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Las competencias, un laberinto difícil de resolver

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María Luisa Rodríguez Moreno. Catedrática de Orientación Profesional de la Universitat de Barcelona
La formación de las competencias, de repente, se ha puesto de rigurosa moda. Los educadores y los políticos, están de acuerdo en seguir las recomendaciones de la unión europea en materia de competencias básicas. Pero las modas repentinas a veces son peligrosas. ¿Por qué digo esto? Porque desarrollar competencias -y después evaluar si se han conseguido- no es nada fácil e implica un cambio espectacular en los planteamientos curriculares y en la didáctica de las materias. Por una parte, cambiar los primeros exige un riguroso trabajo en equipo de todo el profesorado implicado, para coordinar qué competencias se desarrollan en qué currícula, cómo evitar el peligro de que se solapen unas otras, cómo graduarlas por niveles de consecución de menos a más complejidad a lo largo de la escolaridad y, finalmente, cómo se han de subdividir en elementos que sean mensurables y objetivables, de modo que la evaluación sea realmente fiable y válida. Para conseguir lo segundo se ha de contar con profesorado muy preparado.

Como puede deducirse, todo este volumen de condiciones previas sólo puede ser puesto en marcha con una formación, en las características de esta nueva corriente, del profesorado que, por supuesto, debe haber conseguido ser competente (nunca mejor dicho) en sus actuaciones docentes, tanto teóricas como prácticas.

Nuestro sistema educativo (a todos los niveles, por cierto) exige (o por lo menos recomienda vivamente) que se desarrollen esas competencias básicas que citan mis colegas de educaweb. Pero me pregunto: ¿Alguien ha planificado y lanzado planes de formación de profesorado para que actualicen sus modos de enseñar, revisen sus metodologías didácticas, aprendan a traducir a términos de desarrollo competencial sus recursos y materiales y, en definitiva, aprendan a enfrentarse de una manera racional (y basada en los principios psicopedagógicos) a esa nueva manera de lidiar con la formación en competencias?

Me temo mucho que estamos dando palos de ciego. No obstante, deseo éxito a todos los formadores de buena voluntad.

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