Desafortunadamente, en nuestra sociedad existe un elevado número de colectivos que requieren ayuda para poder superar determinadas situaciones problemáticas que han aparecido en sus vidas. Esta ayuda no sólo debe tener su origen en las instituciones ya que, por desgracia, la demanda supera con creces a la oferta. En este sentido, las asociaciones, las fundaciones y las organizaciones no gubernamentales llevan a cabo una importante labor complementaria que permite extender la acción social más allá de las fronteras que ponen límite a la actuación pública.
Desde el ámbito educativo, los profesionales de la educación debemos utilizar el aprendizaje-servicio como un vehículo que nos permita despertar, en nuestros alumnos, el compromiso social mediante la utilización de una metodología didáctica que les aproxime a la realidad de su entorno para conocer las necesidades existentes. De esta manera, los alumnos pueden desarrollar una mayor sensibilidad hacia las problemáticas que pasan desapercibidas en su día a día y conocer las iniciativas o acciones solidarias que se llevan a cabo para su superación.
Puig y Palos (2006), definen el aprendizaje-servicio como:
"Una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado en el que los participantes se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo".
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, recoge, en su artículo 1, dedicado a los principios de la educación, el siguiente:
c) "La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y la justicia, así como que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación".
El aprendizaje-servicio promueve, en gran medida, estos valores y, por consiguiente, está fundamentado en un marco normativo.
Las diversas propuestas educativas, orientadas a desarrollar el compromiso social entre el alumnado, deben concienciar de que existen necesidades de atención muy diferentes las cuales, para ser llevadas a cabo con éxito, precisan de unos conocimientos previos sobre los que se fundamente el apoyo o la ayuda especializada. Por ello, no debemos olvidar que en los niveles educativos obligatorios tenemos que sentar las bases para que nuestros alumnos puedan, en función de su formación, conocimientos, aptitudes, destrezas y disponibilidad, aportar su trabajo altruista en beneficio de los demás.
Por consiguiente, nuestra enseñanza debe sustentarse en el conocimiento de la realidad que nos rodea para que los alumnos se sensibilicen ante situaciones que pongan de manifiesto la falta de justicia social con la que convivimos y de la que nos distanciamos al no afectarnos directamente. Si atendemos a lo dispuesto en la Ley 6/1996 de 15 de enero, de Voluntariado, existen diferentes áreas de actuación sobre las que pueden llevarse a cabo iniciativas de aprendizaje-servicio:
- Asistenciales.
- De servicios sociales.
- Cívicas.
- Educativas.
- Culturales.
- Científicas.
- Deportivas.
- Sanitarias.
- De cooperación al desarrollo.
- De defensa del medioambiente, la economía o la investigación.
- De desarrollo de la vida asociativa.
- De promoción del voluntariado.
- Cualesquiera otras de naturaleza análoga.
- Responsabilidad.
- Altruismo.
- Solidaridad.
- Sensibilidad.
- Empatía.
- Generosidad.
a) La enseñanza básica es la pieza clave para fomentar el aprendizaje-servicio ya que desde el ámbito educativo se deben construir los pilares esenciales de la participación social de la ciudadanía del futuro. No obstante, existen otros contextos de enseñanza en los cuales se puede formar específicamente para llevar a cabo determinadas labores de asistencia social.
b) Es importante transmitir a los alumnos que esta vocación de servicio a la comunidad favorece el fortalecimiento de su autoconcepto social y les convierte en personas más responsables.
c) La colaboración en un proyecto de aprendizaje-servicio va a posibilitar el conocimiento de la reciprocidad social. Dar nuestra ayuda a personas que lo necesitan siempre nos va a reportar la valiosa recompensa de su gratitud.
d) La implicación del alumnado siempre va a traer consigo aspectos positivos, sin embargo, debemos concienciarlo de que su aportación deberá ir orientada a los conocimientos y a las capacidades que posea.
e) El enfoque pedagógico de un proyecto educativo sobre aprendizaje-servicio debe apostar por un aprendizaje funcional que implique una participación activa en su puesta en marcha, desde su concreción inicial hasta su evaluación final.
En última instancia, es necesario tener en cuenta que la incorporación al marco curricular de acciones educativas, que promuevan el aprendizaje-servicio en la escolaridad obligatoria, es un factor fundamental para la construcción de una futura sociedad en la que la solidaridad y la sensibilidad hacia los problemas de los demás estén garantizadas. Por consiguiente, este planteamiento promueve una actividad que defiende la justicia social desde una perspectiva generosa y vocacional.
Referencias bibliográficas:
Puig Rovira, J.M. y Palos Rodríguez, J.M. (2006). Rasgos pedagógicos del aprendizaje-servicio. Cuadernos de Pedagogía, 357, 60-63.
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (L.O.E.).
Ley 6/1996, de 15 de enero, de Voluntariado en España.
