El 2010 ha supuesto el año de la eclosión de las plataformas digitales. Plataformas que pueden integrar contenidos y aplicativos para el aprendizaje y la docencia, o para la gestión de los centros educativos.En un primer momento, se ha puesto mucho énfasis en la tecnología, menos en los contenidos y poco en la transformación de los procesos que implica un cambio tecnológico.
Nuevas empresas han surgido –no de la nada, eso es cierto- con sus propuestas tecnológicas. Muchas de ellas que ya han apostado por otros sectores como el de la salud, la banca o el multimedia.
Reaparecen, por otro lado, los libros digitales, con sus ejercicios y manuales para los tutores que han pillado parcialmente a contrapié al mundo editorial, que rápidamente se ha movilizado para no perder un mercado muy relevante.
Algunas administraciones públicas han forzado el cambio hacia las plataformas para remover el mundo escolar y acelerar procesos de replanteamiento organizativo y pedagógico en los centros y en los equipos de maestros, pedagógicos y directivos.
A mi entender, ahora es el momento de llenar estas plataformas de contenido y de herramientas útiles. La tecnología puede servir de detonante de cambios o puede confundir aún más al personal –docentes, alumnado y familias.
No es momento de echarse atrás sino de analizar rápidamente todos los procesos que fallan en la incorporación de las plataformas y seguir formando a alumnos y especialmente a profesorado en el uso inteligente de la tecnología que tienen al alcance.
En el caso de la orientación académica y profesional, por ejemplo, las oportunidades que puede aportar la utilización de herramientas en línea para que el alumnado pueda conocerse mejor –intereses, valores, capacidades, habilidades- son impresionantes. La tecnología también puede permitir conocer la oferta educativa, las profesiones de toda la vida y las nuevas ocupaciones. Permite también aprovechar los recursos públicos o privados a disposición. Permite orientarse e informarse mejor. Pero, hoy por hoy, no existen muchas propuestas desde el sector público que den respuesta a estas necesidades.
Queda mucho por hacer.
Enric Renau
Editor
