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La función orientadora como sinónimo de calidad en la educación y formación

Artículo de opinión


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Rocío González Lerma. Profesora interina de la especialidad de Orientación Educativa en la Junta de Comunidades de Castilla- La Mancha (JCCM)
La finalidad de la educación es proporcionar a todas las personas una enseñanza que permita afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar, a un nivel fisiológico, cognitivo, conductual y social. Por lo tanto, el desarrollo es el resultado de un proceso en el que coinciden influencias biológicas y ambientales, destacando entre las ambientales la educación y la orientación académica y profesional en las distintas etapas de la vida de una persona. Principalmente, la orientación se ha ido convirtiendo en uno de los objetivos prioritarios del sistema educativo garantizando la calidad de la enseñanza, en una sociedad en continuo cambio por factores socioculturales, sociopolíticos y económicos, ofreciendo importantes cauces de atención y asesoramiento personalizado y grupal, en cualquier institución pública y/o privada.

1. Tutoría y orientación educativa en primaria

La actuación orientadora se divide en tres ámbitos: aula, centro y zona. En el aula, a través de la función tutorial que corresponde a los/as maestros y maestras que ejercen la tutoría, pueden realizar, en coordinación con su propia práctica docente, la función orientadora tanto individualmente como en su grupo de alumnos y alumnas.

A nivel de centro, los tutores y las tutoras de la etapa de primaria para desempeñar su función necesitan del apoyo y asesoramiento de los Equipos de Apoyo y Orientación Educativa, que forman parte de la intervención orientadora en esta etapa educativa colaborando en la acción tutorial, la atención a la diversidad y la coordinación con otras instituciones y los servicios de sector o zona.

Debido a que en educación primaria no existe un departamento de orientación (como en los Institutos de Educación Secundaria) en la estructura organizativa de los colegios, el profesional de la orientación educativa ejerce su función de forma itinerante desde una estructura externa a los propios colegios. Esta organización de la orientación en los colegios de educación primaria, provoca un distanciamiento con el equipo educativo del centro escolar, especialmente en el apoyo a la función tutorial de los maestros y las maestras, en la detección de las dificultades y la problemática personal y académica de determinado alumnado que les impide un rendimiento satisfactorio en relación con sus capacidades, así como una falta de análisis y seguimiento individualizado y grupal del alumnado, principalmente en aquellos alumnos y alumnas con necesidades específicas de apoyo educativo que requieren de una atención continua y personalizada, y de unas determinadas medidas académicas para atender sus características personales y garantizar su desarrollo académico.

Por esta razón, la orientación educativa en la educación primaria debe considerarse un proceso continuo que aborde desde el nivel inicial, y que se ofrezca durante toda la vida, como algo inherente a la educación, asegurando los colegios la dimensión orientadora de la educación y el apoyo psicopedagógico que precise el alumnado, profesorado y familias.

2. Las Unidades de Orientación como alternativa en la enseñanza primaria

Sin embargo, ¿se podría afirmar que la orientación educativa implantada en nuestro sistema educativo facilita la calidad de la educación en primaria?

En los últimos años, han surgido las Unidades de Orientación en algunas comunidades autónomas, como Castilla-La Mancha, Galicia, Navarra, País Vasco, e incluso produciéndose una transición en la estructura de la orientación en comunidades como las Islas Baleares, Asturias y Cantabria. Estas Unidades de Orientación son servicios internos a los centros de educación primaria compuestos por profesores y profesoras de la especialidad de Psicología y Pedagogía del Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria. Entre sus funciones cabe mencionar la elaboración, desarrollo y evaluación del Plan de Atención a la Diversidad y del Plan de Orientación de los centros, la detección e intervención de dificultades de aprendizaje y la prevención de su aparición. Los integrantes de dichas unidades se encargan también de la realización de evaluaciones psicopedagógicas y de proponer modalidades de escolarización para el alumnado, así como el asesoramiento y colaboración con los maestros y las maestras y la familia del alumnado.

En otras comunidades como Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, Murcia y La Rioja mantienen la estructura de la orientación como un servicio externo a los colegios, con una organización y funciones muy similares a las propuestas por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.

Esto significa, que debido a las características de la sociedad actual, como la globalización, individualismo, fragmentación de los valores, falta de identidad personal y colectiva no son cambios que afectan sólo al funcionamiento de la sociedad, sino que también influyen en la acción educativa y orientadora. Por este motivo, aún es imprescindible que se contemple una sólida red de servicios de orientación en todas las etapas educativas, tanto obligatorias como no obligatorias.

3. La orientación formativa y profesional

La dimensión social de la educación ofrece procesos individuales de formación para que cada persona desarrolle sus potencialidades con el fin de continuar y mejorar su integración en el sistema sociocultural, por lo que entendemos que la educación debe ser orientación e ir más allá de la única transmisión de contenidos conceptuales, transcendiendo la instrucción y convertirse en formación.

La orientación educativa, como he mencionado anteriormente, debe ser un proceso continuo que empieza desde la educación primaria y debe continuar a lo largo de todo el periódo de transición a la vida activa y prolongarse haciéndose accesible durante toda la vida adulta y profesional.

La transición a la vida activa se hacía de forma paulatina y ligada a la experiencia directa de cada persona con el mundo del trabajo (como aprendices o ayudando de forma temporal en un trabajo u ocupación de tipo familiar y aprendían de forma vicaría o por observación) preparando a cada persona en el desempeño de una profesión con eficacia, habilidad y competencia.

Actualmente, las características de nuestra sociedad han generado cambios en el mercado laboral, modificando los comportamientos y estilos de vida de las personas, sobre todo, de las nuevas generaciones, condicionando su manera de aprender, de relacionarse y de convivir, provocando por otra parte, un incremento en la formación y competencia profesional de los ciudadanos y las ciudadanas. Por ello, una de las partes fundamentales del proceso de la orientación, es el asesoramiento dirigido no sólo al alumnado para favorecer su paso a la vida activa, sino también a todas aquellas personas que necesitan complementar y ampliar su formación y experiencia profesional, a través de instituciones que desarrollan una formación no reglada, como son escuelas taller, casas de oficio, formación continua…etc. De esta manera, la orientación profesional permite el reciclaje profesional en un determinado ámbito laboral, e incluso la posibilidad de especializarse en un nuevo campo laboral procurando una cualificación profesional, favoreciendo una inserción o reinserción laboral, y sobre todo disminuir la inseguridad en el empleo y en, algunos casos la exclusión social.

Para concluir señalar que la Orientación Educativa y Profesional se ha ido adaptando al cambio estructural que ha sufrido nuestra sociedad, aunque aún debe producirse, paulatinamente, una transformación en la organización e intervención orientadora de la etapa de primaria, en las competencias educativas de algunas comunidades autónomas, como uno de los factores más importantes para aumentar la calidad del sistema educativo, reducir el fracaso escolar, mejorar la convivencia en los centros y contribuir a la formación del profesorado, disponiendo de cuantos refuerzos educativos sean necesarios. De esta manera, se contribuye en la orientación, como uno de los principios de la actividad educativa asumiendo como meta prioritaria favorecer el desarrollo personal del alumnado, y por tanto, ser un factor de calidad de la enseñanza.

En definitiva, la función del orientador/a influye en el desarrollo del país, ya que depende en gran medida de la preparación, formación y educación de los ciudadanos y las ciudadanas, donde la orientación educativa y el asesoramiento profesional tienen un gran peso para guiar las potencialidades de cada persona de forma realista. Todo ello podrá hacer efectivo el valor de la orientación en todas las etapas educativas y personales de cada individuo como un elemento de calidad en los distintos niveles de la enseñanza.

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