Encuentra tu curso ideal
9%
¿Qué quieres estudiar?

Planes vs realidades: TICs de hoy en día

Artículo de opinión


  • Deja tu comentario
  • Valora


Emilio Silva Otero. Profesor de formación y orientación laboral en el IES Ferrolterra (Ferrol-A Coruña)
El plan Escuela 2.0, en mi comunidad recibe el nombre de Proxecto Abalar, se presenta como una necesidad muy importante a cubrir a la hora de poder acercar una metodología didáctica variada y atrayente a una generación de alumnos, denominados "digitales", que, aparentemente, puede estar preparada para el empleo de las nuevas tecnologías. La situación que se presenta requiere dar respuesta a una serie de cuestiones:

-¿quien lo va a poner en marcha?,

-¿cómo se va a llevar a cabo? y,

-¿qué implicación es necesaria para poder hacer de este plan una realidad más allá de la mera propaganda de la innovación?.

¿Quien lo va a poner en marcha?

Para responder a la primera interrogante es necesario hacer un análisis más o menos exhaustivo de la realidad que se vive en los centros educativos. Los profesores -en mi centro se imparte secundaria, bachillerato y formación profesional- están, en buen número, interesados en hacer más atractivas las sesiones de clase, si se consigue es bueno para todos, se esfuerzan por poder llegar a trabajar en unos formatos nuevos para ellos y tratan de poner de su parte lo necesario para lograr la integración de las TIC en el aula. Sin embargo no es nada fácil. Una buena parte de las personas que se encuentran impartiendo en las aulas no son "digitales", son "analógicas", la preparación de la que parten en esta materia es más bien escasa -en algunos casos nula- y se encuentran un tanto perdidos ante este tipo de propuestas innovadoras. Aquellas otras personas que pueden estar un poco más al tanto de los derroteros por los que se mueven las nuevas tecnologías se encuentran con falta de medios -en muchas ocasiones no es falta, es ausencia casi total de los mismos- y cuando los hay su funcionamiento deja mucho, pero que mucho, que desear.

Las figuras de los coordinadores TIC en los centros se ven necesariamente desbordadas, por mucha voluntad que puedan poner de su parte. Entre aquellos docentes que no tienen muchas posibilidades -no están formados o se ven superados por las nuevas tecnologías-, los que directamente no tienen muchas ganas -por los motivos que sean, no ven las posibilidades, no desean meterse en más líos, etc.-,y los que, aún teniéndolas, se encuentran con mil y una piedra en su camino, el trabajo que debe hacer la persona responsable de la coordinación TIC en un centro se puede presentar como algo desalentador. Si el responsable de llevar el proyecto adelante es el coordinador TIC del centro se puede ver desbordado por la gran cantidad de problemas con los que se va a encontrar, no necesariamente de forma intencionada por parte de sus compañeros, pero se enfrentará a muchos inconvenientes que va a tener que lidiar para poder llegar a algún sitio.

¿Cómo se va a llevar a cabo?

Si queremos contestar a la segunda interrogante de un modo oportuno y coherente con la situación de los centros necesariamente se debe dar una respuesta contundente. Para llevar a cabo una tarea de este calado el sistema está ante la necesidad de implicar a todo el claustro dentro del centro, así como la colaboración de los equipos directivos y, porque no decirlo, de las instituciones -ofreciendo formación adecuada, tanto en horarios como en formatos, recursos, etc., valorando de algún modo el esfuerzo que va a representar para los implicados en el cambio, solicitando su opinión y sus sugerencias antes de obligar a hacer, etc.-

Parece que el punto de partida básico a conseguir para intentar dar el salto a esta nueva etapa no es algo fácil, más en los tiempos que corren. A los profesionales de este campo se nos considera socialmente poco más o menos que un conjunto de vagos y maleantes que no trabajamos más que unas pocas horas. La consideración de nuestra profesión es más bien poca, tirando a nula, para mucha gente, que no ve más allá de las "muchas vacaciones" y "tiempo libre" del que disfrutamos, sin contemplar las horas de preparación de las clases, de trabajo en casa delante de un ordenador o corrigiendo pruebas, etc. Si, a mayores, se contempla que, lejos de respaldar nuestra labor, las administraciones algunas veces no ayudan en nada -no podemos olvidar la rebaja salarial de hace unos meses, las constantes discrepancias entre las representaciones de los trabajadores y la administración, etc,- y parece que no se creen lo que ellas mismas predican -ratios mejores de alumnos por profesor, más medios para el sistema -entre ellos los correspondientes a las TICs, apoyo a la labor docente, prestigio de la profesión, etc.- En este clima parece difícil pedirle a la gente que sacrifique más tiempo por menos dinero y con muchas trabas a mayores, sin contar con su parecer y apareciendo casi como una medida impuesta más de cara a la galería que buscando una efectividad de cara al proceso que redunde en beneficio de los docentes y discentes.

¿Qué implicación es necesaria para poder hacer de este plan una realidad más allá de la mera propaganda de la innovación?


La respuesta a la tercera interrogante se presenta aún más complicada, ¿que implicación se necesita para que esto funcione?. Pues una gran implicación de todas las partes interesadas, administración, centros, profesorado, alumnado y también, en la parte que les toque, las familias desde sus casas. Los docentes se deben implicar tanto a nivel formativo -entregando parte de su tiempo libre en muchas ocasiones participando en actividades formativas sin ninguna retribución ni casi reconocimiento- como de puesta en marcha de las actividades necesarias para integrar las nuevas tecnologías -elaboración de materiales, búsqueda entre la multitud de recursos ya existentes en distintos portales-.

Pero para esta implicación es necesaria una implicación previa de las administraciones encaminada a que todo esté en funcionamiento correctamente cuando haga falta -si las dificultades son muchas bastante gente no se va a subir al carro y otra mucha que se suba se va a bajar desencantada tan pronto como surja el primer problema-, que se valore la participación de los docentes en las actividades, su formación, su tiempo dedicado a los distintos proyecto, etc. Los centros, en tanto que entes parcialmente autónomos en su gestión, deberán facilitar en todo momento la implantación de nuevas formas de trabajar, de nuevas secuencias, agrupamientos, etc, de modo que se puedan implementar las nuevas herramientas con éxito en las distintas materias.

Y, que decir de los alumnos, principales destinatarios del plan. Si los alumnos desean que toda esta cadena de esfuerzos llegue a buen puerto han de poner de su parte también bastante. Su labor dentro del aula va a marcar, en gran medida, el desarrollo de los programas por parte del profesorado. Para que pueda ser una actividad enriquecedora y fructífera el alumnado debe cambiar su visión de las nuevas tecnologías, ya que deberán emplearlas de un modo distinto al de su uso en el ciber o en su casa cuando chatean, entran el las múltiples redes sociales o navegan por la red a su antojo. En el aula son instrumentos de trabajo que pueden aportar múltiples ventajas, variedad en cuanto a materiales, distintos estímulos, etc pero al fin representarán herramientas destinadas a conseguir un fin, la formación del alumnado en las distintas materias que se vayan a estudiar. Por poner un ejemplo, un buscador de localización sobre un mapa puede ser bastante más interesante que un mapa mudo en papel, peroes necesario trabajar con ese buscador de forma que se pueda ver su utilidad, las distintas posibilidades que ofrece, etc. Pero para poder apreciar todas las posibilidades que ofrece el sistema cada alumno debe ser responsable y participar correctamente, aportando más que molestando o entorpeciendo la labor de los docentes, ya de por sí con dificultades por el manejo de las nuevas herramientas muchas veces bastante desconocidas para ellos. Desde casa también se puede hacer algo por ayudar a la implantación, motivando a los alumnos a un correcto uso de los materiales, aportando ayuda a las partes, alumnos y profesores, cuando sea posible, etc.

A modo de comentario final, creo que en este momento todavía falta mucho camino por recorrer, los equipos aún no han llegado a los centros o si lo han hecho falta ponerlos en marcha, los profesionales todavía están faltos de formación -y muchos de la más mínima motivación para emprender el camino- y los centros un tanto desbordados por los acontecimientos. Parece una tarea compleja, pero no es algo a conseguir en tres meses ni en un curso académico, si se trabaja, probablemente a medio o largo plazo, se terminará consiguiendo alcanzar algunos de los objetivos, seguro que no todos, pero se podrán ir marcando metas a lograr con el paso del tiempo.

Deja tu comentario