El sistema de oposiciones que caracteriza el acceso a la profesión docente en el ámbito público y los criterios que utilizan los centros privados -concertados o no- valoran prioritariamente las competencias técnicas de los futuros docentes.Una vez dentro del mundo escolar, quizás porqué nadie ha exigido algo diferente, hay una preocupación por las habilidades académicas del alumnado, su capacidad memorística y su inteligencia tradicional, basada en la acumulación de conocimientos.
Sin embargo, el mundo que nos esperará al salir del instituto o de la universidad nos pedirá que explotemos al máximo el talento de cada uno, según las posibilidades propias y que complementemos nuestros conocimientos con "competencias intelectuales, relacionales, sociolingüísticas o emocionales, de nuevas técnicas dirigidas a mejorar la interacción social y a funcionar como personas maduras y responsables", señala nuestro entrevistado.
Para ello, el docente debe dar ejemplo en su función profesional y no sólo volcar sus conocimientos ante unos alumnos poco motivados, generalmente, sino facilitar una actitud positiva hacia el aprendizaje de su materia, una participación de los oyentes y una capacidad de expresarse en público o individualmente.
Como esto no sucede facilmente, el papel de un "coach" educativo –término importado del mundo empresarial- puede ser de gran interés para promover lo mejor de cada uno.
Para la dirección del centro –responsable del estilo docente y de la gestión de una institución- y para el equipo del profesorado, facilitando nuevas maneras de enseñar y motivar al alumnado, proporcionando otras estrategias y habilidades no estrictamente pedagógicas. Incluso para las madres y padres.
Enric Renau
Editor
