- Usar contenidos relacionados con la vida cotidiana y que tengan que ver con sus inquietudes. Para ello es necesario conocer su entorno, por ejemplo, no es lo mismo una ciudad que un pueblo.
- Hacer clases más participativas y dinámicas. Todos tienen que colaborar en el funcionamiento.
- Recompensar los esfuerzos, tanto lleguen a su objetivo como si no llegan. No podemos desanimar a un alumno que no lo logre, es necesario animarlo a seguir intentándolo.
- Implicar a la familia si es posible en los estudios de sus hijos. Muchas familias dejan toda la educación a los profesores y esto es un gran error. Para solucionarlo es necesario tener una comunicación con ellos en la medida de lo posible. Asesorándoles sobre como ayudar a su hijo, ya sea con algunas sugerencias que nosotros consideremos, o bien, mediante la función de orientación que todos los centros disponen.
- No limitarnos a explicar toda la hora sin interrupción. Es conveniente hacer pequeñas pausas para comprobar si han asimilado los contenidos, mediante preguntas o ejercicios.
- La segunda sería partir la clase en dos. Una parte dedicarla a la explicación y otra a tareas.
- El lugar de estudio, tiene que estar ordenado.
- Aprender a realizar buenos resúmenes, subrayando lo más importante.
- Centrarse en lo que se está estudiando o en el problema que se quiere resolver.
- Es conveniente reseñar la importancia de la lectura, leer un libro nos puede ayudar a mejorar la memoria.