El presente artículo pretende divulgar la experiencia del proyecto llevado a cabo en el marco de los procesos de enseñanza-aprendizaje integrando las técnicas de trabajo intelectual en el desarrollo de las acciones formativas llevadas a cabo a en entornos virtuales. En dicho proceso la evaluación se transforma en autoevaluación, favoreciendo la autonomía en el aprendizaje y conformado parte consustancial del aprendizaje al servir al "feedback" correctivo, de forma que se posibilita la intervención en las capacidades no desarrolladas. En este sentido la evaluación se convierte en un nuevo aprendizaje sobre las propias potencialidades.
Marco general
La introducción de los entornos virtuales en el ámbito de la enseñanza reglada implica cambios conceptuales importantes en torno a los roles adoptados por los protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje. La transformación del papel del docente como guía-orientador precisa de una amplificación a la nueva realidad del entorno virtual integrando entre los objetivos a lograr por el alumnado capacidades propias del instrumento educativo que han de utilizar.
Se constata que el acceso a la plataforma, el manejo de la información y la interacción con el entorno virtual es un primer nivel en el que las dificultades de manejo se asimilan a las planteadas por aquel alumnado que por la existencia de un déficit concreto manifiestan la necesidad de adaptaciones de acceso al currículo.
Más allá de las habilidades y procedimientos requeridos para el uso eficaz de los medios, el propio tratamiento de la información requiere de estrategias que no son trabajadas desde la enseñanza tradicional. El gran nivel de información de diferente tipo, la interconectividad, el desarrollo de habilidades sociales desvinculadas del contacto social directo, etc. hacen preciso abordar las técnicas didácticas desde perspectivas interactivas vinculadas al medio, facilitando los procesos de generalización y transferencia de las competencias trabajadas.
Desarrollo
Para responder a las deficiencias detectadas en el aula ideamos la aplicación de técnicas de trabajo intelectual vinculadas a los entornos virtuales, con acciones concretas desarrolladas sobre la plataforma Moodle.
Para evitar la brecha digital se aseguró la familiarización con el entorno virtual, dedicando 20 horas de trabajo colaborativo de pruebas sobre el manejo de la misma, integrando actividades ficticias en el proceso y vinculado a el trabajo por objetivos, de carácter grupal cooperativo con un índice competitivo respecto al logro de metas concretas.
Posteriormente y, tras un análisis de los procesos cognitivos implicados observamos diferencias constatables en los siguientes ámbitos:
- Percepción; se precisa de una percepción selectiva en función de rasgos marco, definido por palabras clave (autores, conceptos, etc.)
- Atención; se torna más inestable, hay mayor tendencia a la dispersión por lo que se requiere de estrategias de centración sobre la tarea en base a objetivos concretos.
- Memoria; se hace uso de una memoria visual y situacional vinculada al entorno gráfico. El recuerdo depende más de la situación o entorno concreto.
- Razonamiento; se vincula más a la variedad de fuentes y en interacción social se diversifica sobre mayor variedad de alternativas.
- Pensamiento; se enriquece desde una perspectiva más crítica, adoptando puntos de vista ajenos sobre los que se vinculan.
- atender a varios estímulos de forma simultánea con actitud selectiva consciente en función de un rasgo determinado previamente coherente con el objetivo marcado
- anular la información no relevante, haciendo uso de una atención selectiva vinculada a la meta trazada
- vincular memoria situacional y memoria conceptual a partir del establecimiento de elementos convergentes
- favorecer la reflexión y el posicionamiento crítico ante las distintas opciones o alternativas conceptuales.
En el proceso de valoración y cuantificación de las capacidades se ha tenido presente la necesidad de su integración en el propio proceso de capacitación a partir de acciones en las que el alumnado tome parte de forma colaborativa.
Se estableció un cuestionario de autoevaluación vinculado a actividades de trabajo colaborativo en donde se establecían tantos evaluadores como miembros del grupo. Por otro lado se desarrolló una acción evaluadora procedimental donde se valoraron procesos por parte del docente y el discente de forma conjunta. Ambas acciones respondían al principio de triangulación de los procesos evaluativos. Desde una perspectiva crítico-constructiva se pretendía la implementación de estrategias de acción y el desarrollo de habilidades de autoconocimiento en cuanto a las habilidades trabajadas y los procesos cognitivos implicados.