvenes; y por otro, la adopción por parte de las diferentes Administraciones Públicas de políticas y medidas que fomenten, faciliten e incentiven el espíritu empresarial, la creación de empresas y su posterior consolidación.

Para que las ideas de negocio de nuestros emprendedores puedan desarrollarse en un marco que propicie su éxito podemos hablar de varios factores clave. Unos, tomando como referencia al propio emprendedor y, otros, tomando como referencia el papel que pueden desempeñar las Administraciones públicas para facilitar la labor de los que tienen una idea de negocio que quieren desarrollar y poner en práctica.

Desde el punto de vista del emprendedor podemos destacar algunos de los factores clave para desarrollar una idea de negocio con éxito:

Autoconocimiento y reflexión previos: Antes de comenzar un proyecto empresarial es necesario que el futuro emprendedor haga una reflexión personal que le permita auto conocerse, analizando las aptitudes y actitudes con las que cuenta para emprender. Para ello debe preguntarse si tiene las competencias y conocimientos necesarios para emprender un proyecto empresarial y desarrollar su idea de negocio. Si llega a la conclusión de que no es así, puede optar por identificar cuáles son sus puntos débiles y mejorar sus competencias y conocimientos mediante formación especializada.

Formación: Un emprendedor tiene más posibilidades de llevar a cabo con éxito su proyecto si se ha formado en aquellas áreas clave que le permiten poner en marcha y gestionar una empresa con eficacia y eficiencia. Por ello y como complemento a la formación reglada, la Formación para el Empleo pone a disposición cursos que favorecen la adquisición de competencias específicas necesarias para la gestión empresarial y el desarrollo de competencias transversales útiles para nuestros emprendedores.

Sobre la idea de negocio
: El emprendedor tiene que reflexionar sobre su idea de negocio y realizarse algunas preguntas tales como: ¿tengo clara la idea de negocio?, ¿he analizado previamente el realismo y viabilidad de mi proyecto?, ¿es el momento adecuado para que mi idea tenga éxito?, ¿estoy en condiciones de ponerla en práctica?, ¿tengo experiencia y conocimientos en el sector?

Necesidad del Plan de empresa: En cuanto a la puesta en práctica de esa idea, el emprendedor, a través del plan de empresa, analiza y organiza los diferentes elementos que tiene que tener en cuenta para poner en práctica su idea de negocio, como la descripción del producto o servicio que va a vender, el plan comercial y de mercado, las previsiones económicas, la forma jurídica que le dará a su negocio, que fiscalidad deberá tener en cuenta, que derechos y obligaciones generará su actividad, etc.. La elaboración del plan de empresa tiene una doble utilidad. Por un lado interna, dado que le permite analizar y organizar previamente la viabilidad de su idea. Por otro lado externa, ya que esta es la tarjeta de presentación que le permitirá "vender" su proyecto a otros socios o clientes y captar financiación.

Superación del fracaso: Un estigma que tienen que superar los emprendedores, la sociedad y el resto del entorno que se relaciona con el mundo empresarial y emprendedor es la superación del obstáculo que supone el fracaso de una idea empresarial previa. Ya que en demasiadas ocasiones esto es un problema añadido para volver a tener iniciativa emprendedora, cuando por el contrario puede ser una ventaja ya que se ha adquirido experiencia y podemos aprender de los errores cometidos para incrementar la posibilidad de éxito de nuestro proyecto.

Por otro lado, si entendemos que las administraciones públicas pueden y deben desempeñar una importante labor en este sentido, fomentando, facilitando e incentivando la tarea de aquellos emprendedores que se deciden a llevar a cabo un proyecto empresarial con posibilidades de éxito, podemos señalar algunas cuestiones clave:

Simplificación del entorno burocrático: Las Administraciones Públicas pueden simplificar el entorno empresarial, reduciendo los trámites necesarios para crear una empresa, clarificando y simplificando la legislación, contribuyendo así a reducir el tiempo del proceso de constitución y los costes asociados al mismo.

Fomento del espíritu emprendedor:
Dada la escasa cultura emprendedora que existe en nuestro país, las Administraciones Públicas pueden contribuir al incremento de la misma favoreciendo y promoviendo dicha cultura desde el propio sistema educativo, comenzando por las Escuelas y terminando por las Universidades. Estas pueden ofrecer información y ayuda, así como formar en las competencias clave que son necesarias para emprender en el contexto socio-económico globalizado en el que vivimos.

Servicios de apoyo y orientación: En ese sentido, las diferentes Administraciones Públicas ya ponen a disposición de los emprendedores servicios de información y orientación que facilitan la puesta en práctica de las ideas de negocio ofreciendo apoyo económico y asesoramiento, aunque en ocasiones dichas iniciativas se muestran insuficientes ya que se limitan a dar información sobre los trámites necesarios o como mucho aportar financiación que requiere de trámites y burocracia que poco invita a su utilización o que no llega en el momento adecuado.

Medidas adaptadas: Las medidas públicas en este sentido deberían de estar adaptadas y segmentadas por sector, teniendo en cuenta el estado en el que se encuentra cada proyecto empresarial. Esto debería de ser así porque las necesidades que tiene un negocio en su estado inicial o de nueva creación no son iguales que las que tiene un negocio que está en fase de consolidación, expansión o internacionalización.

Colaboración público-privada: También se configura como elemento clave la colaboración público-privada que propicie la creación y el desarrollo de redes de emprendedores, empresas y administraciones públicas que fomenten y compartan el conocimiento y los recursos para llevar con éxito proyectos innovadores que permitan ver nacer nuevas ideas y empresas.

Apoyo a la I+D+I: El apoyo de las diferentes Administraciones Publicas a aquellos proyectos empresariales basados en la Investigación, el desarrollo e innovación (I+D+I) que aporten mayor valor añadido a productos o servicios en sectores con gran potencial de crecimiento y de empleo son cruciales para mejorar la competitividad y el crecimiento de un país, con lo cual deberían ser la prioridad a la hora de ser financiados y apoyados desde las instituciones públicas para lograr una sociedad basada en el conocimiento, con altas tasas de empleo y con una economía competitiva y en crecimiento.

Fomento de la Responsabilidad Social: No podemos olvidar la dimensión socialmente responsable de las empresas y dejar de hablar de la importancia que esta tiene en la forma en la que las mismas desarrollan su actividad y como se relacionan con su entorno social, económico y medioambiental. El crecimiento socialmente responsable es más sostenible y duradero en el tiempo presentando grandes oportunidades de futuro para nuestros emprendedores y empresas.

Para concluir, hay que señalar que tanto desde las Instituciones de la Unión Europea como de las españolas hace ya varios años que existen diversas iniciativas que tienen como finalidad promover la actividad emprendedora así como el autoempleo y la economía social como fuente de creación de empleo, desarrollo económico y social a través de programas de ayudas y subvenciones, microcréditos, avales, asesoramiento, formación, campañas de sensibilización, viveros de empresas, etc.… La propia Comisión Europea como parte de la Estrategia Europea 2020 para el Crecimiento, en su [Comunicación de 23-11-2010 COM (2010) 682 final], destaca y valora la promoción del espíritu empresarial como tarea clave e insta a los Estados a potenciar y desarrollar el mismo: "El espíritu empresarial debe convertirse en un medio mas extendido de creación de empleo y de la lucha contra la exclusión social. Debe incidirse en la formación para garantizar que los sistemas educativos ofrezcan verdaderamente la base para el surgimiento de nuevos empresarios, y que las personas que pretendan crear y gestionar una PyME adquieran las competencias para hacerlo"

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