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La contribución del coaching en la educación
Artículo de opinión
La figura del coach en el contexto educativo ¿se trata de una nueva profesión que ha surgido debido a la situación social? ¿O bien visibiliza las funciones que ya se llevaban a cabo?
El coaching está de moda y no sólo en el ámbito empresarial. En el sector educativo, el coaching consiste en establecer unas metas y desarrollar todos los recursos necesarios para que éstas se hagan realidad, favoreciendo la toma de decisiones, la motivación y el autoconocimiento.
Teniendo en cuenta esta definición, nadie duda que éstas son algunas de las acciones y estrategias que se les presuponen a los docentes en el ejercicio de su profesión. Entonces, la figura del coach ¿se trata de una nueva profesión que ha surgido debido al contexto o a la situación social en el entorno reglado y no reglado (respondiendo a las necesidades para tratar un nuevo perfil de alumnado)? ¿O bien visibiliza las funciones que ya se llevaban a cabo con una nueva denominación?
En el monográfico 227 de Educaweb sobre coaching en el sector educativo intentamos resolver estas dudas contando con las aportaciones de expertos.
El coaching en el sector educativo
Existen muchas definiciones de coaching, la mayoría de ellas adaptadas a las necesidades del mercado laboral y del mundo empresarial. Originariamente, el término "coach" era utilizado por los anglosajones para referirse al entrenador de un equipo deportivo. A partir de aquí la International Coach Federation (ICF) define al "coach profesional" como la persona que ofrece una colaboración que ayuda a los clientes a obtener buenos resultados en sus vidas personales y profesionales, así como a mejorar su rendimiento y su calidad de vida.
La finalidad del coaching en el sector educativo no es tan diferente al resto de ámbitos profesionales; consiste en establecer unas metas y desarrollar todos los recursos necesarios para que éstas se hagan realidad, favoreciendo la toma de decisiones, la motivación y el autoconocimiento.
Los expertos coinciden en señalar el autoconocimiento como elemento fundamental para llegar a los objetivos marcados. Conocerse a uno mismo, los propios deseos, habilidades, competencias, etc., es el paso previo para elaborar un plan personalizado, con la ayuda de un coach, que permita lograr las metas deseadas.
Otro aspecto determinante para el éxito del coaching es la importancia de la acción. Para Helena Roselló, doctora en Antropología y Coach Profesional Certificado, la diferencia del coaching con otras disciplinas o teorías es que está básicamente enfocado a la acción. Todo lo que se aprende y trabaja no sirve de nada sino se pone en práctica y se utiliza.
Actualmente, el coaching no está implantado de forma masiva en los centros educativos, aunque muchas instituciones y escuelas ya realizan cursos dirigidos al profesorado y al equipo gestor para mejorar su rendimiento profesional y personal. Pero el coaching no sólo debe centrarse en los docentes; el alumnado y las familias también son una parte esencial del proceso.
Los expertos muestran que a través del coaching el profesorado puede mejorar sus habilidades para la gestión de personas, orientarse en los métodos pedagógicos más efectivos y explorar las capacidades que favorecerán que el alumnado tenga confianza en sus aptitudes y sea capaz de dar el máximo de si mismo. En cuanto a las familias, el coaching puede ayudarles en el proceso educativo de sus hijos, diseñando, entre otras estrategias, modelos de conversaciones efectivas.
Finalmente, el alumnado puede desarrollar competencias como el compromiso, el respeto, el esfuerzo y la excelencia que permitan mejorar los resultados académicos. Para lograrlo es necesario que familias y profesorado se involucren en el proceso educativo, al fin y al cabo, la finalidad de la educación, además de ofrecer una formación adecuada, es lograr que los estudiantes puedan tomar sus propias decisiones, utilizar las herramientas adecuadas para resolver los conflictos y ser capaz de generar recursos y competencias para la vida académica y profesional.
Coaching: ¿nueva profesión o moda?
En los últimos tiempos, el coaching está en boca de todos. Como hemos visto, las técnicas y estrategias propias de esta disciplina son muy útiles en el contexto educativo, por eso, han proliferado los expertos, la formación continua especializada, las sesiones en los centros educativos, etc. Pero, ¿se trata de una profesión emergente o de una redefinición de las competencias del profesorado? ¿Se requiere una formación concreta para desempeñar las funciones de un coach?
Las transformaciones en la sociedad y en la educación provocan que el docente utilice, o deba utilizar, competencias como el respeto, la empatía, la gestión de las emociones, técnicas de comunicación y mejora de las relaciones interpersonales, liderazgo, etc. En muchas ocasiones, el profesorado hace uso de técnicas y herramientas para gestionar mejor el aula y propiciar los logros personales y grupales. No estamos hablando de nada nuevo, pero sí es reciente recoger estas características bajo la definición del coaching.
La importancia del coaching educativo es que ha agrupado todas estas habilidades. Para Juan Fernando Bou Pérez, director de la Escuela Europea de Coaching en Valencia, el coaching educativo surge de una voluntad. Los expertos en coaching creen que es el momento de aportar un pequeño grano de arena al mundo de la enseñanza, un sector clave para el desarrollo de la sociedad y para la formación en valores de las personas.
Hace unos años era impensable oír hablar de otras competencias en el aula que no fueran las académicas, hoy se empieza a hablar de competencias intelectuales, relacionales, sociolingüísticas o emocionales, de nuevas técnicas dirigidas a mejorar la interacción social y a funcionar como personas maduras y responsables.
En cuanto a la formación continua, Juan Fernando Bou Pérez, lo tiene claro: para desempeñar las funciones de coach es necesaria una formación humanística amplia, experiencia profesional dilatada en el ámbito al que se dedicará (en el educativo: experiencia como docente, formador, orientador, gestor…) y formación específica en coaching reconocida y homologada.
Así pues, resulta evidente que las funciones propias del coaching en el sector educativo no son nuevas, pero si lo es la intencionalidad y la motivación del profesorado en mejorar la situación el aula. Hacer explícitas las funciones, herramientas y objetivos del coaching posibilita que se lleve a la práctica una acción clara y definida en el contexto educativo. Llegados a este punto, la formación y la motivación se convierten en elementos claves para el éxito del proceso de coaching.
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