Con ese categórico arranque me refiero a que, si bien la modalidad virtual ya venía ofreciendo al alumno autonomía para organizar el tiempo de formación e incluso el avance en el estudio y asimilación de los contenidos, las posibilidades de trabajar en equipo, interactuar y de expresarse para aprender con/ de otros (compañeros y tutores) casi no existían más allá de mensajes de texto intercambiados dentro o fuera de la plataforma.
De hecho, si hacemos memoria recordaremos cómo hasta no hace mucho la comunicación tenía siempre un único sentido: para respaldar al alumno en el contexto de su seguimiento individualizado, se le enviaba un mensaje; si el alumno tenía dudas durante su preparación, enviaba a su vez una consulta; etc.
La formación online no era lineal, pues parte de su esencia es permitir al alumno decidir su itinerario formativo, pero la comunicación en el seno de esta modalidad sí que lo era.
Existía la opción de responderse, pero nunca la de trabajar juntos.
Y justo son los servicios asociados a la Web 2.0 los que, dejan florecer todas las potencialidades de la formación on line: ahora ya no se trata de una metodología unidireccional en la que el alumno lee el contenido del curso, repasa o practica con los ejercicios que existan y, si tiene dudas, pregunta al tutor; sino de permitir, ambicionar y potenciar el auténtico autoaprendizaje del alumno, así como de favorecer que éste logre sus metas aprovechando al máximo el conocimiento tanto de los tutores y compañeros, como el suyo propio.
En este nuevo concepto de formación el contenido ya no es el epicentro de la misma, porque pasa a ser elaborado, al menos una parte del mismo, de forma colectiva entre alumnos y docentes.
Precisamente por ello ahora la clave está en ayudar a los nuevos alumnos (porque no se nos debe olvidar que si existe la Web 2.0, es por y para alumnos 2.0) a formarse en red. Esa es la opción que realmente es innovadora y que nos ha abierto la Web 2.0.
De hecho, mirando no sólo el pasado inmediato que acabamos de vivir, sino también el presente y, sobre todo, el futuro más inminente, comprobamos que ese es el camino que estamos recorriendo: el de tender hacia el aprendizaje informal a través de "Personal Learning Environments (PLE)" y, todavía yendo más lejos, de contenido abierto a nuestra disposición en la red de redes, aprendizaje y contenidos que contrastamos y enriquecemos con la ayuda de otros.
Imagen obtenida de Flickr
(http://www.flickr.com/photos/francescesteve/3039956497/)
Todo lo anterior afecta a la metodología de la formación impartida virtualmente puesto que ésta pasa a descansar (siempre que la materia lo permita) en aspectos y actividades colaborativos. Como venimos diciendo, el acento se pone ahora en la capacidad de co-aprender con los compañeros y tutores.
Dicho cambio conlleva inevitablemente cambios en los contenidos:
En primer lugar, al perder ese protagonismo omnisciente que antes se les atribuía al entender el valor complementario que les añade el conocimiento humano (co-construido, como decíamos antes, entre alumnos y equipo docente), ya no son desarrollados ni ofrecidos dentro de las plataformas desde la visión de ser todo lo que hay que aprender durante la preparación.
Sin duda, hay que entender la nueva perspectiva con el matiz que tiene puesto que una formación seria debe construirse a partir de la piedra angular de buenos contenidos. Ni se pueden descuidar ni pretender que ahora son secundarios.
Sencillamente, la formación online ya ha aprendido que tiene que diseñar contenidos específicamente para esa modalidad, de forma que incorporen toda la plasticidad y funcionalidades que hoy en día podemos incorporarles en materia hipertextual, multimedia, etc.
Bajamos a los microcontenidos basados en competencias que se practican constantemente en el curso. Los ejercicios, como práctica auténtica, es decir, permitiendo que el alumno aprenda haciendo, y como evaluación continuada; rematan y distinguen una buena preparación.
En segundo lugar, todo lo anterior sólo puede realizarse partiendo de una nueva manera de diseñar los cursos desde su origen centrados en el alumno, en sus necesidades y capacidades. Ese diseño se concreta en renovar nuestras plataformas de formación online para dar cabida a lugares en los que nuestros docentes y alumnos puedan relacionarse en red, colaborar y compartir contenidos para generar conocimiento.
Porque si los contenidos son la piedra angular, sin duda los docentes que participan activamente en la preparación son las vigas maestras que sujetarán la estructura: profesores-tutores especialistas en e-Learning y facilitadores del aprendizaje.
Como vemos, las herramientas que nos ofrece la Web 2.0 no hacen sino completar y enriquecer, a través de los espacios de trabajo colaborativo que hemos estado citando, el contenido mismo a asimilar, así como ser el complemento ideal para que la función tutorial pueda desarrollarse en toda su extensión.
Estamos en un momento en el que la modalidad de formación online por fin puede ser coherente con la pedagogía constructivista1, que considera el aprendizaje colaborativo la auténtica forma de conocimiento.
Los servicios y herramientas actuales son los que nos permiten dar ese salto en la formación online. Casi se podría decir que la metodología real y puramente virtual por fin se puede desarrollar en plenitud.
Pero como la vida no es sino cambio, y las tecnologías nacen ya condenadas a ser estrellas fugaces superadas por hermanas nacidas meses después, por ello ya estamos dando los primeros pasos de la mano de la Web 3.0 impacientes por saber a dónde nos llevarán los mundos virtuales 3D, los entornos simulados, los juegos serios, videojuegos y demás herramientas similares.
Desde nuestra experiencia en el Campus Virtual de Centro de Estudios ADAMS llevamos más de 10 años trabajando en la línea de facilitar al máximo espacios colaborativos (cuando no había otros, el foro y el chat eran los principales lugares de encuentro) y si bien a veces han sido "básicos" para lo que ahora sabemos que podemos llegar a hacer, no por ello han dejado de servir para que nuestros alumnos, entre ellos y/o con los tutores, puedan plantear dudas, colaborar, repasar juntos o lo que la preparación y ellos necesitasen.
Además en este momento, y contando como contamos con una Editorial propia, la apuesta en contenidos específicos para la formación online es innegable. Contenidos que se van complementando progresivamente con material multimedia (audios y vídeos) con el que vamos caminando en la línea hasta aquí trazada.
La Web 2.0 efectivamente nos ha cambiado, y está cambiando el modelo pedagógico tradicional de Adams. Vamos hacia una inevitable mejora de la calidad de la formación online en sí misma. Y el resto, el resto está por escribir.
Notas al pie:
1. Recomiendo la lectura del artículo de María Victoria Minetti "Las TICs y el aprendizaje colaborativo" publicado en Learning Review http://www.learningreview.es/ii-contenidos-para-e-learning/1649-las-tics-y-el-aprendizaje-colaborativo por tener gran interés y estar íntimamente relacionado con lo aquí expuesto.