Con las redes sociales puede pasar lo mismo que con la informática e Internet: que los docentes y alumnos convivan con la tecnología en todos los ámbitos de su vida cotidiana excepto el educativo.
Por fortuna, las cosas están cambiando y cada vez más existe una actitud favorable a incorporar la tecnología y unos nuevos usos de la misma en el aprendizaje y la docencia.
Es evidente que el uso indiscriminado, mal planificado o inconsciente de las redes sociales y, también de otros artilugios de base tecnológica y comunicacional, como el televisor, los videojuegos, los móviles son una amenaza para el funcionamiento de un aula, que puede distorsionar el papel del profesor/a., para los hábitos de estudio en casa y para la integración de conceptos. Según un estudio de la Fundación Antena 3, "En busca del éxito educativo", tres de cada diez escolares están conectados a Internet mientras estudian y un 80% que participa en redes sociales tiene el móvil encendido cuando están con los quehaceres escolares.
Pero por otro lado, las aulas escolares o universitarias no pueden ser islas perdidas en un mundo digital. No estaríamos preparando ciudadanos para el futuro.
Algunos de los usos relacionados con las redes sociales que detecto y del que existen buenas prácticas son:
- La creación de grupos de interés en determinadas materias o temáticas y su facilidad de fomentar la interacción fuera del aula, con compañeros/as de otros cursos o de otros centros.
- El trabajo sincrónico entre alumnos y entre profesorado.
- La construcción de un proyecto colaborativo y su desarrollo (un trabajo de investigación, el aprendizaje servicio, etc).
- La difusión e interacción del conocimiento adquirido y de ideas innovadoras
- El refuerzo del sentimiento de pertinencia al centro, al grupo de aprendizaje, al equipo deportivo o musical.
- La conexión de antiguos alumnos y la comunicación con los alumnos y en el caso escolar, con sus familias
También es cierto que al cabo de un tiempo debemos evaluar el impacto de las redes y la tecnología para confirmar y desmentir mis hipótesis y modificar lo que haga falta para que la educación siga al ritmo de la sociedad y, en la medida de lo posible, lidere su transformación.
Enric Renau
Editor